lunes, 20 de noviembre de 2017

ENCUENTROS EN EL MÁS ALLÁ de Sammo Hung Kan Bo


Título: Encuentros en el más allá (Gui da Gui)
Director: Sammo Hung Kam Bo
Año: 1980
Guión: Sammo Hung Kam Bo, Huang Ying
Intérpretes: Sammo Hung Kam Bo (Cheung el Valiente), Chung Fat (Sacerdote Tsui), Chan Lung (Sacerdote Chin Hoy), Huang Ha (Jefe Tam), Leung Suet-Mei (Esposa de Cheung), Yuen Biao (Vampiro)

Una de las películas de kung-fu dirigida por el grande entre grandes y gordo entre gordos Sammo Hung pertenecientes a la década de los 80, cuando el cine de kung-fu estaba en pleno apogeo y películas como Los Supercamorristas, La Mantis maldita o la cojonudísima Protección a un ser menor vieron la luz para quedarse para siempre como algunos de los mejores ejemplos del género. Encuentros en el más allá es, además, precursora de no uno, sino dos subgéneros del cine de kung-fu, el que mezclaba la comedia de artes marciales con elementos terroríficos y el subgénero de vampiros chinos, del cual se harían un buen puñado en años posteriores.
La peli nos cuenta la historia de Cheung, un chino que trabaja como chofer llevando a ricos a encuentros amorosos con trabajadoras del placer y que, además, se jacta de ser tan valiente que no se deja asustar por fantasma alguno. Cheung tiene una esposa, la cual le pone vilmente los cuernos con uno de estos hombres de dinero. Entre ellos dos contratan a un sacerdote capaz de resucitar a los muertos para quitarse de encima al marido cornudo dándole un susto mortal. Sin embargo, cuando el hermano del sacerdote se entera de este complot las cosas acabarán torciéndose para disgusto de Cheung, que verá puesto su valor a prueba.
Los vampiros chinos no son los mismos que conocemos aquí en Occidente, ni se rigen por sus mismas normas. En lugar de ser no muertos que no pueden ver la luz del sol y mueren si se les clava una estaca en el corazón se tratan de cadáveres reanimados y controlados mediante magia negra que si que, al igual que sus equivalentes occidentales, succionan la sangre de sus víctimas. El primer acierto de la peli es que todo este trasfondo de rituales y tradiciones chinas no se convierta en un escollo sino que, por el contrario, no complique demasiado la trama, que por otro lado, se centra más en hacer comedia que en ahondar en el terror. Y es en este aspecto donde más gana, porque yo, personalmente, prefiero mil veces más este tipo de cintas en lugar de los clásicos más serios y mejor valorados por la crítica (tipo Las 36 cámaras de Shaolin o Los 18 hombres de bronce), las moderneces (tipo Tigre y Dragón o La Casa de las dagas voladoras) o las pelis de espadachines (el mítico género Wuxia). Y en este terreno Sammo Hung y Jackie Chan eran los reyes indiscutibles.
La peli está llena de chistes políticamente incorrectos (recalcando especialmente ese final que sería imposible que fuera rodado hoy día sin que arrastrara polémica) intercalados con grandes coreografías de kung-fu como era la costumbre en este tipo de productos (a destacar la pelea de Sammo Hung con su propia mano hechizada por el sacerdote antagonista, que recuerda inevitablemente a la escena de la mano poseída del Terroríficamente muertos de Sam Raimi, o el espectacular duelo final). Y es que si juntamos todo esto, uno no puede menos que entretenerse muchísimo y acabar el visionado con una sonrisa. Películas de artes marciales que no hacen daño a nadie y de las que ya es casi imposible que se vuelva a hacer algo parecido. Casi imposible ya que las cintas de este género busquen el mero entretenimiento en lugar de intentar ser sesudas o mostrar referencias para mostrar lo puesto que está el director en la materia.
Acompañando a Sammo tenemos a un buen puñado de actores secundarios habituales de las chorrocientas cintas de artes marciales que se rodaron entre los 70 y los 90 (si alguno de los chinos que aparecen le suenan de alguna otra peli, probablemente esté en lo cierto) y , junto a estos, sorprende a uno el ver que el vampiro chino contra el que Sammo Hung lucha en un par de ocasiones es nada más y nada menos que Yuen Biao, el tercero de Los Supercamorristas junto a Sammo y Jackie Chan, que tanto colaboró antes y después con estos pedazo de artistas marciales y que, a pesar de no ser tan conocido como los susodichos, estaba a su misma altura en cuanto a técnica e incluso se puede decir que en algunos papeles llegó a superar a sus compañeros. Desde aquí, rompo una lanza, por insignificante que sea, a favor de Yuen Biao. Hay que reivindicar siempre que se pueda a estas figuras que, desgraciadamente, jamás llegaron al mainstream.
Aquí a España la peli llegó directamente en VHS (distribuida por Manga Films) y, con los años, acabó siendo también lanzada en DVD en al menos dos ocasiones: la primera, una edición bastante costrosa hecha a partir de un transfer del VHS y distribuida también por manga; y la segunda, una versión remasterizada de dos discos distribuida por Selecta Vision la cual, si algún día la encuentro de segunda mano, se acabará viniendo conmigo a casa.

Estas pelis no suelen dar mucho de sí a la hora de comentarlas, pero me gusta comentar alguna de vez en cuando y mostrar este género en todo su esplendor a aquellos que no lo conocen. Porque cuando dan en el clavo estas pelis son de las que siempre entretienen y nunca decepcionan.


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