viernes, 31 de diciembre de 2021

ESPECIAL FIN DE AÑO: Mis 5 películas favoritas de 2021

 


Volvemos una vez más al ya consabido especial fin de año. El único post que no me salté a la torera ni en el catastrófico y apocalíptico año 2020.
Si comparamos como esta la cosa respecto al año pasado habrá quien diga que este 2021 ha sido igual de bizarro y descarnado que el fatíco "Veinte Veinte". No es para menos, entre volcanes, variantes del Corona de todos los tipos, la luz alcanzado precios estratosféricos, la puñetera Filomena, ventisca de ventiscas, de principios de año, la marcha de Messi del Barça, y tantas y tantas otras cosas inesperadas que hemos vivido, bien merece esa categorización. Aquí sin embargo hay uno que, en contra de lo que es habitual en mi persona, se encuentra bastante más optimista que de costumbre, habiendo tenido un año ocupadísimo entre estudios y curro pero viendo que la cosa poco a poco va volviendo a su cauce y que, vacunas mediante, hemos empezado la larga marcha al final de la cual dejaremos atrás todas las mierdas pandémicas sufridas.

Pero hemos venido aquí a hablar de cine. Y que gran año se nos ha quedado al final.
Si bien el año pasado me las vi y desee para completar mi listado anual y, según apuntaba el primer semestre del año, este 2021 iba a resultar igual de pobretón, la avalancha de títulos potentes que empezaron a ver la luz del verano en adelante nos ha dejado una temporada en la que un servidor ha disfrutado del cine y de la experiencia de las salas de grandes pantallas como hacía años que no lo hacía. Y es que había ganas, pero, sobre todo, había toda una plétora de películas que acumulaban retrasos en cartelera sobre retrasos. Tarde o temprano todo eso tenía que salir por algún lado y bendito sea que haya ocurrido en este año, otro en el que ha sido especialmente necesario desconectar de la vida por un par de horas de vez en cuando.

Treinta y uno han sido los estrenos visionados por mi persona este año. Casi todos en pantalla grande, aunque hay alguno que vino arrastrado por el "torrente" de internet a mi vida y, los que menos, que han sido visionados plataforma de streaming mediante.
Las reglas de este tipo de posts ya las he repetido al hartazgo, pero lo haré de nuevo por si acaso.
Entran en la lista de visionados películas que se hayan estrenado este 2021 en cualquier canal audiovisual (Sala de cine, formato físico o Video On Demand) tanto internacionalmente como en España (por eso de que algunas cosas nos llegan con retraso y tal).

Hay cinco pelis que conforman mi "top" de favoritas del año, a las cuales sumo unas pocas menciones honorables que por una u otra razón no entran en este a pesar de que me hayan gustado lo suficiente como para rozarlo, la peli que más me ha sorprendido del año, para bien o para mal, ya se verá luego, y también, la puta mierda más apestosa que me he tragado en estos doce meses. Cerrará el artículo unas pequeñas líneas dedicadas al resto de pelis que no han entrado en ninguna de estas categorías.
Igualmente insto a los lectores a recordar que esto es un ranking que nace de una opinión personal que no tiene por que coincidir con la suya y también les recuerdo que, aunque intentaré que no sea así, puede haber SPOILERS en alguno de los comentarios posteriores, así que si ves algún título del que no quieras conocer detalle alguno y no te quieres arriesgar, avanza para abajo con la ruedecita del ratón o cierra la pestaña. Tranquilo, no te juzgaré.

Sin más, desearles a todos un feliz año entrante, que miren a la vida con una sonrisa de vez en cuando y, si son de los que les gusta el cine de verdad y no solo rajar de las pelis en Twitter y soltar bilis por la red, que reciban un 2022 lleno de razones por las que volver a meterse en una sala a disfrutar por todo lo alto de la pantalla grande y el sonido envolvente.

Y ahora, empecemos con...

MENCIÓN HONORABLE: Maligno de James Wan



Entre peli de superhéroes y peli de superhéroes, James Wan vuelve al género que le vio nacer para ponerse al frente de una auténtica locura de película en el mejor sentido de la palabra.

Maligno es una cinta de terror que salta continuamente de un subgénero a otro sin dar tregua al espectador. En un momento es una peli sobrenatural a lo Poltergeist para, al siguiente convertirse en un thriller con psychokiller de por medio, en una monster-movie o, incluso, cometer la osadía de transmutarse en una especie de siniestra peli de superhéroes con el despliegue de fuegos de artificio que se espera de una cosa así.

Las referencias visuales están expuestas como si de un escaparate se tratara para que el espectador disfrute de ellas sin que tenga que estrujarse la cabeza para encontrarlas. Las clásicas pelis góticas de fantasmas, el cine de la primera etapa de Cronenberg o el giallo italiano son algunos de esos referentes, y Wan salta entre ellos temática y visualmente sin problemas, adaptándose a los requerimentos de cada uno a la perfección, lo que es prueba más de que, fuera coñas, es uno de los mejores directores de estudio con los que uno se puede encontrar en la actualidad, algo especialmente reseñable teniendo en cuenta sus inicios, algo que pude volver a comprobar recientemente (más que nada porque revisioné Saw por enésima vez y me volví a dar cuenta de lo patán que era cuando empezó en esto del cine).

Todo ello viene aderezado con una trama que va a toda máquina, con su correspondiente giro de guión que no te ves venir de lo loco que es, y sostenida por la interpretación de la protagonista y pieza central del mismo, Annabelle Wallis, actriz sin apenas títulos reseñables en su carrera cinematográfica  pero con notables intervenciones en TV en series como Los Tudor o Peaky Blinders, lo que convierte a Maligno en un producto que, sin ser tan excelso como muchos otros de este 2021, es, posiblemente, uno de los más entretenidos que nos ha dejado el año.

Y para más inri, tiene uno de los pósters más chulos que han pasado por las carteleras del mundo en estos doce meses.


MENCIÓN HONORABLE: Godzilla vs Kong de Adam Wingard


Me da una satisfacción inabarcable pensar que, mientras que en 2020 cierto tipo de público iban proclamando antes de tiempo que Christopher Nolan y su Tenet iban a ser los salvadores del cine made in hollywood tras la etapa fuerte de la pandemia, fueron un lagarto radiactivo y un mono gigante los que petaron las salas a lo grande por primera vez en tiempos del covid a principios de este año.

Recapitulemos un poco en lo referente a la trayectoria del Monsterverse de la Universal. El reboot de Godzilla de 2014 presumía de seriedad y de aportar una dignidad nunca antes vista al personaje y no terminó de satisfacer al público, ya no digamos de cumplir esos objetivos. Kong: la Isla Calavera es una gran película de aventuras con monstruo, pero aún arrastraba algo de esa seriedad que su predecesora tenía. Godzilla: Rey de los Monstruos tenía un guión diarreico pero nos deleitó con algunos de los diseños de monstruos más chulos en años, modernizando los clásicos y mostrándolos por todo lo alto con planos chulísimos y peleas espectaculares.

Godzilla vs Kong es la culminación natural de esa evolución. Una película en la que la lógica salta por la ventana para no volver y que pone los mejores efectos especiales por ordenador que Hollywood se puede permitir al servicio de peleas de monstruos coreografiadas como si fueran combates de la WWE. La trama es una huida constante hacia adelante en la que se encuentran la teoría de la tierra hueca (con su inevitable referencia al Viaje al Centro de la Tierra de Julio Verne), robots del tamaño de rascacielos o un hacha de piedra cargada con radiación procedente del núcleo terrestre entre otras idas de olla. La presencia de humanos en la misma, con estrellas de la talla de Alexander Skarsgard o Millie Bobby Brown (que repite su papel de Rey de los Monstruos), está justificada por el hecho de que el mono y el lagarto por sí solos no pueden hacer avanzar la trama, pero destacan entre poco y nada frente a dos monstruos infográficos que casi expresan emociones de la misma manera que los seres humanos reales que aparecen junto a ellos.

Ni que decir cabe que todo ello la convierten en uno de los grandes entretenimientos del año. Risas y diversión aseguradas en una peli que, sobre el papel tendría que ser igual de coñazo que las pelis de serie Z de canales tipo SyFy o que sus homólogas japonesas añejas (lo siento por los fans). Pero esa es la magia de las pelis de estudio hollywoodienses bien hechas, ¿no? Que entran así de fácil y así de bien.

Que un señor como Adam Wingard, procedente del cine de terror independiente, sea capaz de coordinar un espectáculo como este sin problemas me hace preguntarme, una vez más, si no estamos aupando a la categoría de "grandes directores" al tipo de gente equivocada.


MENCIÓN HONORABLE: Spiderman: Sin Camino a Casa de Jon Watts


A la hora de pasar factura al ya inevitable subgénero cinematográfico superheroico de este 2022 teníamos para elegir entre unos cuantos ejemplos. Y de entre todos los candidatos, la que se lleva la palma por el peso que ha tenido entre el público, en su propio universo compartido y, por que negarlo, en las emociones generadas en un servidor ha sido la última aventura del hombre araña.

Intentar comentar esta peli sin destripar ningún detalle es tarea imposible, así que me limitaré a comentar que Sin Camino a Casa ejecuta en la mitología de Spiderman el mismo tipo de homenaje que Vengadores: Endgame hizo con los doce años previos de historia del MCU, que está repleta de grandes actores acometiendo grandes papeles y que demuestra que todo ese público comiquero que rajaba agusto de lo atroz que era este Spiderman hipertecnológico e ingenuo de Tom Holland (que, por cierto, queda retratado como el mejor actor de los tres que ha encarnado al personaje, me chupa un huevo el que opine lo contrario) ha quedado retratado como un sector impaciente y bocazas, pues esta peli nos muestra que la trilogía acometida tras el acuerdo entre Sony y Disney tenía una hoja de ruta planificada que nos ha conducido al Spiderman más purista y fiel a los tebeos, más aún que el de las pelis de Sam Raimi de la década pasada, con el cual vamos a disfrutar a lo grande en años venideros, demostrando una vez más, el potencial ilimitado de este MCU cuando sus productos están cuidados.

No puedo decir nada más sin colar cientos de spoilers. Sólo decir que en mi visionado hubo risas, gestos serios y un público entregadísimo que aplaudió con las mil y una sorpresas de la peli. La crítica se ha rendido ante ella y va camino de ser el gran taquillazo del año.

No hay otra, es la imprescindible de superheroes de este 2021.


Y dicho esto, vamos con el top del año, que estrena por todo lo alto...


5. ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO de Edgar Wright


No soy fan de Edgar Wright ni mucho menos. Su "Trilogía del Cornetto" me entretiene pero no me hace especial gracia, detesto su Scott Pilgrim contra el mundo, no he visto su Baby Driver y fui de esos a los que le dio igual cuando Marvel le apartó del proyecto de Ant Man. Pero al césar lo que es del césar, se ha marcado una peli con un par de huevos.

Última Noche en el Soho tiene algunos de los momentos más terroríficos del cine de este año y algunos de los más alegres también. Es un thriller sobrenatural que te planta una trama que crees conocer de antemano para darle luego el meneo a tu cabeza, habiendo jugado al despite con éxito. Su lectura sobre como se pueden cometer actos atroces en nombre del empoderamiento personal y esa moraleja final que muestra que incluso las figuras de moralidad más grisácea pueden inspirar a otros a hacer algo positivo con sus vidas me conquistó. 

Ignoro si la reconstrucción del Londres de los años 60 es fidedigna o no, pero no cabe duda de que esta hecha con gusto y pasión, especialmente en esa primera secuencia de presentación de la época que es todo un festival de referencias. La selección musical del film es de esas que tienen marcando el ritmo con el pie toda la peli y enganchado a la lista de reproducción correspondiente toda la semana posterior al visionado. 

El  talento de Edgar Wright queda demostrado cuando uno comprueba que ejecuta a la antigua usanza secuencias para las que cualquier otro no habría dudado de tirar de CGI o montaje vía ordenador (recomiendo ver por internet tras el visionado el making of del plano secuencia del baile en el club, acojonante). A nivel interpretativo tenemos el duelo entre Anya Taylor Joy y Thomasin McKenzie por demostrar quien es mejor actriz, del que ninguna sale victoriosa porque es que dan auténtico gustazo por partes iguales. Junto a ellas los meritorios talentos del inquietante Matt Smith, el veterano Terence Stamp y de la gran Diana Rigg en su último papel cinematográfico antes de fallecer.

Ocupa en mi corazón el mismo sitio que en años anteriores ocuparon pelis como Puñales por la Espalda o Malos Tiempos en El Royale, el reservado a esas historias de misterio con personalidad, estupendamente escritas que te agarran según empiezan y no te sueltan hasta que terminan. Brillante.

4. JINETES DE LA JUSTICIA de Anders Thomas Jensen

¿Cine danés en la lista? Pues claro, la ocasión lo merece.

Esta es una peli muy humilde, que ha pasado muy por debajo del radar, pero que esta repleta de virtudes. Una vez más es una peli que te mantiene en vilo jugando al despiste con el espectador. Se presenta como una historia de venganza en la que una serie de personajes se congregarán para ejecutar una suerte de justicia urbana , peor poco a poco la trama nos va llevando a otros terrenos y, mediante el suspense, un humor negrísimo y multitud de momentos entrañables, que no ñoños, la película acaba retratándose como lo que es, un cuento sobre la superación del duelo por la pérdida de un ser querido  y la doble faceta de algo tan metafísico como el destino preconcebido, que se nos presenta a la vez como una ficción que uno puede usar para justificar sus acciones vitales y algo que verdaderamente existe, sólo que no de la forma en la que cada uno nos lo imaginamos.

Aunque el casting entero es de esos que da gusto ver en pantalla, los laureles tienen que recaer si o si en Mads Mikkelsen, un pedazo de actor como la copa de un pino que a cada papel se reafirma como uno de los mejores talentos interpretativos que tenemos en Europa en estos momentos.

Para más inri, el ser una peli ambientada en Navidad la hace perfecta para estos momentos festivos del año, y la experiencia de visionarla en manga corta en pleno agosto con el aire acondicionado del cine a tope transportándome directamente a ese crudo invierno danés fue una de las más agradables que tuve en todo el año. Lástima de la bofetada de calor que me recibió a la salida y me devolvió a la dura realidad.

3. BENEDETTA de Paul Verhoeven


Tenía que volver un maestro del séptimo arte para dar un golpe en la mesa y mostrar a los pusilánimes de la industria actual como es hacer cine con cojones.

Ya hace años que se venía diciendo que lo mejor que pudo haber hecho Verhoeven para su carrera fue dejar Hollywood y volver a su Holanda natal para seguir haciendo cine. Aunque fue en América donde rodó alguno de sus títulos más míticos, como Desafío Total o Robocop, ha sido al volver a Europa donde, libre de las inevitables constricciones de los grandes estudios, ha dado rienda suelta a toda su mordacidad y su sordidez innata. Y así, tras cascarse en los Países Bajos el peliculón que es El Libro Negro y, más tarde y con capital francés, una película tan políticamente incorrecta que es un milagro que se haya hecho en estos tiempos de cancelación como es Elle, Verhoeven se ha marcado la que es, sin lugar a dudas, la película más sórdida, desvergonzada y blasfema de este 2021.

Apoyándose en esas pelis exploitation de décadas pasadas, el holandés nos presenta una historia sobre la epifanía de una monja lesbiana de un convento de clausura italiano en tiempos de la peste negra que no deja títere con cabeza. La Iglesia, para no decepcionar, queda retratada como una entidad degenerada, cruel y mercantilista. El ser humano, casualmente encarnado en esta ocasión en un grupo de mujeres (la mujer, ese ente intocable según ciertas corrientes del arte actual), se muestra como manipulador, egoísta, capaz de pisar los cuellos que haga falta para mantener su pequeña parcelita de poder o de arruinarle la vida a quien sea con tal de tener a su alcance el coño o la polla que sea de su apetencia. Aunque no está tan rebosante de nudismo y sexo como otros ejemplos, las escenas de coito desprenden sordidez por todos lados. Casi puedes oler el sudor y la lubricación del ambiente (por cierto, todos los aplausos del mundo para las dos actrices protagonistas, Virginie Efira y Daphne Patakia, que se tiran media peli como dios las trajo al mundo sin que su interpretación pierda un ápice de credibilidad). Igualmente la peli no se muestra parca tampoco en mostrar violencia y una representación de la iconografía cristiana que traerá de cabeza a más de un creyente. Aunque todo esto no sería ni la mitad de efectivo sin la magistral capacidad de Verhoeven de generar imágenes potentísimas sin necesidad de grandes efectismos.

Como mola ver que, aunque bajo mínimos, sigue habiendo transgresión en el cine. La pena será cuando esa generación de directores de otra época pase a mejor vida. Vaya erial nos van a dejar en ese sentido. Mientras tanto, hay que disfrutar de ello, dure lo que dure.

2. EL ÚLTIMO DUELO de Ridley Scott


Y tenía que volver otro maestro del cine para darnos otra lección a todos en la que, por otro lado, ha sido uno de los grandes fracasos de taquilla del año.
Ridley Scott tiene una carrera irregular pero siempre que ha acertado, lo ha hecho a lo grande. Con El Último Duelo, el británico ha firmado, a sus ochenta y pico años de edad, una de las mejores películas de su filmografía, metiéndose de cabeza en el peligrosos pantanal que es ahora mismo el tema de la violencia de género y saliendo triunfante.
La gran virtud de esta peli es su glorioso guión escrito a tres manos entre Matt Damon, Ben Affleck y Nicole Holofcener, en el que se nos narra la misma historia desde tres puntos de vista, con sutiles diferencias entre uno y otro en una estructura que recuerda inevitablemente al Rashomon de Kurosawa pero que, lejos de apropiarse del ya manido concepto de "todo el mundo es el héroe en su propia historia", nos muestra que, por mucho que uno adorne su versión de los hechos, el señor machista va quedar retratado como tal en cualquier recapitulación de los hechos, el violador repugnante va a ser mostrado como tal siempre y la víctima, en cualquiera de los casos, siempre va a ser vista como la víctima por el público, que funciona en esta ocasión como una suerte de jurado popular que asiste a un juicio presentado en forma de película. Inteligencia rebosante por todos los lados en un trabajo de escritura que, si hay justicia en este mundo, debería ser premiado y re-premiado en todos los lados en que pudiera serlo.

Por otro lado, manda huevos que, habiendo tenido en sus manos grandes espectáculos visuales como El Reino de los Cielos, hayamos tenido que esperar a la película de época más contenida de todas cuantas ha rodado para que Ridley Scott se marcara las mejores escenas de acción a espada de toda su carrera. El susodicho duelo que el título anuncia es, sin ninguna duda, la secuencia mejor rodada y más tensa de cuantas hemos tenido este año en una pantalla grande.

Para más inri tenemos un reparto en estado de gracia encabezado por un Matt Damon maquillado para que parezca prácticamente un monstruo, un Ben Affleck que nos hace pasar por alto un ridículo tinte rubio que identifica a su personaje, un Adam Driver que se muestra como uno de los mejores intérpretes masculinos jóvenes que tenemos en la actualidad y que parece estar pidiendo a gritos un Óscar, y una Jodie Comer que se marca, directamente, la mejor interpretación femenina del año en película alguna.

Es de esas pelis que merecen ser vistas con calma y tranquilidad, incluso repetidas veces, aislando y analizando todas las virtudes y detalles que tiene por todas partes. Es la definición perfecta de cine de Hollywood redondo en todos sus aspectos.
La única pena es que, habiendo sido un fracaso tal de taquilla y habiendo pasado tan desapercibida, será ninguneada en un futuro casi seguro. Dios da pan al que no tiene dientes.

1. OTRA RONDA de Thomas Vinterberg


Fue una de las primeras películas que vi este año y desde el momento que salí del cine ya sabía que iba a estar en la lista en el puesto que ocupa.
Cada persona es como es y yo, personalmente, suelo ser muy poco susceptible a ser agitado emocionalmente en una sala de cine. Otra Ronda es una peli que cogió un sentimiento que yo sabía que tenía, la nostalgia por una adolescencia loca que veo alejarse cada vez más, lo cogió y lo zarandeó hasta dejarlo a flor de piel.

El danés Thomas Vinterberg ya destacó hace unos años con ese dramón que para mi es una peli de terror en toda regla que es La Caza, pero aquí ha dado todo un golpe en la mesa que ha conquistado a la crítica y al público en todo el mundo. Otra Ronda es una historia de gente que ansía evadirse de sus problemas vitales como sea, huir de este mundo de mierda y refugiarse en tiempos más felices, representados aquí por una juventud despreocupada en la que la mayor preocupación de uno era cogerse un pedo el fin de semana y pasar la resaca adecuadamente. Pero uno ya de adulto no se mueve en el mismo mundo que de joven ni afronta los mismos problemas, y por mucho que te escondas el enemigo te encuentra al final. Es a la vez una historia que nos habla de enfrentarse de cara a los problemas de la vida y sobrellevarlos, pero también de celebrar la vida en todo su esplendor, pues siempre hay un momento en el que puedes tomarte la libertad de volver a sentirte un chaval y, por que no, cogerte una cogorza si así lo deseas. 
Una película que se mueve constantemente en un terreno gris, sin terminar de posicionarse ni el terreno blanco de la moralina "buenista", ni en el negro del "sudapollismo" desvergonzado. Combina momentos de drama descarnado con simpática comedia, momentos en los que te gustaría vivir lo que los protagonistas viven y momentos en los que sientes vergüenza ajena por ellos, momentos de llanto por la tragedia y momentos de llanto por la alegría...toda una montaña rusa de emociones que, si hubiera tenido la mala fortuna de haber visto en el fatídico 2020 en salas, me habría dejado jodido a la salida casi seguro.

Puede que no sea la peli mejor dirigida del año (aunque será de las mejores), ni la mejor interpretada (aunque el reparto entero está de lujo, una vez más, con Mads Mikkelsen alzándose por encima del resto), pero es de esas películas de las que resulta muy difícil encontrarle algo realmente malo y, sin duda, la obra artística que más me ha tocado internamente este año. Sólo por eso amerita el puesto que ocupa. 
Obra maestra.

LA SOPRESA DEL AÑO: Eternals de Chloé Zhao


Una año más, entra en esta categoría una peli que supuso una sopresa para mi persona, pero en el mal sentido de la palabra.
Hace ya la friolera de 8 años, Marvel Studios y la Disney se tiraron un triplazo arriesgándose a producir una superproducción sobre unos personajes de tebeo más bien desconocidos para el gran público. Guardianes de la Galaxia no sólo fue un éxito sino que definió la fórmula cinematográfica que la compañía ha seguido con éxito durante todos estos años.
Este 2021 también se habían decidido a tirarse otro triple con otro grupo de personajes aún más desconocido con los anteriores en un producto con el cual, se nos advirtió de antemano, que intentaban dar una pequeña vuelta de tuerca a una fórmula marvelita para muchos ya agotada.
Os digo una cosa, si el cambio de fórmula pasa por aportar a las pelis de superhéroes de Marvel de los elementos que convirtieron a pelis similares de la competencia en coñazos soberanos, por favor, que se mantengan con la tónica habitual por los siglos de los siglos.

Eternals es una peli que vende una épica que no llega a alcanzar en ningún momento y una profundidad que no tiene por mucho que se empeñe constantemente en intentar mostrar que así es. Desde el principio se antoja como una película coral con un gran reparto, pero conforme avanza el metraje vamos descubriendo que tenemos ante nosotros una serie de personajes planos cuyas motivaciones se pueden resumir en una línea por cada uno de ellos. Y así , mientras que la triada de personajes que podríamos nombrar protagonistas de la trama, la Sersi de Gemma Chan, el Ikaris de Richard Madden (fácilmente lo mejor de la peli, por cierto) y el Duende de Lia McHugh, tienen un desarrollo claro (no por nada están en escena prácticamente desde la primera escena del film), otros personajes apenas si tienen una subtrama que haga que nos importen lo más mínimo, cuando no están descaradamente desaprovechados, como es el caso de los personajes de Angelina Jolie y Salma Hayek. 
Para más inri, las escenas de acción son escasas e insulsas, estando más de la mitad de la película rellena de diálogos y diálogos vacíos que ni siquiera sirven para hacer avanzar a los personajes en alguna dirección. El resultado es el mayor aburrimiento que he sufrido con una peli de Marvel desde Thor: El Mundo Oscuro por lo menos. 

Y es que en verdad sorprende que el que se suponía que iba a ser el siguiente paso adelante del MCU, el siguiente golpe en en la mesa, haya resultado tan insulso y olvidable. Aunque claro, ya me olía la tostada desde que publicaron ese pretencioso primer tráiler que nos hizo temer lo peor en su momento.
Cualquier otro producto superheroico de primera fila de este año, tanto en cine como en TV, ha resultado más excelso que estos Eternals, precisamente por abrazar esa intrascendencia, esa naturaleza del género superheroico en la que, por encima de todo, el divertir al espectador debe ser el objetivo a cumplir. Y es que si deseas hacer un cine de este tipo con pretensiones de autor, más te vale tener una imaginería visual y un guión que acompañe. Si no, mal asunto.
Que el momento con el más vibrara durante el visionado como comiquero y espectador fueran las dos escenas post-créditos lo dice todo sobre la misma. Una pena.

LA PUTA MIERDA DEL AÑO: El Rey de Zamunda de Craig Brewer


Buf. Otra que desde que me la tragué sabía que iba a estar en este puesto de la lista.

Se puede decir que El Príncipe de Zamunda de John Landis es una chorrada más o menos graciosa como tantas otras películas de la época dorada de Eddie Murphy, pero de lo que no cabe duda es que, ya entrado el siglo XXI, ha alcanzado un estatus en el que prácticamente es ya un clásico de la comedia. En mi casa es una peli que siempre ha gustado y ha hecho gracia, hasta el punto de que mi padre y yo nos recitamos a veces diálogos de la peli para descojonarnos a gusto nosotros sólos. Así que comprenderéis que había ganas de volver a reír con una simpática comedia de este estilo... y madre mía, esperaba que no llegara al nivel de su predecesora, pero no que fuera tan atroz.
Si antes decía que una peli de superhéroes no debería aburrir a su espectador, ahora toca recordar que es intolerable que una comedia no haga reír. Y El Rey de Zamunda no tiene un puto chiste bueno. No sólo eso, es que copia la estructura de los gags que tan bien funcionan en la original y los deconstruye, los pasa por el tamiz de la corrección política actual, y los suelta de nuevo de tal manera que parece ser una peli hecha con el único objetivo de pedir perdón a todo aquel que se pudiera haber sentido ofendido (que ya ves tú) por el posible racismo o machismo de los chistes de la original. Es horrible como esta generación de ofendidos, twitteros y demás ralea odiosa de internet se está cargando poco a poco la comedia en todos sus aspectos.
Más allá de la falta de chispa e incorrección política de la original, tenemos a un Eddie Murphy viejo y hecho polvo cuyos años de gloria están muy pero que muy atrás en el tiempo; Arsenio Hall, prácticamente co-protagonista de la original ve reducida su participación a prácticamente un cameo; James Earl Jones repite su papel de la original siendo lo más simpático de la peli junto a un Wesley Snipes  pasadísimo de rosca; el rollo de darle la vuelta de tuerca a la original y trasladar a gente del guetto a África no funciona bien y está lleno de todos esos tópicos vistos mil y una veces que tiran para atrás que no veas...y así sumamos y sumamos hasta lograr un producto de usar y tirar en el que lo único que admito que funciona bien en todo momento son las coñas que se traen a costa del Black Panther de Marvel.
Dirige la peli Craig Brewer que ya había trabajado previamente con Eddie Murphy en una peli que se llevó buenas críticas por un tubo hace dos años, Mi nombre es Dolemite, en el que es, claramente, un encargo de la Paramount, que es quien pone la pasta para esta atrocidad aunque se haya distribuido a través de la plataforma de streaming de Amazon.
La vimos y sufrimos de principio a fin en esta casa, helados ante el dantesco espectáculo, pero es que era terminarla de ver o quitarla, y no es que no hubiera ganas de ello, pero entre que mi padre tiene que terminar todo lo que se pone si o si y que yo esperaba que en algún momento mejorara la cosa, no hubo cojones a hacerlo.
Con diferencia, lo peor de lo peor que he visto este año. Que nunca más se repita una cosa así con otro clásico moderno o viejuno de la comedia, por favor.

LO QUE SE QUEDÓ EN EL TINTERO...


-Mortal Kombat: Lo bueno que se puede decir de ella es que intenta ser igual de violenta que le videojuego, aunque no termina de atreverse a pasarse de rosca del todo. Todas las escenas de Scorpion y Sub Zero molan un montón y prometen un nivel que la peli no consigue mantener, especialmente cuando aparecen en escena personajes como Raiden o Goro, que dan bastante vergüenza ajena y ponen en evidencia las carencias del film. Con todo, está entrenida.

-Nadie: Adrenalínica peli que equilibra perfectamente la acción brutal y descarnada con la comedia de que un asesino de élite se encuentre tras el rostro del pringado de tu vecino de al lado. El estilo John Wick de rodar acción ha venido para quedarse.

-Spiral: Saw: Cualquier neófito de la saga puede acercarse a ella porque discurse por otro camino al de sus ocho entregas anteriores. Los fans veteranos de la saga atestiguaran con ojos como platos el más que probable nacimiento del "Sawverso". Se hace rarísimo, no obstante, ver una peli de estas características con actores reconocibles al frente. Viéndola como espectador objetivo, es un thriller pasable. Viéndola como fan de la saga, supone todo un soplo de aire fresco. Que las sigan haciendo, a mí no me importa.

- Cruella: En la línea de los remakes en imagen real de los últimos años de Disney. Una Emma Stone súper carismática sostiene una peli que en un principio promete ser mejor de lo que finalmente es. Sobre el tema de que la compañía del ratón se esté cargando su propia mitología quitando todo ápice de malignidad a sus villanos, opino que estamos ante una batalla perdida. Con todo, es posiblemente la más entretenida de esta tendencia junto a El Libro de la Selva de Jon Favreau.

-Viuda Negra: Una aventura más de nuestros queridos personajes marvelitas que se ve lastrada por el hecho de que conocemos de antemano el destino que le espera a la protagonista (cosas de la continuidad del MCU). Como vehículo de presentación del relevo generacional del personaje es ejemplar. Como peli de superheroes en general, es un entretenimiento bastante decente.

-Shang chi y la leyenda de los diez anillos: La fórmula Marvel se aplica a un personaje de segunda fila de los tebeos y lo coloca, dentro de su universo cinematográfico, al mismo nivel de importancia que otros personajes conocidos por todo Dios. El clímax final con todos los monstruos del calendario chino haciendo aparición y Tony Leung doblado por Jose Luis Gil encarnando al villano se llevan los laureles en una peli que muestra que, a poco que se haga con un mínimo de intención, la fórmula siempre funciona.

-Dune: La gran obra de ciencia ficción de todos los tiempos llevada de nuevo al cine. La capacidad de Denis Villeneuve para generar imágenes bonitas es innegable pero el material original sigue siendo igual de denso y, por ende, la peli se acaba haciendo larga como ella sola y aburrida por momentos. Y no es nada más que el principio de una saga que, a cada día que pasa me da mas pereza.

-Escuadrón Suicida: James Gunn se pasea por DC, suelta una gamberrada y se vuelve a la Marvel. Una partida de culo en la que brillan un Idris Elba y un John Cena sorprendentemente graciosos. Como comiquero se agradece que la trama relegue a los personajes más icónicos a un segundo plano en pro de darle protagonismo a otros de segunda fila. La segunda mejor peli de superheroes del año.

-Candyman: Mantiene parcialmente el tono de la original a la vez que moderniza el mito y lo adapta a los tiempos actuales de Black Lives Matter y redes sociales. Para pertenecer a esa casta de "nuevo cine de terror afroamericano" no da tanto la matraca con el racismo y demás problemática social como otros productos similares. Merece la pena.

-Sin Tiempo para morir: No llega a los niveles de excelencia de Casino Royale o Skyfall pero tiene algunos de los momentos más intensos de la saga Bond que yo recuerde. Cierra la boca a todos aquellos que afirmaban que con esta entrega Bond iba a abandonar sus fundamentos y también a aquellos que abogaban por ello. Ana de Armas deslumbra tanto en su papel de secundaria como decepciona el villano encarnado por Rami Malek. Con esta entrega la etapa Craig del personaje se reafirma como una de las más sólidas en términos generales, si no la que más.

-Titane: La ganadora de la palma de oro de Cannes de este año podría haber sido un thriller estupendo con el tema "trans" de fondo pero acaba convirtiéndose en una pedantería por querer ir de rareza. Presume de provocación y transgresión y carece de ambas. Para más inri, pertenece a ese odioso tipo de productos que se vende como cine de género al espectador cuando en ningún momento pretende serlo. Sobrevalorada es poco. ¿Qué se les pasa por la cabeza al jurado al repartir premios en estos certámenes?

-Venom: Habrá Matanza: Si te gustó la primera te gustará esta segunda parte que suma a un sobreactuado Woody Harrelson al elenco. Por momentos parece Escenas de Matrimonio pero como dura unos gloriosos 90 minutos no te da tiempo ni a verle las costuras ni mucho menos a aburrirte. Está bien.

-Halloween Kills: Se agradece que prescinda de los elementos atmosféricos de su predecesora en pro de darnos un festival de violencia, lo cual, por otro lado, convierte a la peli en un slasher más que no mantiene las pretensiones de la primera parte. La crítica a la sociedad americana post-Trump es tan sutil como un machetazo de Michael Myers. La tercera parte de esta trilogía reboot nos confirmará si el ejercicio en su conjunto tenía un sentido o se debía haber reducido a la genial película de 2018.

-La Casa Gucci: La otra de Ridley Scott de este año. La fórmula del biopic hollywoodiense adaptada a la figura de Maurizio Gucci y la mujer que lo mandó matar convierte una historia sobre un mundo que a priori te importa una mierda en un ejercicio súper entretenido. Adam Driver se reafirma como uno de los grandes talentos de la actualidad y Lady Gaga se casca otra interpretación cojonuda en contraposición a un Jared Leto insoportable que parece fuera de lugar entre tanto talento interpretativo. Muy recomendable.

-Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City: Es más fiel a los videojuegos que la saga con Milla Jovovich a la cabeza, pero en lugar de ser mejor en lo visual y en lo efectista que estas, las acaba dejando de obras notables en comparación. El reparto da bastante asquete, se notan las carencias presupuestarias por todas partes y, en general, no ves el momento de que acabe la peli. Un sidazo.

-Lamb: La gran triunfadora del festival de Sitges de este año. Una ida de olla que, una vez más, se vende como peli de género para ocultar sus pretensiones artísticas de cara al público. Te tiras toda el film viendo a un muñeco ridículo pasearse y esperando bien un giro hacia el terror puro que nunca llega, bien que llegue el momento en que se explique de alguna forma la metáfora oculta del film, cosa que tampoco ocurre. Una soberana chorrada con ínfulas. Repito, ¿Que les pasa por la cabeza a la gente en estos festivales para repartir premios así a lo loco?

-El Contador de Cartas: Paul Schrader nos trae una historia de personajes torturados en ambientes malsanos, terreno en el que está acostumbrado a moverse y en el que sobresale casi siempre. La pena es que, a pesar de llevar todos los años del mundo en esto del cine, sigue sin ser el mejor de los directores y tiene algunas idas de olla visuales que me sacan de la peli. La interpretación hipnótica de Oscar Isaac sostiene una peli que de otra forma se caería por su propio peso. Con un poquito más de presupuesto y otro director adaptando el guión de Schrader habríamos tenido, en verdad, la gran película que todos dicen que ya es. Bien, sin más.

-Matrix Resurrections: En el mejor de los casos funciona como un rollo de publicidad que puedes ver pasar por delante tuya sin que te llame la atención en ningún momento. En el peor, resulta un auténtico despropósito que parece reírse en la cara de los fans de la saga, si es que queda alguno por ahí después de esto. El reparto de la trilogía original que repite está a otra cosa y las nuevas incorporaciones brillan por su falta de carisma. Aséptica y ridícula a partes iguales. La prueba que no necesitábamos para comprobar que lo de Matrix debió restringirse a la original del 99 y no haber seguido adelante.

-Pig: El gran engaño del 2021. Sobre el papel se vende como una especie de John Wick con Nicolas Cage persiguiendo a los canallas que le robaron su cerdo trufero. En realidad es una peli más lenta que el caballo del malo sobre el proceso del duelo por la pérdida de un ser querido que se narra en un ambiente culinario, con momento Ratatouille incluído. Entretenida, sin más. Eso sí, Nicolas Cage nos da una interpretación súper sólida y serena que cierra las bocas de todos aquellos que se mofan de él y lo siguen considerando una especie de meme viviente.

-El Poder del perro: Para muchos, el gran peliculón del año. Para mí, un western mundano que no tiene nada especialmente excelso. El giro de tuerca a la típica moralina LGTBQ tan repetida en el arte últimamente se agradece. Mola ver pelis que se atrevan a decir que hay hijos de puta y mala gente en todos los colectivos. Está guay.

-The King's Man: La Primera Misión: Va tan a todo tren que sus predecesoras acaban pareciendo cine contemplativo. Por otro lado, reduce la comedia al mínimo en una saga que precisamente se ha caracterizado por su gamberrismo pero intentando seguir molando todo el rato. Veo las inconsistencias de tono de la propuesta que todo el mundo critica pero a mí me ha gustado. Ojalá continúe por estos derroteros la franquicia.

domingo, 24 de octubre de 2021

LA TUMBA DE BATMAN de Warren Ellis y Bryan Hitch

 


Título: La Tumba de Batman #1-12
Editorial española: ECC Ediciones
Publicado originalmente como: The Batman's Grave #1-12
Guión: Warren Ellis
Dibujo: Bryan Hitch
Entintado: Kevin Nowlan
Color: Alex Sinclair
Portadista: Bryan Hitch

"¡Mirad!, ¡Cómo han caído los valientes!". A todos les toca, no hay excepción, el fatídico momento en que un artista, por bueno que haya sido, sufre el inevitable pinchazo que tarde o temprano acompaña a una dilatada carrera.
Hubo un tiempo en que los grandes nombres que encabezan este tebeo eran sinónimos de calidad indiscutible.
En los 90 y primeros años de los 2000, Warren Ellis y Bryan Hitch eran considerados dos titanes del tebeo superheroico. Juntos habían dado una lección de creatividad en lo que a cómics pijameros se refiere primero con Stormwatch en WildStorm (subsidiaria de la independiente Image de Jim Lee y compañía) y, más tarde, cuando esta fue absorbida por DC, en The Authority
Además, Ellis, por su lado, desató todo su cinismo y su acidez en el brutal Transmetropolitan del mítico sello Vertigo de DC y dejó su seña de identidad en intervenciones aquí y allá en más de una cabecera superheroica para las dos grandes editoriales, siendo mis favoritas aquellos números de Hellstorm: Prince of Lies y, sobre todo, la serie limitada Druida, que junto al bizarro y espectacular Leonardo Manco, perpetró para Marvel.  Y si me retrotraigo a tiempos más recientes, tampoco puedo borrar de mi mente el sórdido relanzamiento de mi cabecera favorita de superheroes, Thunderbolts, que perpetró tras la Civil War marvelita junto a Mike Deodato o aquellos primeros números del reboot del Caballero Luna durante la etapa Marvel NOW de la editorial, en los que, junto a Declan Shalvey, aunó clasicismo y modernidad como pocos consiguieron en aquel momento.
Bryan Hitch, por su lado, se ha mantenido, desde aquel boom inicial en WildStorm como todo un talento gráfico en lo que a superheroes se refiere, siendo una de esas figuras que siempre ronda las grandes cabeceras y suele sonar como posible partenaire de los guionistas estrellas del momento siempre que se anuncia alguna nueva serie de tebeos. De entre sus hitos comiqueros durante los últimos 20 años es indispensable mencionar las repetidas veces que puso sus lápices al servicio de La Liga de la Justicia o cuando junto a Mark Millar compuso una de las obras fundamentales para entender el tebeo de superheroes moderno ( y también el cine de superheroes de la última década), The Ultimates, para la  Marvel.

Bien, una vez demostrado que ambos autores son figuras respetadas dentro de la industria que han recibido los laureles repetidas veces, procedamos a narrar el como, en mi humilde opinión, perpetraron una pequeña cagada protagonizada por Batman. Cagada, que en el caso de uno de ellos, puede acabar siendo la última de su carrera.

Retrotraigámonos a tiempos pre-pandémicos. DC suelta la bomba. El dream team Ellis-Hitch se reúne de nuevo para una serie limitada del personaje por excelencia de la editorial. Será la primera vez en casi 25 años que Ellis guionice un tebeo Batman y la primera ocasión, en toda su carrera, que Hitch dibuje una cabecera del murciélago. El título del tebeo y sus primeras imágenes no pueden ser más sugestivos. La Tumba de Batman, tipografía pseudogótica para el título; lápidas, iconografía fúnebre y cielos rojo sangre en la portada...no había duda, estábamos a punto de recibir todo un tebeo de terror protagonizada por el cruzado de la capa. 

En su momento le eché el guante al primer número americano y, ya más tarde, me leí de un tirón las doce grapas que publicó ECC Ediciones aquí en España...y la decepción fue más que mayúscula.
Si bien no es un tebeo de terror (y tampoco puedo decir que me sintiera estafado por ello, pues al final no eran más que pajas mentales que me monté en la cabeza en base a imágenes preliminares), si que se trata de una historia que se molesta, desde sus primeros compases, en introducirnos en un universo del murciélago algo más pesimista de lo normal. La imagen que abre el tebeo no puede ser más demoledora: los padres de Bruce Wayne dejaron construída una tumba sin fecha de defunción para que su hijo pudiera descansar junto a ellos una vez le llegara la muerte, o, en otras palabras, Batman tiene en la puerta de su casa un recordatorio macabro del destino que le espera al final del camino y al cual se acerca cada vez que se pone el disfraz para salir a combatir el crímen.


A partir de ahí la trama se nos presenta inicialmente como una de esas historias del héroe en su faceta más detectivesca: una serie de muertes de miembros del sistema legal de Gotham City aparentemente inconexas ocultan, en realidad, una conspiración de gran envergadura que afectará a la ciudad entera.

Tres personajes llevan la voz cantante a lo largo de la obra.
El primero es, como no, un Batman más sádico de lo normal. Por supuesto, no mata a los malos, pero el lector acaba dudando de si lo hace llevado más por un código ético o por un retorcido placer que el personaje obtiene al apalizar a los villanos con sus puños.
El segundo es el inseparable mayordomo Alfred. Ellis deja de un lado la representación del personaje como una segunda figura paterna para Bruce Wayne (algo que se ha hecho incontables veces a lo largo de la dilatada trayectoria del personaje) para ahondar en la camaradería que ambos hombres han desarrollado con los años, con el mayordomo soltando cada dos por tres muestras de un humor negro, propio del viejo soldado que es, personalidad que también viene acompañada de alguna que otra batallita de abuelo cebolleta que demuestran que este, a diferencia del protagonista, sí ha matado a sangre fría en el pasado y no tendría problema en volverlo a hacer si la guerra contra el crímen en la que ambos están metidos le empuja a ello.
El tercero y último es otro secundario fundamental de los tebeos de murciélago, el comisario Gordon, que en esta ocasión se nos muestra con una moralidad más gris de lo habitual, siendo capaz de disparar a matar contra los villanos que se le plantan delante, de dejar que sus hombres ejecuten a sangre fría a un asesino o de poner a esos mismos compañeros en primera línea de batalla sin que le tiemble el pulso por ello.

Los tres personajes van desenredando la trama detectivesca juntos a lo largo de los doce números...y poco a poco, me voy aburriendo cada vez más. El misterio no es interesante. Ellis intenta presentar un villano de nuevo cuño jugando la carta de crear con él una imagen especular del héroe protagonista y la estrategia no funciona. Para colmo, el ritmo de novela de misterio, tan habitual en este tipo de historias del murciélago, se rompe cada dos por tres con secuencias de acción mudas, sin onomatopeyas ni diálogos. Escenas aburridas, una vez más, que rellenan páginas y páginas, no sólo entorpeciendo el ritmo del tebeo en su conjunto, sino provocando unos cortes entre número y número totalmente anticlimáticos. No exagero si digo que casi la mitad de las páginas de la obra en su totalidad están ocupados por este tipo de secuencias. Uno está acostumbrado a la narrativa extendida, heredera del formato de serie de televisión, que es seña del identidad del tebeo superheroico de las grandes editoriales desde que comenzó el siglo XXI, pero todo tiene un límite. Y es que parece que el lector está soltando sus buenos dineros para que le den un par de gotitas de desarrollo de la trama en cada número, acompañado de un buen puñado de bonito relleno, quedándose con la sensación final de que igual lo que nos han contado en doce números se podría haber relatado de igual manera en seis.


Todo desemboca en un clímax final que se siente totalmente frío y precipitado y que finaliza con un desenlace que podría haber sido igual de demoledor que el inicio del tebeo pero que ,tras el viaje, te deja totalmente indiferente.

La sensación que me queda es que pareciera que Ellis no supiera muy bien si quería hacer un tebeo del Batman más detectivesco (una pena, porque la historia detectivesca del murciélago por antonomasia, El Largo Halloween, es mi tebeo favorito del personaje) o del Batman más superheroico y que, ante la duda, decidió hibridar ambas facetas del personaje, consiguiendo como resultado un tebeo mediocre en ambos aspectos.
Hitch, por su parte, ya no es el mismo que el de hace unos años. Su trazo se antoja pobre si se le compara con sus trabajos más notables en The Ultimates o The Authority, algo que se nota especialmente en las ya mencionadas largas secuencias de acción. Donde más destaca su calidad como artista es en las portadas que se curra, y la mitad de ellas parecen variaciones sobre una misma composición, denotando igualmente esa pobreza estilística. 
El entintador Kevin Nowlan realiza un trabajo correcto que habría lucido más con un arte algo más destacable, pero, sin duda, el que se lleva los honores en el aspecto gráfico del tebeo es el colorista Alex Sinclair, que despliega una paleta de colores en consonancia con el universo pesimista que se nos presenta: el negro y gris del murciélago, el naranja de las llamas y el abanico de rojos y granates que tiñen los cielos de Gotham y que evocan un ambiente lúgubre, casi vampírico (inevitable acordarse del mítico Batman: Tormenta de Sangre de Doug Moench y Kelley Jones).

No se si por la naturaleza de sus autores, por el hype que generó el cómic o porque al público le apetecía ver algo distinto protagonizado por el murciélago, pero este encantó a crítica y lectores por igual, entre los cuales se me puede considerar, pues, una rara avis.
Tras su publicación, Hitch continúa siendo requerido por algunas de las espadas más importantes de las grandes editoriales. Pendiente tiene de publicar la esperada cabecera de la JSA junto a Geoff Johns, de ilustrar el regreso de Mark Waid a DC y a Superman en 2022, y de estrenarse en breves junto a Al Ewing y Ram V en Veneno, una de las cabeceras estrella de la Marvel (quién lo habría dicho hace unos años). Espero que en alguna de ellas nos deslumbre como antaño.
Ellis por su parte ha visto su carrera truncada en este último año. Un total de 60 mujeres de la industria comiquera, cinematográfica, televisiva y musical denunciaron en conjunto comportamientos de acoso sexual y conducta inapropiada del guionista hacia las féminas. DC inmediatamente canceló proyectos que tenía medio apalabrados con él e Image procedió a hacer lo mismo con los tebeos que el autor tenía pendientes con ellos. Tal y como se desarrollan las cosas en este tipo de situaciones en los tiempos que vivimos, es bastante probable que hayamos presenciado los últimos trabajos, al menos a corto/medio plazo, del británico para una editorial de envergadura. Con menudo broche se ha depedido.
Habiendo quedado demostrada mi opinión al respecto del tebeo, no puedo sino decir lo de siempre, que cada uno es libre de echarle un ojo y probar por su cuenta. No voy a empujar a nadie en sentido contrario, si algo de lo que has leído o visto sobre el mismo te atrae, corre y lánzate a por él.
En ese aspecto, ECC Ediciones tiene publicada tanto la edición en grapa (aunque algún número habrá que rebuscar un poco a estas alturas) como un tomo recopilatorio en tapa dura con la obra completa. Salen más o menos por el mismo precio, así que cada lector que elija el formato que prefiera.
Yo por mi parte, lo tengo dispuesto en la lista de tebeos susceptibles a ser vendidos/cedidos/regalados en la próxima criba que tenga que hacerle a la comiteca por falta de espacio. Es el destino reservado a los valientes, caídos en desgracia.

viernes, 1 de enero de 2021

ESPECIAL FIN DE AÑO: Mis 5 películas favoritas de 2020

Vaya. Vaya añito rico que nos hemos comido. En la puta vida nos habríamos imaginado ninguno la que nos ha caído encima, ¿verdad? Pero bueno, la cuestión no es recordar una vez más las desgracias y sinsabores sufridos (ya se encargan todos, desde las televisiones al vecino que te encuentras al bajar la basura, de hacerlo). Aquí he venido a dos cosas. La primera es darle un poco de vida a este blog moribundo. La segunda es hacer el consabido y obligatorio repaso al año cinematográfico (la única cita que sigo siendo incapaz de posponer a la hora de sentarme a escribir). Un año de cine rarísimo por el largo tiempo que hemos estado sin ellos por el confinamiento, por la falta de estrenos gordos hollywoodienses y por el auge de las plataformas de streaming, de las cuales soy muy poco asiduo a pesar de que en mi hogar existe Netflix y, desde principios de este año que se acaba, Amazon Prime (de ahí que muchas de los largometrajes que muchos otros se han comido a lo largo del año esten ausentes de mi lista). 

En resúmen, la falta de materiales, la falta de un calendario de estrenos que me "obligue" a acudir determinadas veces al año al cine y la falta de ganas por toda la situación vivida ha provocado que este año tuviera que elegir mi top 5 entre una lista de menos de 20 pelis, menos de la mitad de los estrenos que consumí el año pasado. El resultado es un podio rarísimo en el que han entrado films que en otro año ni siquiera los habría considerado para tal efecto. Acompañan al consabido ranking la sorpresa del año (para bien o para mal) y la que he considerado como la gran puta mierda del año, categoría que a punto ha estado de quedar virgen como así ha pasado con las habituales menciones honorables que suelo meter antes del top. Y para finalizar, como siempre, un repaso en unas pocas líneas al resto de pelis que se han quedado fuera de la lista por unas razones u otras.

Sin más, desear a todos un feliz año entrante en el que esperamos que vaya todo mejor, tanto para la salud como para la economía y, por que no, para el cine también, que sigue sin haber nada mejor que enchufarte un par de horitas a ver una peli cojonuda y olvidarte de todos los males.

Y ahora, sin más dilación empezamos con...

5. Aves de Presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn) de Cathy Yan

Y a esto es a lo que me refiero cuando hablo de pelis que ni de coña habrían tenido cabida aquí en un año normal. Aves de Presa es una peli injustamente tratada por los comiqueros incapaces de ver más allá de la fidelidad al tebeo (unos subnormales) y los obsesos anti-ideología de género que ven panfletos feministas donde no los hay (más subnormales todavía), sectores ambos a los que les deseo un feliz 2021 lleno de paro y neumonías bilaterales.

La peli no deja de ser un producto de entretenimiento más que potable, posiblemente de los más decentes del DCU (ese intento de universo cinematográfico compartido que, gracias a la desvergüenza de los ejecutivos de Warner, ha acabado pareciendo un pollo sin cabeza) de los últimos tiempos, y nada más que eso. Te la pones, echas un rato divertido, te ríes con los chistes y flipas un poco con las escenas de acción y a las pocas semanas la has dejado de lado por la siguiente tanda de petardos que Hollywood nos echa encima. Quizá por la escasez de esta segunda salva pirotécnica es que ha perdurado más de lo debido en mi memoria.

Margot Robbie se come la pantalla y los ojos del espectador con un papel que ya denomina y le permite lucirse todo lo que quiere y puede, a pesar de que su personaje intenta ser un intento a medio gas del Deadpool que tanto triunfó en el universo mutante de Fox. Ewan McGregor se casca una sobreactuación de villano ridícula de las que hacen leyenda. Junto a ellos un elenco de personajes que queda bastante deslucido, sobre todo cuando lo plantan en la misma escena junto a las dos cabezas de cartel ya mencionadas. Y todo ello rodeado de la estética recargada heredera a partes iguales del formato Guardianes de la Galaxia de Disney y de esa puta infamia que fue Escuadrón Suicida.

Dirigida de manera competente la china-americana Cathy Yan en su debut hollywoodiense y escrita por la misma tía que se encargó hace unos años de la peli del Transformer Bumblebee, la peli estaba predestinada (y yo diría que estudiada para que así fuera) a ser defenestrada por los pesados ya mencionados anteriormente y alabada por las féminas ansiosas de ver la siguiente sucesora de Capitana Marvel en pantalla grande, como así ocurrió en los meses que siguieron a su estreno.

Sin ser la revienta taquillas que Warner esperaba, Aves de Presa tuvo la fortuna de ser una de las últimas pelis de Hollywood en estrenarse en condiciones antes de la pandemia  y de ahí que hiciera unas cifras decentes que aseguran la continuidad de las aventuras de Harley Quinn en el inminente (si el Covid quiere) reboot de Escuadrón Suicida que James Gunn tiene para estrenar en este 2021. Veremos que pasa.

Y como dije, una peli de las de ver, pasar el rato y olvidar que en otro año más normal no habría ni aparecido por aquí.


4. Los Nuevos Mutantes de Josh Boone


Y otra que en un año en condiciones ni habría tenido en consideración para la lista. Ahora bien, lo que diferencia a Aves de Presa de Los Nuevos Mutantes es que a esta última le falta el canto de un duro para ser una peli comiquera cojonuda. 

Lo mejor que se puede decir de ella es que es totalmente distinta a cualquier peli del universo X-Men hecha anteriormente. El concepto de coger a un grupo de personajes mutantes juveniles y cascarse una peli de terror con ellos pedía más atrevimiento y, desde luego, una calificación PG-R. La idea de armar el reparto con las estrellas jóvenes en alza en la televisión del momento era también una baza que invitaba a pensar en el éxito entre el público más millenial.

Y sin embargo estamos ante el gran proyecto maldito de Fox. Su estreno inicial estaba pensado para el 2018 pero entre la compra de Fox por parte de Disney, la presunta desgana de los ejecutivos de la primera para con el proyecto (la misma que presuntamente mandó a X-Men: Fénix Oscura a la verga), los consiguientes remontajes y rerodajes de escenas y la sensación patente de un equipo y reparto cada vez más desapegado del proyecto y centrado en otros asuntos acabó por enterrar a la peli en el abismo. La que estaba concebida a ser el puntal en el que montar una de las ramas futuras del Universo X-Men en el cine acabó en el limbo y a punto de ser relegada de las grandes pantallas a las plataformas de streaming.

Y es una pena, porque la cinta tiene un diseño de producción muy conseguido para lo humilde (en comparación con las producciones de Disney para que nos entendamos) que es, una ambientación inquietante bien plasmada, una dirección bien planificada y un reparto, encabezado por una deliciosa Maisie Williams alejada del registro de la empoderada Arya que tantó caló en los fans de Juego de Tronos y una Anya Taylor-Joy en estado de gracia, que mola un puñado. Bien es verdad que se notan los remontajes, sobre todo en el desenlace deslavazado que intuyo que es un sustitutivo del cliffhanger que enlazaría con la supuesta secuela que nunca será. Bien es verdad que, como he dicho, le falta más grafismo (una violencia más descarnada y chunga le habría dado más vidilla a la cosa) y más vicio (tenemos dos polvos adolescentes cortados por el guión que otra mente más preclara habría mantenido para terminar de enlazar la cinta con el terror juvenil de décadas pasadas). Pero con sus defectos tiene más intenciones y personalidad que mucha de los productos superheroicos que llegan a nuestras pantallas.

A mí me gustó mucho sin ser una gran película ni por asomo, y es bastante probable que añada una copia suya en Blu-Ray a mi colección en un futuro. Mayor halago que este no se le puede dedicar.

Dirigía para la ocasión Josh Boone, un tipo que venía de hacer pelis románticas y que, después de esto parece haberse asentado en el terror con la adaptación del Apocalipsis de Stephen King que está emitiendo ahora mismo la CBS. La peli fue una de las que se estrenaron en verano tras la reapertura de los cines y como tal, tuvo unas cifras en taquilla bastante pobretonas, aunque según tengo entendido, lo petó en su salida en streaming en Amazon Prime. 

Nada me haría más feliz que tener en un futuro una continuidad de la cinta en formato serie, con una califiación adulta y toda la visceralidad que le falta a esta incluida. Pero me da que es una esperanza vana, pues a pesar de que los planes de Disney pasan por el lanzamiento de una plataforma streaming de contenido más adulto, la tentación de incluir a los mutantes en la mina de oro que es el MCU es demasiado grande. Una pena, penita, pena.

3. El Faro de Robert Eggers

Y una más que otro año habría estado fuera. Ya avisé de que consideraba infame la lista de este año.

Robert Eggers me voló la cabeza con su debut cinematográfico, La Bruja, una peli de terror reposada y atmosférica estupenda que fue una de mis favoritas de su año. Con su segundo proyecto ya me tenía comprado desde que lanzó ese trailer que nos invitaba a pensar que se trataba de una peli de corte lovecraftiano.

Bien, pues la idea que tenía en la cabeza y la realidad final de la película poco tenían que ver. En primer lugar yo, personalmente, no considero a El Faro una peli de terror. En todo caso sería una especie de thriller psicológico con muchos y muy marcados toques autorales. De la misma forma creo sinceramente que en esta ocasión las decisiones directivas de Eggers no sólo no aúpan al conjunto de la obra sino que dejan a aflorar la pedantería y el ego que el autor tiene dentro. Al final si uno lo piensa un rato la elección de un formato inusual para la peli y el rodarla en blanco y negro no tienen razón de ser más allá de ser una marcapaquetada estilística (en contraposición por ejemplo a una peli de este mismo año como es Mank que, a pesar de lo postmoderna que es, está rodada con técnicas parecidas porque intenta imitar una época en la que las películas se rodaban así). Igualmente el subtexto de la peli es de esos que están tan enterrados en la forma presentada que no queda claro a la primera ni aunque te lo suelten los personajes a la cara literalmente. 

Aunque con este alegato parezca que estoy mandando al carajo a la peli más que alabarla, al final esta tiene suficientes cosas buenas para tenerte pegado a la pantalla a pesar de ser un producto densito como es. Mismamente, con todas sus cosas, tiene ideas visuales muy buenas; planos cojonudos de los de enmarcar y colgar en la pared y un dueto interpretativo magistral que es, al final, lo que verdaderamente va a quedar en el recuerdo de esta película. Por un lado, Willem Dafoe, con mogollón de años de carrera y halagos a sus espaldas, y por otro el ya no tan joven Robert Pattinson, que ha visto en este 2020 su consagración como actor a tener en cuenta y apunta a que, proximamente, tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los grandes del momento (quien lo habría dicho cuando lo vimos en Crepúsculo, ¿verdad?). Ambos están para llevarse un Óscar a su casa cada uno de ellos.

Es muy peligroso acercarse al cine de género desde esa perspectiva autoral. Tienes que ser muy bueno para que te salga algo potable, y aún así, siempre te queda el riesgo de que si sacas el pie del tiesto más de la cuenta acabes convirtiendo una peli buena en algo odioso. El Faro se acerca peligrosamente a este límite pero acaba al final en el lado digno de la raya, aunque, como llevo diciendo durante todo el post, en otro tipo de año se habría quedado fuera de la lista.

Mucho mejor me habría caído la peli si en verdad hubiera habido un monstruo cthuliano oculto en lo alto del faro como yo me imaginaba.

2. Jojo Rabbit de Taika Waititi


Esta si es probable que hubiera metido en la lista en un año normal (no se si tan alto en el podio, eso sí), y al igual que la que está en primer lugar, es una peli de 2019 que se estrenó en nuestro país en 2020. A todos aquellos que digan que eso no la califica para figurar en la lista les digo que le den a la cruz de la pestaña de arriba y se vayan dando las gracias al salir.

Curiosamente sea el film del que menos tengo que decir de toda la lista. Taika Waititi escribe, dirige y se reserva el papel de Hitler en esta comedia protagonizada por un niño nazi que, con la tontería, se convierte en la mejor película que se ha cascado en lo que lleva de carrera. El niño protagonista, Roman Griffith Davis, es entrañable y consigue el nada desdeñable logro de ser un personaje infantil principal para nada odioso. Scarlett Johansson nos enseña la pedazo de actriz que había oculta debajo del rictus de la Viuda Negra y demuestra que es con cosas como esta y no con coñazos de arte y ensayo con lo que se va a quitar el encasillamiento del MCU. Entre los secundarios, encontramos a otro joven talento en alza, Thomasin McKenzie; al crack de Sam Rockwell alzándose como siempre haciendo de comandante de las juventudes hitlerianas; al contrahecho de Stephen Merchant haciendo lo mismo como agente de la Gestapo; a Rebel Wilson consiguiendo no darme asco por primera vez en su carrera y al mencionado Waititi con el que te partes el culo bien a gusto.

El diseño de producción mola un montón, el trabajo de dirección es estupendo, el humor presentado funciona que te cagas y al final la peli resultante es divertidísima. ¿Que más le podemos exigir a una peli de 2020?

1. 1917 de Sam Mendes

Y por fin una GRAN peli de verdad. De hecho, la única de todas las que he visto este año que me ha dado sensación de cine bueno de verdad al cien por cien.

Sam Mendes se sacó la chorra a principios de año con este alarde de profesionalidad con este drama bélico montado en falso plano secuencia que se convirtió, desde el momento en que la vi, en una seria candidata a todos los premios de dirección posibles del año. El trabajo tras la cámara es encomiable y el de la sala de montaje es igual de excelso, pero es en la fotografía donde la peli te deja con la mandíbula caída en el suelo (la escena nocturna debe ser una de las secuencias más logradas de la última década con diferencia). "Mis dieces" a Roger Deakins, el responsable de la fotografía de este peliculón y autor también del trabajo fotográfico de otros peliculones en lo visual como son el Valor de Ley de los Coen, Blade Runner 2049 o Skyfall, tambien con Sam Mendes.

Llevan la voz cantante en la peli dos jóvenes protagonistas, George Mackay y Dean Charles-Chapman, que llevan con la solvencia de un actor el doble de veterano que ellos el no salir practicamente de plano durante todo el metraje de la peli . Les acompañan una serie de breves pero intensos cameos que no voy a desvelar, pues parte de la gracia de la peli está en lo inesperado de estos mismos.

Con todo, resulta ser la peli bélica más inmersiva que recuerdo haberme echado a la cara nunca, y posiblemente también una de las más crudas. Mendes ha firmado un clásico moderno, que no le quepa duda a nadie, y como tal, 1917 ha sido reconocida en pasadas galas de premios con sendos galardones, incluyendo un merecidísimo Óscar a la fotografía del señor Deakins. La única peli verdaderamente imprescindible de este año. No había competencia posible.

LA SORPRESA DEL AÑO: Tenet de Christopher Nolan


Normalmente este hueco lo suelen ocupar pelis mediocres o buenas que me han sorprendido para bien por encima de lo que me esperaba de ellas en un principio. Este año es todo lo contrario.

Antes de entrar en detalles decir que soy más defensor que detractor de Nolan y que Tenet al final es una peli entretenida que se puede ver sin problemas y sin sufrir ningún daño por ello. El problema es que Nolan en su afán de darle la vuelta a conceptos ya sobados con tal de no hacer una peli corriente y moliente se ha cascado un thriller de acción de casi tres horas de duración con un concepto de viajes en el tiempo que te genera más sombras que luces a lo poco que pienses en él y que, una vez puesto en práctica, se muestra ridículo en la gran pantalla, más aún cuando el responsable es alguien como Nolan que no se caracteriza por ser un excelso director de acción. La trama no es ininteligible como muchos dicen, pero peca de dejar al espectador innecesariamente en la sombra y de cascarse momentos de "explicación" que dan más risa que otra cosa.

Tampoco ayuda a la cosa un casting presidido por un John David Washington soso como el pan sin sal y acompañado por la rubia gigante Elizabeth Debicki, que interpreta a un personaje que da pena que no haya sido escrito para una peli mejor que esta; un sobreactuado Kenneth Brannagh al que alguien debería avisar ya de que no siempre puede actuar como si estuviera haciendo Shakespeare encima de un escenario y un Robert Pattinson que, sin comerlo ni beberlo, se convierte en el mejor elemento del film, consagrando así un poquito más su ascendente carrera como actor.

Con todo esta peli tenía más problemas en el escaparate que en la tienda en sí. En primer lugar el hype que se generó ha acabado siendo contraproducente. El elevado secretismo con el cual se produjo y rodó el proyecto hizo pensar a los fans de turno en una presunta nueva revolución cinematográfica de la cual Tenet está a años luz. Igualmente, Nolan, en su afán de protagonismo, se auto erigió como el héroe que venía a salvar a la industria del cine del desastre pandémico. El resultado, sumado al efecto de la Covid: pérdidas para Warner de casi 100 millones de dólares tras su paso por los cines y unas críticas muy polarizadas entre los que la consideran una maravilla y una puta mierda pinchada en un palo.

Ni tanto ni tan calvo. Tenet es una peli decente por mucho que yo esperara algo más de ella. Lo que si es verdad es que bien le vendría a Nolan volver a hacer una peli sencillita y complaciente como El Truco Final, Insomnio o los Batman y dejarse de intentar retorcer el lenguaje cinematográfico con cada nuevo trabajo, porque corre el riesgo de que, a causa de ello, se acabe cascando el gran bodrio al cual muchos nos tememos que va a a acabar llegando.

LA PUTA MIERDA DEL AÑO: Capone de Josh Trank

Como dije al principio, pensaba que este espacio se iba a quedar vacío por primera vez a causa de la baja producción cinematográfica del año. Pero gracias a dios, siempre acaba asomando alguna boñiga por alguna parte.

Josh Trank debutó en el cine con un found footage de superheroes muy chulo como es Chronicle, y acabó quemado de la industria después de que Fox supuestamente alterara hasta la deformidad su adaptación de los Cuatro Fantásticos convirtiéndola en el coñazo marinero que resultó siendo al final. De ahí que se lanzara a planear en 2016 un proyecto personal como era este biopic de los últimos momentos de la vida del gangster Al Capone. En 2018 consiguió levantar el proyecto, que tenía como fecha de estreno este 2020. El Covid se lo llevó por delante, pero no antes de que empezaran a circular los rumores procedentes de los mercados del cine de que el tipo se había marcado una pedazo de mierda inmensa. Al final acabó estrenándose directamente en Video On Demand y llegó a nuestros lares de la mano del tío "Torrente"...y ratifico que es una bazofia de mucho cuidado.

Como cualquiera que vaya a la Wikipedia puede comprobar, Al Capone murió con el cerebro podrido por la sífilis, y Trank considera que la mejor manera de mostrar eso es con una peli que no cuenta nada y que alterna los delirios visuales propios de un mal cineasta autoral con escenas cotidianas con la estructura de un sketch de José Mota que bien pueden terminar con el mafioso sufriendo un ictus o cagándose encima o alguna desgracia parecida. En el fondo de la peli no hay un afán por humanizar al personaje pero tampoco por mostrarlo como el hijo de puta que fue. Por lo que muestra, podría ser un mes en la vida de cualquier anciano con demencia senil. A Capone le acompañan una serie de personajes secundarios que parece que van a aportar algo de chicha a la trama pero no llegan a lograr nada, siendo el colmo una trama secundaria con un supuesto hijo bastardo del mafioso que ni se resuelve ni aporta nada más que minutos de metraje vacíos de contenido.

Capone debe ser uno de los biopics más desafortunados de la historia del cine, pero la puntilla la pone sin duda Tom Hardy. Mira que se ha cascado papelones en el pasado y ha demostrado ser un actorazo, pero aquí está para reventarle el cráneo con dos piedras, impostando la voz como un teleñeco (y según que plano maquillado como tal), hablando un italiano macarrónico y acometiendo escenas como una en la que un Capone vestido con bata y un pañal cagado se imagina tiroteando a un grupo de sicarios con una tommy gun dorada como si no hubiera nada raro en ellas, tomándoselo todo demasiado en serio. ¿De verdad se imaginaba este hombre que estaba haciendo un papelón para una gran película?

Ha habido pocas cosas claras en este 2020, pero una de ellas es que raro será Josh Trank después de su espantada por la puerta de atrás de Hollywood y de esta pedazo de infamia vuelva a tener la oportunidad de hacer algo reseñable. Ojalá me equivoque, porque la verdad es que el chaval prometía al principio de su carrera, pero merecido lo tiene.


LO QUE SE QUEDÓ EN EL TINTERO...


-Wonder Woman 1984: Peores ingredientes que los que ofrecía la primera entrega de las aventuras de la amazona componen una secuela bastante peor que su predecesora en la que un Pedro Pascal sobreactuado hasta niveles "Nicolas Cagesianos" se alza como lo mejor de la película. Le sobra media hora perfectamente pero se deja ver sin problemas. Eso sí, por Dios, que para la siguiente alguien haga algo con ese doblaje nefasto de Gal Gadot y sus coetáneas de Themyscira.

-Mank: Fincher firma el primero de sus trabajos de su contrato leonino de exclusividad con Netflix con este biopic construído a partir de un guión escrito por su difunto padre sobre los años de gloria de Herman Mankiewicz, el guionista de Ciudadano Kane. Una factura postmoderna para reflejar el Hollywood dorado envuelven una peli que casi aburre más que entretiene y que puede ser un tostón de cuidado si ni siquiera estas familiarizado con las figuras de la época. Cuando la HBO se cascó un telefilm en los 90 que cuenta casi lo mismo pero logra ser diez veces más entretenido es que algo raro pasa con tu peli. No obstante, Gary Oldman está estupendo.

-Underwater: Survival horror submarino con un intento de Cthulhu. Kristen Stewart está algo mejor que de costumbre a pesar de parecer más una paciente de quimioterapia que una científica. Por lo demás, una peli de SyFy hecha con pasta y con gente competente a los mandos. Un matatardes de domingo.

-El Hombre Invisible: Producción de Blumhouse que toma el relevo al fracasado Dark Universe de la Universal. Alabo que en pleno 2020 sigan encontrando formas de darle una vuelta a la historia del hombre invisible para lograr algo original con ella. Condeno que el único atisbo de terror lo huela en los minutos iniciales en los que al hombre invisible ni lo olemos todavía. Podía haber sido una peli de terror estupenda con la violencia de género como protagonista sin tanto artificio de por medio. A camino entre el "meh" y el "no me gusta".

-The Owners: Maisie Williams no es tan buena actriz aún para conseguir levantar ella sola este home invasion británico típico y tópico. Mala con avaricia.

-La verdadera historia de la banda de Kelly: Justin Kurzel se cascó años atrás un Macbeth brutal en lo formal y en lo estético. Después de eso todo ha ido de mal en peor. Esta reinterpretación de la historia del forajido Ned Kelly me recuerda a esos montajes operísticos modernistas que destrozan la obra original. A pesar de estar estupendamente dirigida, esta historia pedía algo más mainstream y no la pedantería autoral que es. Lo mejor, la risible obesidad de Russell Crowe. Un coñazo soberano pero muy bonito de ver. Sería un gran salvapantallas animado.

-Ammonite: La oportunidad de presentar un icono feminista desconocido para el público estándar tirada por el retrete en pro de una historia de amor LGTB de estructura ya sobadísima hoy día. Kate Winslet destaca pero no deslumbra y el "nude debut" de Saoirse Ronan es incandescente. Por lo demás, bastante aburrida.

-Saint Maud: Cinta de terror que sigue la línea autoral tan popularizada en estos últimos años. Su corta duración consigue que parezca más ágil de lo que es en realidad. El rollo religioso "creepy", el papelón de su protagonista y los tres o cuatro momentos impactantes que tiene hace que me caiga en gracia. Está chula.

-Possessor: Me sigue flipando que en el momento de la carrera de David Cronenberg en el que más cultureta es, sea su hijo Brandon en el que nos de todo lo que esperábamos que siguiera haciendo su padre. Una propuesta muy chula, efectos prácticos de la vieja escuela, violencia burrísima cuando hace acto de presencia, un desarrollo lento y un desenlace algo anticlimático pero coherente con lo presentado. En consecuencia, una peli de terror decente, maja, pero no la leche como todos los fans del terror idiotas dicen.