Título: Magic Mike
Director: Steven Soderbergh
Año: 2012
Guión: Reid Carolin
Intérpretes: Channing Tatum (Mike), Alex Pettyfer (Adam "El Niño"), Joe Manganiello ("Pollón" Ritchie), Matt Bomer (Ken), Kevin Nash (Tarzán), Matthew McConaughey (Dallas), Cody Horn (Brooke)
Steven
Soderbergh es un director que ni me atrae ni controlo en absoluto. Channing
Tatum es un actor que ni me gusta especialmente ni me llama la atención. Y aun
así me he tragado Magic Mike como si fuera un rabo. ¿Por qué? , porque es una
peli de tíos que se despelotan delante de mujeres y eso llama la atención. Porque, no nos engañemos, las
pollas, al igual que las tetas y los coños, venden.
La
película gira en torno al Mike que menciona el título, obrero de la construcción
por la mañana, stripper por la noche en un sucio club de Tampa y soñador a
tiempo completo, pues la ilusión de su vida es montar un negocio de venta de
muebles de diseño hechos a mano. Un día conoce a Adam, un chaval de 19 años
bastante perdido en la vida, al cual engaña para que atraiga a unas clientas al
club de striptease y, posteriormente, para que se despelote durante una de las
funciones. De esta manera, Mike y Adam entablaran una amistad mientras ambos
progresan en el atractivo pero igualmente sórdido mundo de los strippers
masculinos.
Esto
viene a ser en el fondo una historia de perdedores como tantas se han hecho
antes, de loosers que persiguen sus sueños imposibles en un mundo que es la
sordidez absoluta disfrazada de alegría y luminosidad, una dualidad que queda
perfectamente reflejada en la película en una escena en la que Mike le está
explicando a Adam lo fácil y sencillo que es el trabajo que va a realizar
mientras, en un desenfocado primer plano, el personaje de Joe Manganiello se
insufla aire en la polla con una pera para mantenerla erecta antes de salir a
dar espectáculo. Es un mundo que parece poblado de gente super cachonda y super
maja cuando en el fondo no son más que un atajo de miserables, un grupo en el
que no es un drogadicto es un borracho o un traficante o un avaricioso hijo de
la gran puta. Y como ver la miseria humana representada en la gran pantalla
siempre resulta efectivo pues esta representación del universo en el que se
mueven los personajes sea posiblemente lo mejor que tiene que ofrecer la peli.
Channing
Tatum es un actor que expresa lo mismo que una patata hervida cuando afronta un
papel serio. Y sin embargo aquí sorprende muy positivamente en los momentos de
comedia de la película, que tiene unos cuantos como, por ejemplo, la escena en
la que aparece travestido de Marilyn Monroe y le pone los huevos en la cara al
personaje de Adam para despertarle. Visto esto, entiendo perfectamente a
aquellos que destacaban sus virtudes como actor cómico en Infiltrados en clase
y su secuela y auguro que, al igual que otros actores cachas de mierda antes
que él como, por ejemplo, The Rock, va a encontrar en su vis cómica el camino a
seguir para forjar su carrera a partir de ahora. Eso sí, el cabrón sabe moverse
en la pista y se marca unas coreografías mientras se desnuda en el escenario
que molan un cojón y medio.
El
co-protagonista, Alex Pettyfer, es uno de estos chavalines jóvenes, mozos y
guapos que consiguen meter a las niñatas en las salas de cine pero que no
transmiten absolutamente nada, y menos aún cuando está rodeado de un elenco de
secundarios que se lo comen con patatas, a saber: Joe Manganiello (el próximo
Deathstroke del Universo Cinematográfico DC), Matt Bomer (un mozalbete muy
bello que se ha alzado en las últimas temporadas de American Horror Story), el
ex-wrestler Kevin Nash, el cómico latino
Gabriel Iglesias y, por encima de todos, Matthew McConaughey en la etapa post
True Detective y post El Lobo de Wall Street y justo antes de hacer Interstellar y
de llevarse el Óscar por Dallas Buyers Club (en otras palabras, los mejores
años de su carrera), interpretando al dueño del club de striptease, un
personaje que es todo carisma y para el cual se guardan los mejores speeches y
las mejores líneas del guión en un momento en el que aún no se había
re-descubierto del todo el talento de este actor. Entre tanto rabo tenemos,
poniendo el contrapunto femenino, a la casi desconocida Cody Horn
interpretando a la hermana de Adam, a la
guapilla Olivia Munn (Mariposa Mental en la última peli de la saga X-Men y uno
de los personajes principales de la serie de TV The Newsroom) como la amante de
Mike y a Riley Keough, nieta de Elvis Presley y una de las nuevas musas del
cine independiente americano encarnando a una zorrilla que se cruza en un momento
en las vidas de nuestros protagonistas.
Una
gran parte del presupuesto de la película salió del propio bolsillo de Channing
Tatum, el cual estaba especialmente interesado en sacarlo adelante pues él
mismo había trabajado de stripper de jovencito y quería ver reflejado dicho
mundo en la gran pantalla. Este, como productor que era, quería en un principio
que la cinta la dirigiera el gran Nicholas Winding Refn (discípulo del
cantamañanas y lisérgico Alejandro Jodorowsky), el cual accedió en un principio
a cambio de que el propio Tatum rodara a posteriori una película con él. Como
dicho proyecto nunca salió a la luz y además el propio Refn estaba ocupadillo
triunfando como la Coca-Cola dirigiendo a Ryan Gosling en Drive y Sólo Dios
Perdona, renunció al proyecto y le pasó el testigo a Soderbergh que acabaría
sumando también un buen puñado de dólares al presupuesto. Soderbergh, como he
dicho antes, es un señor que no me atrae en absoluto. En su faceta de cineasta
independiente me parece (al menos en lo que he visto de momento de él) un
pedante de cojones y en su faceta mainstream (en la que se incluye su, en mi
opinión, mejor película, Ocean’s Eleven y la crudísima y brutal serie de
médicos The Knick), un ser impersonal. Gracias a dios, es en esta última categoría
donde cae Magic Mike, lo que hace que el trabajo de este señor tras la cámara
no esté ni tan mal.
La
película gustó bastante tanto a crítica como a público y, partiendo de un
presupuesto de apenas 7 millones de dólares consiguió recaudar 167 millones,
algo a lo que en el mundo del cine se le llamo “petarlo a niveles extremos”.
Como era de esperar esto generó una secuela en 2015, Magic Mike XXL, y una
conversión de la película en un musical de Broadway que se encuentra
actualmente en preparación. Y es que como he dicho al principio, las pollas y
los hombres en pelotas también venden.
Por
cierto, en líneas generales, la peli esta guay, es solvente y merece la pena un
visionado o dos sin ninguna dudad. Notable.