Título:
Los Cinco Venenos (Wu Du)
Director:
Chang Cheh
Guión:
Ni Kuang y Chang Cheh
Año:
1978
Intérpretes:
Chiang Sheng (Yang Tieh), Sun Chien (Jefe Ma), Kuo Chui (He Yu/ Dragón), Lo
Mang (Li Hao/Sapo), Wei Pei (Hong Wentong/ Serpiente), Lu Feng (Tan Shan-kui/
Ciempiés)
Por lo
general el cine más serio de artes marciales, y dentro de este los considerados
por el fandom como clásicos, me entra bastante peor que las comedias del género
al estilo de las pelis de Jackie Chan o Sammo Hung. Pero de vez en cuando me
encuentro con alguna que me cae en gracia y me acaba fascinando más que las de
cachondeo. Me pasó con la saga de Ip Man con Donnie Yen (clásico moderno del
cine de artes marciales donde los haya), me pasó con Las 36 cámaras de Shaolin
y me ha pasado con Los Cinco Venenos.
Si
hubiera que escoger cinco películas de kung-fu verdaderamente influyentes a
nivel cultural, Los Cinco Venenos entraría dentro del lote casi seguro por ser
fuente de inspiración para mil y un productos posteriores, desde episodios de
los Power Rangers hasta el Kill Bill de Tarantino, pasando incluso por el mundo
musical, tal y como lo demuestran los trabajos de los raperos Wu Tang Clan (que
incluso llegaron a samplear la banda sonora y algunas líneas de diálogo de la
película en su primer álbum, Enter The Wutang-36th Chamber). Y no es para
menos, porque aún siendo una película hongkonesa, la película desarrolla un
guión tan perfectamente asimilable por el mundo occidental que se podría
sustituir a los cinco luchadores protagonistas por cinco pistoleros
legendarios, ambientando la película en los tiempos de la fiebre del oro en
California, y tendríamos un western al uso cojonudo.
La
trama gira en torno, como no, a los Cinco Venenos, un grupo de cinco luchadores
de kung-fu entrenados en el dominio de técnicas increíblemente mortales y
apodados cada uno de ellos con el nombre de un animal característico(El Sapo,
El Dragón, La Serpiente, El Ciempiés y El Escorpión). Cuando el mentor de estos
guerreros se encuentra cerca de la muerte, encarga a su último discípulo dos
tareas: encontrar a los miembros del clan que han mancillado el nombre del
mismo y derrotarlos, y hallar también un tesoro ancestral escondido por uno de
sus fundadores y donarlo a beneficencia. Los problemas comenzarán desde el
primer momento, pues los Cinco Venenos también persiguen el tesoro y su
identidad permanece oculta, pues ni los propios integrantes del grupo conocen
las identidades reales de sus compañeros.
Muchísima
información que no es transmitida de golpe y sin vaselina en un prólogo en el
que cada uno de estos luchadores magistrales realiza una exhibición de las
distintas técnicas de lucha que domina cada uno para, seguidamente, saltar
directamente al escenario rural donde se desarrollará el resto de la acción. Y
sin embargo, la peli lleva a cabo una labor excepcional al dejarnos claro desde
el principio donde se sitúan cada uno de los personajes, quienes son en
realidad (dejando una de las identidades secretas, la del Escorpión, como
misterio para ser desarrollado a lo largo de la trama), cuáles de ellos son los
buenos y cuáles los malos, de manera que durante el resto de la peli sólo
tenemos que sentarnos a disfrutar de una trama que combina el cine de artes
marciales más puro (con unas coreografías para mi gusto no demasiado
espectaculares que no hacen sino dar más peso y espacio al resto de matices
argumentales de la peli), el thriller de misterio y, sorprendentemente, el drama
judicial, sin tener que devanarnos los sesos en ningún momento. Y si, he dicho
drama judicial. Porque el epicentro de la película lo ocupa el proceso al que
se ve sometido uno de los personajes y en el que entran en juego las famosas
torturas chinas, en momentos que, porque los medios y los efectismos son los
que son, pero que si estuvieran hechos con pasta y medios actuales serían unas
burradas de categoría (hablamos de escenas en las que le queman la espalda
entera a un tío con un hierro candente o en las que a otro señor le meten un
gancho por la garganta y le rajan el cuello desde dentro). Y, con todo, la peli
es súper entretenida y, como no se centra demasiado en los combates ni se
encuentra demasiado arraigada a la cultura y mitología china, es seguramente
una de las pelis de artes marciales que mayor potencial tiene de entrar bien al
público general, incluso a aquel que no comulgue demasiado con el género.
La
cinta está protagonizada por un grupo de cinco actores que habían estudiado
juntos en la Ópera de Peking y para los cuales esta resultó ser el trampolín a
la fama, de manera que a posteriori serían conocidos entre el fandom como The
Venom Mob (“La banda Veneno”) y protagonizarían una serie de películas
conjuntamente, haciendo cada uno de los miembros del grupo, además, carrera en
solitario de manera más o menos exitosa. Destacan por curiosas la filmografía
de Lo Mang, el más prolífico de todos ellos y el que aún mantiene una carrera
relativamente activa (habiendo participado recientemente en Ip Man 2, Ip Man 3
y The Grandmaster de Wong Kar-Wai) y la de Chien Sun, actor que, si bien no
tiene una filmografía tan abundante, vio abultado su currículum durante los
años 80 al aparecer sin acreditar en diversas películas de la Filmark dirigidas
por Godfrey Ho (que, como todo aquel que indague mínimamente en el género
descubrirá, montaba muchas veces sus películas insertando metraje de diversas
pelis de kung-fu ignotas, casándolas como buenamente podía con todo el morro),
como pueden ser El guerrero ninja americano, El diablo de la dinamita o
Contraespionaje en la selva (conocida también como Devil’s Dynamite: El diablo
de la dinamita a pesar de que se trate de una película completamente distinta a
la antes mencionada). Dirige la cinta Chang Cheh, uno de los más consagrados y
prolíficos directores de la Shaw Brothers y responsable de algunos de los más
respetados films de kung-fu de la compañía, como pueden ser Shaolin Invencible,
El espadachín manco, El retorno del espadachín manco, La Furia del tigre
amarillo o El luchador de Shantung.
El
éxito entre el fandom de Los Cinco Venenos procuró que en años posteriores a su
estrenó apareciera alguna que otra película en el mercado americano que se
vendió como secuela de la original. Así tenemos, por ejemplo, Crippled Avengers
en 1978, que sería conocida también como Return of the Deadly Five Venoms (y
que, por cierto, tiene muy buena pinta, ya que trata de un grupo de luchadores,
cada uno de ellos con una discapacidad distinta, que deben combinar sus
minusvalías para lucha contra el mal); Attack of the Joyful Goddess en 1983,
también conocida como Five Venoms Attack o, ya en 1988, Vampire Kid II, que al
menos en el mercado del DVD se ha llegado a vender con el título de 5 Venoms
vs. Wu Tang (me atrevo a intuir que aprovechando el tirón de los Wu Tang Clan
para intentar engañar al posible espectador). En España, como tantas otras
pelis de la Shaw Brothers, no llegaría a estrenarse hasta el boom del DVD en la
década pasada (según los rumores que circulan por la red, debido a que las
distribuidoras compraban, por el mismo precio que les costaba una única peli de
la Shaw Brothers, un puñado de pelis de la IFD o la Filmark, a las cuales les
sacaban la misma o mayor rentabilidad de las de la prestigiosa compañía
hongkonesa) , siendo editada por Manga Films en la que es la única edición
patria que se puede encontrar actualmente si uno se molesta en buscarla.
Y poco
más se puede decir de Los Cinco Venenos. Como he comentado, una película muy
entretenida, que puede entrar muy bien incluso a profanos en el género y que,
ya después de vista, constituye un visionado básico para todo aquel espectador
que se quiera cultivar mínimamente en el cine de artes marciales. Muy
recomendable.