domingo, 16 de febrero de 2020

Dobles Programas Bizarros (VII): LA MOMIA de Alex Kurtzman + DRÁCULA: LA LEYENDA JAMÁS CONTADA de Gary Shore


Título: La Momia (The Mummy)
Director: Alex Kurtzman
Guión: David Koepp, Christopher McQuarrie y Dylan Kussman
Año: 2017
Intérpretes: Tom Cruise (Nick Morton), Sofia Boutella (Ahmanet/ La Momia), Annabelle Wallis (Jenny Halsey), Russell Crowe (Henry Jekylll), Jake Johnson (Sargento Vail)

En un intento de sobreexplotar la moda del Universo Cinematográfico compartido que tanto dinerito le estaba dando a Marvel y, como consecuencia a Disney, los estudios Universal pusieron la vista en su amplio catálogo de pelis de monstruos clásicos con la idea de, una vez más, exprimir hasta el tuétano el legado cinematográfico de esas historias que con tanta pasión escribieron Mary Shelley, Bram Stoker y H.G. Wells ya siglos atrás. Aunque unos años antes ya habían hecho una intentona de reboot con Drácula: la leyenda jamás contada (mirad un poquito más abajo), sería en 2017 donde, con el pintón nombre de Dark Universe, pondrían en marcha su particular versión de Universo Cinematográfico compartido en el que incluir a todas sus criaturas de pesadilla.
Bien es cierto que la idea de juntar varios de estos seres en una misma no era nueva ni siquiera para la propia Universal, quien puede presumir de haberle sacado partido a esa mentalidad exploit desde los años 40 con Frankenstein y el Hombre Lobo hasta la actualidad, pasando por cosas guardadas en el cajón de la infamia como el Van Helsing de 2004 que protagonizó el ídolo de masas Hugh Jackman, pero con el Dark Universe pusieron todas las cartas sobre la mesa. Iban a montar un proyecto descomunal que iba a cumplir a rajatabla todo lo que había hecho grande al Universo Cinematográfico Marvel: interconexión entre todas las películas producidas, grandes reparto, grandes diseños de producción y espectaculares efectos especiales. El punto de partida iba a ser La Momia, personaje que, para todos los que fuimos chavales en los 90, tiene un especial significado al retrotraernos a esas pelis de aventuras protagonizadas por Brendan Fraser que tan buenos ratos nos hizo pasar de peques y que, en esta nueva versión iba a tener de prota nada más y nada menos que a una de las más grandes superestrellas del Hollywood actual, Tom Cruise . Teniendo ya visualizado algo grande y ambicioso, los ejecutivos empezaron a tantear proyectos. Se anunció una nueva versión de El Hombre Invisible que protagonizaría Johnny Depp, que Javier Bardem encarnaría al mostruo de Frankenstein, que la Criatura de la laguna negra y el hombre lobo iban a estar de vueltas, e incluso plantaron en nuestras cabezas la idea de que todos esos personajes, de alguna manera, iban a acabar envueltos en una suerte de gran conflicto con el más terrible de todos los monstruos, Drácula. Estaban convencidos de que se avecinaban buenos años para la Universal.
La aventura no les duró ni un año.
Y ahora, hablemos de la peli que fue el pistoletazo de salida y, a la vez, el clavo del ataúd de un Universo Cinematográfico que ya nació muerto.
En La Momia, Tom Cruise despierta por accidente a una princesa egipcia maldita que irá sembrando el caos y la destrucción por Londres mientras busca una daga mágica que le permitirá traer a un antiguo dios de la muerte a nuestro mundo. La película comienza con un tono de aventura con breves toques de terror para, poco a poco y de manera completamente perceptible, convertirse en poco menos que una peli de superheroes en la que Cruise hace las veces de héroe torpe que prácticamente huye de aquí para allá como pollo sin cabeza recibiendo hostias de los diversos engendros momificados que aparecen cada dos por tres. La villana que da nombre al film se encuentra interpretada en esta ocasión por Sofía Boutella, actriz y modelo argelina que, tras debutar en Hollywood en Kingsman: Servicio Secreto tuvo en La Momia su primer rol importante. Sin ser una gran actriz, su construcción facial y su mirada la aportan un matiz expresivo interesante que el guión intenta explotar intentando darle un cierto aire de sensualidad al personaje que se queda a medio gas. Al menos este se beneficia de tener un diseño muy chulo, especialmente al inicio de la peli cuando apenas es un vulgar cadáver cubierto de harapos, cosa que no se puede decir del otro gran secundario que hace aparición en la cinta. Russell Crowe en su camino al sobrepeso más exagerado se enfunda en un estiloso traje para encarnar al Dr. Jekyll y a su nemesis Edward Hyde poniéndole ciertas ganas al asunto pero quedando lastrado por sus escasos momentos en pantalla y por un diseño perezoso que aun así, gracias a Dios, no repite nefastos errores que el cine tomó en el pasado con el personaje. Cierra el casting la partenaire femenina del protagonista, Annabelle Wallis, actriz conocida principalmente por su participación en las series de Tv Los Tudor y Peaky Blinders a la cual no tengo para nada vista y que recibió una oportunidad de audición para la peli porque el propio Cruise, como fan de dichos programas, lo exigió, por lo que no es de extraño que uno acabe pensando que si acabo en la peli al final fue por la poderosa influencia del actor, y es que no pocas fuentes afirman que Cruise, aparte de aceptar el papel a cambio de que se cumpliera un muy exigente contrato, ejercía prácticamente de déspota cambiando escenas para su lucimiento y corrigiendo decisiones de la productora a voluntad, algo que niegan tanto esta última como el director de la peli, Alex Kurtzman, aunque eso no ha impedido que los conspiranoicos del fandom lo utilicen para explicar el resultado final de la película. Y es que bien es verdad que La Momia, como peli de terror, fracasa estrepitosamente, pero como peli de acción fantástica que intenta copiar el modelo superheroica sale bastante bien parada. De hecho, gana enteros en ritmo y en entretenimiento en cuanto se convierte en una peli de Marvel. Si esto fue debido a la influencia de Cruise, pues bievenida sea.
El director de la cinta, Alex Kurtzman, hace uno de esos trabajos tan planos como solventes tan comunes en el Hollywood actual, aunque bien es verdad que las labores que se le exigían a Kurtzman pasaban más por la coordinación del futuro universo compartido (para lo cual contaba en su currículum con experiencia como showrunner tanto junto a J.J.Abrams en Fringe como a cargo de esa mina de oro que es Hawaii 5.0.) que como director. A cargo del guión encontramos por un lado a Christopher McQuarrie (guionista de Sospechosos habituales y escritor y director de las últimas entregas de la saga Misión Imposible) y por otro a David Koepp, prolífico escritor que ha trabajado mano a mano con grandes de la industria como Spielberg, De Palma o David Fincher. Que semejantes profesionales hayan ido a encontrarse en un proyecto así dice mucho tanto de la pasta invertida en el mismo como de lo que esta gente considera un trabajo de escritura mercenario y puramente alimenticio.
Y así, a lo tonto entre producción, post-producción y marketing, la Universal le había inyectado casi 400 millones de dólares al lanzamiento de su Dark Universe. Una vez La Momia terminó su andadura en taquilla con 410 millones recaudados, cifra ajustada en comparación que acabó traduciéndose en casi 100 millones de pérdidas para el estudio, ya que mucha de esa pasta recaudada, por unas y otras razones, no acabó directamente en los bolsillos de la compañía. Aquí en nuestra patria, la peli metió a casi 1.400.000 espectadores en las butacas, una cifra buena para los tiempos que corren pero que palidece ante los casi 4 millones de culos que sentó la versión de 1999 en los cines.
El público respondió mal ante la cinta. Al ya odio natural que suscita en muchos la persona de Tom Cruise se sumó el que la mezcla de tonos no dejó contentos ni a los fans del cine de terror ni a los del cine de acción y aventura. La crítica directamente la tachó de bodrio falto de originalidad y de estar más pendiente de plantear escenarios futuros que de darle algo de chicha a la película. Bien sabe Dios que esto último es verdad y que, entre guiños y tramas dejadas abiertas a propósito, se ve clara la preocupación del estudio por darse prisa en que quedara claro que esto iba a ser el principio de un plan cinematográfico a gran escala pero, joder, hay pelis de Marvel que son igual de vistosas y están peor construidas y la crítica y el público se deshacen en halagos con ellas.
Y ya digo que, si bien le cuesta arrancar, en cuanto se transforma en una peli de "supers" se convierte también en un entretenimiento puro y duro. No creo ni que sea una peli que merezca 7 nominaciones a los Razzies como tuvo (aunque todos sabemos la puta mierda que son esos premios en realidad) ni tampoco que sea una obra maestra del género pero está chula, hombre ya.
En cuanto al fracasado Dark Universe, parece que se resiste a morir del todo. La Universal no escarmienta y continúa intentando sacar rédito a sus monstruos clásicos. En breves tendremos por las pantallas una nueva versión de El Hombre Invisible que protagonizará Elizabeth Moss y que parece que va ser más una especie de lectura sobre la violencia de género que una peli de terror. ¿Se habrá olvidado ya el estudio del cine espectáculo e intentará ahora conquistar al fan intelectualoide del género? ¿Son los "ultras" de los Ari Aster y los Robert Eggers que pueblan el cine de terror actual el nuevo objetivo de la Universal?
Ya veremos que pasa.




Título: Drácula: La Leyenda jamás contada (Dracula Untold)
Director: Gary Shore
Año: 2014
Guión: Mark Sazama y Burk Sharpless
Intérpretes: Luke Evans (Vlad "El Empalador"/ Drácula), Sarah Gadon (Mirena), Dominic Cooper (Sultán Mehmed ), Art Parkinson (Ingeras), Charles Dance (el Vampiro)

Mencionaba hace unas líneas que antes de La Momia y el fracasado Dark Universe, la Universal ya había tenido un intento previo muy reciente de intentar sacar nueva tajada de sus monstruos.
Es fascinante como con el transcurso de los años Drácula ha pasado de ser un malvado hijo de satanás al que matar a una figura trágica o, como en este caso, directamente un superheroe.
La leyenda jamás contada incorpora la estructura de una peli de orígenes superheroicos y la mezcla con un poco de distorsión histórica para darnos algo más en la línea de Gladiator que de una peli de terror. En ella, Vlad "El Empalador" gobierna Transilvania y mantiene una frágil paz con el imperio otomano. Pero cuando el sultán turco exige que le sea entregado el primogénito de Vlad como rehén, este no dudará no sólo en plantar cara al poderoso enemigo con un puñado de endebles soldados sino también en pactar con un vampiro que mora en unas cuevas cercanas a su castillo para obtener las habilidades sobrenaturales con las que derrotar a los turcos.
Siete años estuvo dando vueltas el proyecto hasta hacerse realidad en los que supongo que habría mil cambios desde la idea original, un "Drácula: Año Cero" dirigida por Alex Proyas, a lo que finalmente salió. El cóctel que nos presenta la Universal en esta ocasión ignora por completo al género del terror y abraza todos los tópicos posibles del cine superheroico más perezoso: personajes maniqueos, la ausencia de una curva de aprendizaje para el héroe e incluso un final abierto que prácticamente anuncia con letras de neón las secuelas por venir. Todo ello narrado por un guión deslavazado, firmado por los autores del libreto de esa magnífica mierda que es Dioses de Egipto, en el que el prólogo y el desenlace son torpes y apresurados mientras que el nudo parece extenderse hasta dar la sensación de que no va a acabar nunca.
Protagoniza la cinta Luke Evans, uno de esos actores que generan simpatía por encima de sus habilidades interpretativas y que habría dado el pego perfectamente como seductor si la peli no hubiese prescindido también de este aspecto del personaje. En su lugar se ve en la labor de encarnar a un líder inspirador, cosa para la que, se ve a la legua, no está tan bien capacitado. Su antagonista es Dominic Cooper, otro de esos actores que caen en gracia y que sufre de tres cuartas partes del mismo problema. Porque para hacer de canallita en Capitán América: El Primer Vengador o en la serie de TV Preacher viene de lujo, pero para hacer de monarca hijoputa y despiadado pues no da la talla aunque lo intente. Redondean el casting Sarah Gadon, mediocre actriz completamente desconocida para mi persona que encarna a la esposa del Empalador; Zach McGowan, uno de los carismáticos piratas de la serie de TV Black Sails al que vemos medio minuto en pantalla haciendo las veces de un Renfield medieval y el veterano Charles Dance, que después de la saga Underworld vuelve a un rol vampiresco metiéndose en la piel de la criatura que otorga los poderes de la noche a Drácula.
Dirige el producto Gary Shore, director venido del mundo de la publicidad y que no ha vuelto a dirigir nada para cines tras La Leyenda Jamás Contada, el cual consigue dar a la peli el lustroso y prístino aspecto del que cualquier producción mainstream a la que un estudio inyecta toneladas de pasta puede presumir, a pesar de que tengamos más de un momento de CGI que de bastante vergüencita ajena.
70 millones de dólares se gastó la Universal en este reboot, triplicando esas cifras en taquillas internacionales. Por nuestras salas, más de 1.120.000 espectadores pasaron para ver las nuevas andanzas del vampiro. Vamos, que fue un éxito en todo regla.
Y sin embargo, la Universal ninguneó a la peli, cerró las puertas a futuras secuelas y aparcó al personaje para centrarse en el naciente Dark Universe y obtener los maravillosos resultados con este que he comentado más arriba.
Drácula: La Leyenda Jamás Contada es aún demasiado reciente para que haya quedado olvidada por el espectador medio, pero no me cabe la menor duda que en futuros años va a seguir ese sendero. Y es que es una peli que, a pesar de tener todos los ingredientes para resultar mínimamente entretenida, fracasa en el intento convirtiéndose en un producto tan poco memorable como aburrido. Sólo hace falta ver la reseña que me ha quedado para darse cuenta de lo poco que da de sí la peli. Una penita.