miércoles, 4 de abril de 2018

COMO PERROS SALVAJES de Paul Schrader


Título: Como perros salvajes (Dog eat Dog)
Director: Paul Schrader
Año: 2016
Guión: Matthew Wilder
Intérpretes: Nicolas Cage (Troy), Willem Dafoe (Mad Dog), Christopher Matthew Cook (Diesel), Paul Schrader (Grecco el Griego), Omar Dorsey (Moon Man), Louis Perez (Mike Brennan)

Paul Schrader es ya de por si un personaje cuya propia peripecia vital da para un dramón que te cagas. Educado en un ambiente calvinista y reclusivo no vio su primera película en cines (Un sabio en las nubes fue, por cierto) hasta los 17 años. Ya de mayor, tras haber pasado por la escuela de cine y por una etapa como crítico especializado en varios medios de prensa, acabó metido de lleno en medio de todo el movimiento del "Nuevo Hollywood", codeándose con figuras de la talla de Coppola, Spielberg, Milius o Scorsese. Para este último firmó los que son sus más reconocidos trabajos como son los guiones de Taxi Driver y Toro Salvaje, amen de un par de colaboraciones más en La Última Tentación de Cristo y Al límite. Ya para entonces, la salida del ambiente represivo en el que creció unido al lisérgico mundo del Hollywood setentero había convertido a Schrader en un ávido consumidor de sexo indiscriminado y cocaína, lo que acabó causándole un buen puñado de problemas de depresión y tentativas suicidas que hicieron que terminara escribiendo los guiones de sus proyectos fílmicos con una pistola cargada a mano por si le daba el último bajón. Un agujero del que tardaría varios años en salir. 
Y a pesar de que su labor de guionista sea la razón por la que es considerado un genio del cine americano moderno, su trabajo tras las cámaras no se queda corto, teniendo en su haber más de una veintena de títulos como director entre los que se incluyen películas muy bien recibidas por la crítica, como Aflicción, American Gigolo, Mishima: una vida en cuatro capítulos y un film que me flipa, Desenfocado (Auto Focus), a la par que otras cintas más pequeñitas y que no gustaron tanto entre los expertos en la materia, como pueden ser Adam resucitado, The Canyons con Lindsay Lohan o la cosita que vamos a comentar hoy aquí. 
Como perros salvajes nace como un intento de redención personal de Schrader por la oportunidad perdida que supuso su colaboración previa con Nicolas Cage en Caza al terrorista. En dicha peli, la productora metió bien las zarpas, cortando y remontando sin contar para nada con la opinión  del director, lo que acabó desembocando en un producto bastante alejado de la idea original de la que partía y en Schrader renegando por completo del proyecto. Así, partiendo de un presupuesto mucho más ajustado de lo habitual, y contando con un equipo bastante más amateur de lo acostumbrado (formado en gran parte por estudiantes de escuela de cine recién graduados), Schrader se lanza a reclutar de nuevo a Cage para rodar, en esta ocasión, lo que le da la puta gana sin impedimento alguno. Nicolas aceptó el participar en la peli siempre y cuando no recayera sobre él el papel de chalado pasado de rosca que se exigía para uno de los personajes principales (algo que a lo mejor sueles poner en tus cláusulas cuando te has convertido en un meme de internet y medio mundo se mofa de ti por tus interpretaciones más sobreactuadas). Ante la necesidad de recurrir a otro actor que se encargara de dicho papel, la bombilla se le encendió a Schrader. Si necesitas un actor feo como una gárgola y excéntrico como el sólo, ¿Quién mejor que Willem Dafoe? El buen hombre, a pesar de haber colaborado en el pasado con el director, se negó en un primer momento a aceptar el papel, y fue sólo ante la cesión del propio Nicolas Cage de 100.000 dólares de su propio sueldo (con el fin de asegurar la paridad de salarios entre ambas estrellas) que Dafoe firmó el contrato. Los mismos ajustes presupuestarios que pusieron en peligro la intervención de este último en la peli fueron los que hicieron que, tras la negativa por parte de figuras como Michael Douglas, Quentin Tarantino, Martin Scorsese, Nick Nolte, Christopher Walken o Jeff Goldblum, el propio Schrader se encargara de interpretar él mismo uno de los papeles secudarios, el del mafioso Grecco el Griego, poniéndose delante de las cámaras por primera vez en su carrera a los 70 años de edad. Con todo esto y un puñado de actores más ignotos que otra cosa, se filmó y lanzó el proyecto.
Y lo que tenemos es una pura y absoluta excentricidad en la que filtros de colores, efectos digitales en los que falsos marcos de televisión se integran en la imagen, en la que la gloriosa sobreactuación de los dos protagonistas es una constante  y en la que presenciamos desde el asesinato de una gorda hasta una pelea de chorretones de ketchup y mostaza pasando por una imitación de Humphrey Bogart perpetrada por el señor Cage que bien podría ser una ensoñación del personaje o no. 
Es una peli de esas que no son interesantes, que pueden llegar incluso a aburrir (seguro que lo consigue en la mayoría de los casos), pero que resulta increíble por el hecho de que sea una ida de olla descomunal de un profesional tan histórico en Hollywood. En los USA la peli fue directamente al mercado doméstico, pero en el mercado internacional (donde la figura de Cage es capaz todavía de llevar a gente al cine) contó con un estreno limitado en algunos países europeos donde consiguió recaudar algo más de 69.000 dólares. Aquí en España congregó a poco más de 2700 espectadores en salas...o dicho de otra forma, no interesó absolutamente a nadie.
El propio Paul Schrader afirmaba en una entrevista: "He tenido la fortuna de haber estado involucrado, a lo largo de mi carrera, en films muy presitigiosos e importantes. Dog Eat Dog no es uno de ellos". Se aprecia la sinceridad de este señor al proclamar que no está buscando la trascendencia, pero si esto es lo que entiende por un proyecto personal de redención, apaga y vamonos.
El buen señor actualmente prepara First Reformed, un thriller con ecologismo de por medio protagonizado por Ethan Hawke y Amanda Seyfried que tiene toda la pinta de ser un encargo de algún estudio. Y quizá sea uno de esos autores a los que las grandes productoras deban de ponerle freno para evitar idas de pinza como esta y algunas de sus últimas obras. Es decisión del espectador el valorar a Schrader por sus desvaríos de anciano actuales, por las cojonudas pelis que dirigió en el pasado o por las obras magnas que guionizó para algunos de los grandes directores del siglo pasado. Para mi la cosa está bien clara.