domingo, 22 de noviembre de 2015

ALIAS de Brian Michael Bendis y Michael Gaydos


Título: Alias (Alias vol.1, #1-5)
Editorial española: Fórum
Publicado originalmente como: Alias vol.1, #1-10 (Marvel Comics)
Guión: Brian Michael Bendis
Dibujo y entintado: Michael Gaydos
Color: Matt Hollingsworth
Portadista: David Mack

Principios de los 2000. Joe Quesada como editor de las líneas Marvel Knights y MAX, el Marvel para los adultos. Mucho se ha hablado de ello y mucho lo trataré aquí en el futuro me temo, pues es sin duda alguna uno de los movimientos más audaces y que más obras de calidad aportó a toda la historia de la editorial. En aquellos momentos iniciales, en los que el Punisher de Garth Ennis y el Daredevil realizado por Kevin Smith daban muestras de todo el potencial que se le podría exprimir a la línea MAX, desembarca en la misma el odiado por muchos y adorado cada vez por menos, el infame calvo Brian Michael Bendis, famoso a día de hoy por su extensísima etapa en las colecciones vengadoras durante la pasada década y por su no menos extenso trabajo en Marvel Knights: Daredevil.

No voy a entrar en el eterno debate que se mantiene constantemente en los foros y webs dedicadas al mundo comiquero sobre si Bendis es un buen o mal guionista en general (yo soy de los que defienden que el Marvel actual, con sus pros y contras, pero al fin y al cabo, la forma que tiene Marvel de crear y publicar, la base de su éxito actual junto con la explosión del mercado cinematográfico, debe mucho a los canones impuestos por Bendis en sus trabajos más mainstream), pero es innegable que cuando el señor se pone en serio y centrado pare auténticas obras maestras. Alias se presentó como un experimento singular, una incursión de Marvel en el género noir pero sin por ello alejarse del mundo superheroico de manos de un personaje de nueva cuña y un enfoque destinado exclusivamente al público adulto, una decisión atrevida por parte de Bendis y la editorial pero que sin duda dió en el clavo, no en vano se convirtió casi instantáneamente en el "buque insignia" de la línea MAX, el modelo a seguir, algo que ayudó al experimento a prolongarse durante 28 números y, posteriormente, a contar con una pseudosecuela más ligera en todos los sentidos bajo el nombre de The Pulse. Pero antes de entrar en el meollo es menester resolver las consabidas preguntas, ¿Qué es Alias? y ¿Quién es Jessica Jones?

Michael Gaydos con un coloreado y un entintado distinto es otro Michael Gaydos...

Alias es la historia de una antigua superheroína caída en desgracia y sumida en una depresiva espiral de sexo, alcohol, paranoia que, a la vez que tiene que lidiar con los aspectos más sórdidos de la sociedad acaba, de una manera o de otra, relacionada también con el mundo superheroico. En estos primeros números, que casi casi sirven de introducción para el resto de la serie, Jessica Jones se topara durante la investigación de una desaparición con una conspiración en la que un vídeo en el que se desvela la identidad civil del Capitán América jugará un papel clave, además de tratar de dilucidar el paradero del desaparecido Rick Jones, viejo compañero de armas de supers tales como Hulk o el Capitán Marvel.
Por tanto, una historia de detectives, pero no de esos detectives que acaban resolviendo casos de altos vuelos y ganándose la notoriedad, sino de uno de esos que contratarías para averiguar si tu pareja te pone los cuernos o no, un personaje que más que guiarse por un sentido de la justicia parece más bien encontrarse siempre en el lugar equivocado en el momento equivocada y rodeada de la gente equivocada. Esa es la gracia del personaje de Jessica Jones, que no es un superhéroe retirado que sigue actuando a menor escala, ni alguien que descubre sus poderes de repente y los aplica a su trabajo detectivesco, es alguien que conoció el oficio de superhéroe, llego a conocer las mieles del éxito, a relacionarse con los vengadores incluso, pero que a día de hoy está hasta los cojones de todo ese mundo, alguien que tan sólo quiere ser una persona más entre la multitud, ser olvidada por el gente, o al menos que esta olvide lo que fue en el pasado. Jessica es un personaje más humano que cualquier otro superhéroe de Marvel, incluso que Spiderman, el super con "problemas del día a día" por antonomasia. Leer Alias es meterse en la vida de una persona que, como muchas otras repartidas a lo largo del mundo, está desencantada con su vida, y Bendis se molesta en dejarnos claro esta situación de la mano de un personaje para el que el sexo compulsivo, la cercanía a una botella de whiskey y un suceso traumático del que, al principio, sabemos prácticamente nada componen casi la totalidad de su día a día.
Y aunque es este aspecto feísta, depresivo y noir lo que a la mayoría del público le podría parecer lo más atractivo del cómic, para mi lo es el hecho de que sea una especie de puerta trasera del Universo Marvel, no sólo ya porque se paseen por la cabecera toda una serie de personajes de dicho mundillo, desde el Capi hasta el Hombre Hormiga (la versión de Scott Lang) o el mismísimo Daredevil, sino por lo humanos que se muestran estos. Quiero decir, aquí no vamos a ver al Capitán América escudo en mano protegiendo a los Estados Unidos del mal, sino en chandal paseando por la calle, a Jessica yendo a pedir ayuda a los Vengadores a su mansión y encontrándose con que esta está vacía (porque aunque parezca mentira, los superhéroes no están 24 horas al día listos y dispuestos a saltar a la mínima en una misión) y así con todos los aspectos del Universo Marvel y los conceptos del género superheroico que uno se pueda imaginar. Para mí, la escena más brillante de estos primeros números es una conversación de varias páginas en la que Jessica y Carol Danvers (aka, Miss Marvel) discuten durante una comida sobre sus viejos looks de superheroínas y sobre el como a Luke Cage le pone cachondo el follarse a "chicas con uniformes", como harían dos amigas cualesquiera poniéndose al día con sus respectivas vidas. Muchos cómics a lo largo de la historia han intentado presentar a los superhéroes como meros humanos, pero pocos lo han logrado de manera tan vulgar y directa cómo lo hace Alias.


Encima, Brian Michael Bendis pone la prosa a la autobiografía de Rick Jones. Debajo, en las páginas de dicha obra , el gran Sienkiewicz nos muestra un atípico retrato del Increíble Hulk. 


Acompañando a Bendis y el sórdido escenario en el que construye la historia de Jessica Jones tenemos a los lápices a Michael Gaydos, un dibujante que con su trazo feísta, que a veces roza casi la deformidad, resulta un acompañamiento más que adecuado para una historia de esta categoría. No es un dibujo que me gustaría ver en cabeceras más coloridas, y menos aún con ese entintando (obra del propio Gaydos) y ese coloreado (basta ver cómo en el número dedicado a la entrevista de trabajo que J. Jonah Jameson concede a Jessica los cambios en la técnica usada para el entintado y el color convierten el dibujo de Gaydos en algo mucho más ligero y cercano a lo que podemos ver en otros artistas), pero en un cómic cómo este que se mueve constantemente en un mundo de sombras no se podía pedir algo menos sucio. Acompañando a Gaydos en momentos puntuales tenemos la colaboración de un absoluto genio del cómic, el maestro Bill Sienkiewicz, otro de esos dibujantes que únicamente parecen salir a la luz para aportar su radical dibujo a los rincones más oscuros del Universo Marvel con sus lápices emborronados, caóticos y, sobre todo, geniales. Cierra el trío de artistas la inevitable mención del portadista David Mack, con el que Bendis trabajaría en Marvel Knights: Daredevil, y que basa su trabajo en una especie de hibridación entre el dibujo realista que le caracteriza y una composición más cercana al collage que al del dibujo comiquero propiamente dicho.
Inevitablemente, cuando uno tiene que hablar de Alias no puede pasar por alto la famosa polémica que siguió a la publicación del primer número de la serie en Estados Unidos dónde diversas imprentas se negaron a imprimir dicho cómic por una sencilla razón, en dicho número Jessica era sodomizada durante un encuentro sexual por el vigoroso héroe de alquiler Luke Cage, algo que por aquellos tiempos en los que no sólo esto no era común de ver en productos mainstream sino que todavía quedaban algunos colectivos que todavía consideraban que el cómic era un producto exclusivo para el público infantil-juvenil se consideró escandaloso pero que, si lo ves a día de hoy, entre que ya hasta el tato lee cómics de superhéroes (por tanto ya es absolutamente un producto destinado a cualquier tipo de público) y que cualquier serie de televisión saca a la mínima este tipo de cosas o peores, uno no puede ver esto nada más que cómo una curiosidad histórica y, eso sí, una muestra de los cojonazos del Bendis de esa época.

He aquí la archiconocida "página de la polémica"

Así pues, estos primeros números constituyen a la vez un prólogo bien cimentado para la intensa pero corta peripecia que fue la cabecera de Alias, muestra del mejor Bendis, del lado más sucio del Universo Marvel y de las posibilidades que tenía este universo en el mercado del cómic para adultos. Algo sin duda alguna recomendadísimo y que todo marvelita que se precie debería leer al menos una vez en la vida. Toda una experiencia.


lunes, 16 de noviembre de 2015

GOLDENEYE de Martin Campbell



Título: Goldeneye
Dirección: Martin Campbell
Guión: Jeffrey Caine, Bruce Feirstein, Michael France y Kevin Wade
Año: 1995
Intérpretes: Pierce Brosnan (James Bond), Izabella Scorupco (Natalya Simeonova), Sean Bean (Alec Trevelyan), Famke Janssen (Xenia Onatopp), Gottfried John (General Ourumov), Alan Cumming (Boris Grishenko), Robbie Coltrane (Valentin Zukovsky), Desmon Llewellyn (Q), Samantha Bond (Moneypenny), Judi Dench (M)


Cuando se habla de Goldeneye hay que ponerse en situación. Tras la poco fructífera etapa con Timothy Dalton como 007 la saga se tomó un respiro para replantearse los conceptos. Había que traer a Bond un poquito hacia el presente, actualizar la acción pero respetando el modelo planteado por todas las películas anteriores de la saga. A mí personalmente me gusta ver la etapa de Pierce Brosnan cómo una transición entre las películas más ligeras y casi casi que coñeras de Roger Moore y la acción desenfrenada de las actuales cintas con Daniel Craig a la cabeza. El resultado es una mezcla de conceptos que no terminan de casar bien, y que dan cómo resultado una etapa irregular en la que se dieron cita algunas de las peores películas de toda la saga Bond, hasta el punto de que parece que Goldeneye, la película que dió el pistoletazo de salida a dicha etapa fue la única que se tomaron algo en serio.

En la peli, un grupo criminal roba de unas instalaciones militares rusas los códigos de lanzamiento de una antigua arma espacial soviética, el Goldeneye, cargándose a todos los trabajadores del centro con la excepción de la programadora Natalia Simeonova. En respuesta a esto, Bond será despachado por la inteligencia británica con el objetivo de detener los planes de esta organización, un caso que le pondrá en contacto con hechos trágicos de su pasado acaecidos durante la Guerra Fría.
La Guerra Fría, cuánto le debe el género de espionaje a esos turbios años del siglo XX...y la película lo sabe bien, ambientando prácticamente toda la acción en Moscú, en un ambiente post comunista en el que sin embargo aún se respiran los últimos estertores de ese régimen caído, cosa que el film se molesta en recalcar desde esos créditos iniciales guapísimos en los que bellas mujeres se contonean entre hoces, martillos y los símbolos de los gloriosos líderes soviéticos.
Por tanto, de principio una ambientación buena a la que acompaña unas escenas de acción solventes pero que nunca llegan a ser todo lo espectaculares que podrían llegar a ser, a pesar de que tienen los escenarios y las situaciones apropiadas para lograrlo si se hubieran esforzado en ello (que la escena más espectacular de la cinta sea la persecución en la que Bond literalmente destroza las calles de Moscú con un tanque...tiene tela). Al margen de esto, la peli pincha por más sitios de los que debería.

En primer lugar, tarda muchísimo en arrancar, vale que el prólogo es vital para entender la película, pero es que hasta prácticamente los tres cuartos de hora los villanos no roban el Goldeneye ni Bond llega a Moscú, y la peli no llega a las dos horas. Puede que por aquel entonces (los años 90) esto fuera la leche de ágil, pero a día de hoy, donde lo más normal es un non stop en las pelis de acción se hace lento de cojones y se aprecia muchísimo todas las escenas que fueron introducidas a capón para rellenar metraje. Y eso que quien está detrás de la dirección es el mismo responsable de la que sería años después el debut de Daniel Craig como Bond, Casino Royale, la cual tenía unas escenas de acción y un ritmo a años luz de esta película (¿Estaba Martin Campbell aprendiendo a dirigir, simple casualidad o acaso es desde entonces va a ser el responsable de inaugurar la dirección de cada nueva etapa en la saga Bond? ¿Acaso volverá tras las cámaras para dirigir al próximo James Bond que vendrá tras Daniel Craig?).
Segundo, la relación entre Izabella Scorupco, a la que nos quieren colar como la chica Bond, y el propio 007 no hay dios que se la crea, simplemente porque la química entre ellos es inexistente desde el primer momento, aparte de que la verdadera chica Bond de esta película es la sádica villana Xenia Onatopp, interpretada por esa actriz que sin ser especialmente guapa tiene algo que parece invitar a cualquiera a pegarle un empujón que es Famke Janssen
Tercero, ciertos detalles de la película están muy desaprovechados, siendo el principal el villano, Jano, el hombre de las dos caras, un supuesto villano en la sombra con el que resulta que se puede contactar fácilmente, con un supuesto maquiavélico plan de venganza contra Gran Bretaña que no deja de ser poco más que un vulgar atraco y que ni siquiera, a pesar de que así nos lo venden, hace físicamente honor a su nombre.
Cuarto y último, que este último visionado de la película me ha servido para darme cuenta de que Pierce Brosnan es un actor malo de pelotas que únicamente tiene dos registros, el de serio y el de cachondeo, y que es incapaz de salir de estos en ningún momento, con lo cual las escenas donde se supone que tiene que expresar algo que no sea esto resultan creíbles de ninguna forma.
Acompañan a las cabezas del reparto Robbie Coltrane (el Hagrid de la saga de películas de Harry Potter), el difunto, y muy feo en vida, Gottfried John (el Julio César de la Astérix y Obélix contra César), el asqueroso de Alan Cumming interpretando a un personaje igual de asqueroso, el veterano Desmond Llewelyn volviendo a su sempiterno papel de Q y los debuts , discretos eso sí, de Judi Dench y Samantha Bond, como M y Moneypenny respectivamente.
Finalmente, y a pesar de que el resto de la banda sonora es una cosa más bien anodina, he de decir que el tema que acompaña a los créditos iniciales, interpretado por Tina Turner y compuesto por Bono el de U2 como favor personal hacia la cantante, me parece una de las mejores canciones que ha tenido la saga Bond en toda su historia.

He de decir que,cuando era más joven,Goldeneye me parecía una película cojonuda y, sin duda, de las mejores de Bond que había tenido la oportunidad de ver por aquel entonces. Ahora, con este nuevo visionado, sin embargo, no me ha parecido tan buena ni de broma. Entretenida, si, y sin duda la mejor de toda la etapa de Pierce Brosnan, pero también la clara muestra de una fórmula que estaba agonizando y que hasta la llegada de Daniel Craig no se actualizaría como debía para atraer a la audiencia de los tiempos modernos.


jueves, 5 de noviembre de 2015

FRANKENSTEIN'S ARMY de Richard Raaphorst


Título: Frankenstein's Army
Director: Richard Raaphorst
Guión: Richard Raaphorst
Año: 2013
Intérpretes: Robert Gwilym (Novikov), Alexander Mercury (Dmitri), Luke Newberry (Sacha), Joshua Sasse (Sergei), Mark Stevenson (Aleksei), Andrei Zayats (Vassili), Karel Roden (Viktor Frankenstein)


Un comando de soldados soviéticos en plena guerra mundial se infiltran en un pueblo minero abandonado para rescatar a un grupo de camaradas cautivos pero acaban encontrándose con un montón de engendros mecanizados que les darán caza.
Found footage. Género de terror. Hora y cuarto de duración. Chapeau
La verdad es que pocos géneros son más agradecidos que el de cámara en mano. Muy mala tiene que ser la peli para que no te entretenga (aunque la mayoría sean para ver y olvidar), y para la productora mucho mejor, porque suelen costar dos perras y recaudar bastante más de lo gastado en ellas. Está claro que a día de hoy es una de las fórmulas del éxito en el mundo del cine, tanto es así que ya ha traspasado las fronteras del género de terror para meterse en otros terrenos cómo el de la comedia con Project X o el del cine de aventuras con, por ejemplo, Proyecto Dinosaurio. Pero se originó en el cine de terror y siempre se acaba volviendo a este, cómo cada año nos demuestran toda una andanada de títulos.

Y es aquí que tenemos a Frankenstein's Army, una película que ya desde su minuto uno se salta las reglas no escritas del found footage (si se supone que es material encontrado,¿por qué cojones tiene créditos iniciales?), aparte de tener una serie de detalles que hacen que te sea más díficil meterte dentro de la peli (la clave para que un buen found footage funcione), la primera de las cuales es la puta mierda del vídeo en alta definición. Vamos a ver, se supone que toda la película está rodada con una cámara de los años 40, luego, ¿cómo te vas a creer esto cuando estas viendo todo con una resolución que le ves hasta los pelos de las cejas a los protagonistas? Aparte de que los horrorosos filtros que meten para simular los pelos y rayones del celuloide antiguo estropean el conjunto y que el montaje de las secuencias estoy prácticamente seguro de que sería inviable con una cámara de estas características. Un problema de muy fácil solución, pues a día de hoy siguen existiendo formatos de cámaras y de película de vídeo no digital para evitar todos estos artificios, o, si no quiere uno gastarse un duro más, bastaba con trasladar la acción a la actualidad. Pero claro, entonces perdería toda la gracia que la segunda guerra mundial, con sus nazis, sus comunistas, sus bombardeos y todas esas cosas. Que parecen tonterías, pero juro por lo más sagrado que hay momentos en los que estas cosas te sacan de la acción.

Pero bueno, aun quitando todo esto tenemos una película más bien normalita que casi, por lo que nos quiere contar, hubiera funcionado mejor como un mediometraje. Y es que toda la trama es básicamente una excusa para una sola cosa, que en el fondo es la razón por la que alguien se decidiría a visionar esto: los monstruos. Brutal es lo único que se puede decir de los diseños de las criaturas, que cómo buenos Frankensteins están hechos con cachos de muertos, pero que ademas cuentan con el añadido de estar armados con cachos de maquinería bélica (de entre todos me quedo con el bichejo con el taladro en la cabeza que protagoniza el poster y el que se pasea con un motor de avión  y su hélice haciendo las veces de cabeza), todo esto sin prácticamente CGI de por medio, únicamente un vestuario y maquillaje cojonudos, látex y muchos extras de por medio.¿Cuántas películas pueden presumir de esto a día de hoy? Cada día menos (y si ya a esto le añades pinceladas discretas pero intensas de un gore más que aceptable, ya tienes la mitad del trabajo hecho). Lo más destacable que nos puede ofrecer la peli sin duda alguna.
Protagonizan el film un puñado de mindundis (cómo todo buen found footage que se precie requiere) encabezados por un actor semi desconocido, Karel Roden, el Rasputín del Hellboy de Guillermo del Toro, que aquí interpreta al supuesto descendiente del Dr. Frankenstein responsable de todo el percal.
Dirige la función un tal Richard Rhaaphorst en su primer y de momento único trabajo cómo director. Un novato tras la cámara pero un profesional con cierta experiencia en el campo del diseño, ya que si uno se detiene a investigar descubre enseguida que este buen señor ha trabajado bien como creador de storyboards bien como artista y diseñador de efectos especiales en películas como El Libro Negro de Paul Verhoeven, Frágiles de Jaume Balagueró, y sobre todo en multitud de proyectos de la desaparecida Fantastic Factory como Dagon: la secta del mar, Rottweiler o Faust

Juntamos todo y tenemos un combinado para matar el aburrimiento durante hora y poco, pero para nada más. Otro found footage para ver y olvidar después que añadir a la pila que año a año va aumentando de tamaño.




martes, 3 de noviembre de 2015

QUANTUM OF SOLACE de Marc Foster


Título: Quantum of Solace
Director: Marc Foster
Guión: Paul Haggis, Neil Purvis y Robert Wade
Año: 2008
Intérpretes: Daniel Craig (James Bond), Olga Kurylenko (Camille Montes), Mathieu Amalric (Dominic Greene), Joaquín Cosio (General Medrano), Jeffrey Wright (Felix Leiter), Giancarlo Gianini (Renée Mathis), Gemma Arterton (Strawberry Fields)

Después del pelotazo que supuso el re impulso de la saga de 007  con Casino Royale en el año 2006, lo lógico para todo aquel con dos dedos de frente y algún papel de responsabilidad en la misma era que había que seguir por la línea que había trazado esta última entrega. Era evidente, la gente ya estaba cansada de los gadgets, los truquitos de salón y la acción descafeinada que habían mantenido los últimos y lamentables ejemplos de la etapa de Pierce Brosnan. El público buscaba un Bond más físico, con más acción y frenesí (algunos dicen que la saga de 007 se contagió del "Síndrome de Jason Bourne") y menos filigranas, y Casino Royale se lo había entregado en bandeja de plata. Así pues, la gallina de los huevos de oro estaba fecundada y lista para la puesta, y los ejecutivos de la Metro se frotaban las manos pensando en los millones que se iban a embolsar con las secuelas.

Llega el 2008 y entonces...¡¡Oh, Sorpresa!! Crítica y público empezaron a echar mierda enzima de Quantum of Solace, que si Bond se había convertido en Jason Bourne del todo (¿Pero esto no era lo que le gustó a la peña de Casino Royale?), que si parecía una peli de justicieros a lo Charles Bronson (tampoco era la primera vez que esto ocurría en una película de Bond...) y demás argumentos que, una vez vista la peli, me parecen meras excusas, pataletas de gente que no es capaz de justificar el por qué de sus opiniones. Porque si bien es evidente que Quantum no es la mejor peli de James Bond, ni tampoco esta cerca de sus mejores entregas, no es para nada la puta mierda pinchada en un palo que todos dijeron en su momento.
A ver, si, la peli en parte parece una peli de venganza como cientos antes, en la que James Bond, tras el final de Casino Royale va tirando del hilo para encontrar a los responsables de la muerte de su amada Vesper Lynd y descubrir toda una conspiración detrás de esta. Es igual, la trama en las pelis de Bond pocas veces a sido más que una chorrada (joder, miren la etapa de Roger Moore y verán que es cierto), y si bien el guión de Casino Royale era cojonudo tampoco se le podía pedir a sus responsables repetir el milagro eternamente. Pensemos que , si bien tanto Casino Royale como la secuela de Quantum of SolaceSkyfall, son películas con guiones sólidos, el tándem Neil Purvis-Robert Wade también había sido responsable del guión de Muere otro día que era una patata hervida.
El que James Bond protagonizara una peli de venganza al más puro estilo justiciero no me parece mala idea, pero el principal problema de Quantum of Solace es que se queda a medias o pincha totalmente al desarrollar algunos de sus elementos que deberían ser más fuertes. Quantum tiene un villano sin carisma (el pobre de Mathie Amalric tampoco da para mucho más), una chica Bond sin atractivo ni aunque lo intente (que se puede esperar de Olga Kurylenko, que ni es actriz ni es nada), la práctica ausencia del tema espionaje (el giro sorpresa del guión se produce a media película y es casi casi que de traca) y un ritmo y una duración que hacen que la peli resulte demasiado atropellada, sobre todo en el desenlace.
¿Qué cosas buenas tiene, sin embargo? Pues por ejemplo, Daniel Craig. Él es el mejor Bond de todos los tiempos junto a Sean Connery se ponga la gente cómo se ponga. Vale que su interpretación resulte bastante planita en esta entrega (tanto en Casino Royale cómo en Skyfall ofreció un trabajo mejor a nivel interpretativo), pero también hay que tener en cuenta que, a diferencia de otras películas, en esta Bond es poco más que una máquina de matar durante la mayor parte de la cinta. Y al servicio de esta máquina asesina tenemos una acción rodada de puta madre, desde la persecución inicial a la escena final en el hotel del desierto, que salva los papeles de sobra ante la falta de profundidad del guión. Porque es indudable que la peli cuando se lo propone es puro espectáculo.
Pero sin embargo, lo que más me gusta con diferencia del film es el cómo poco a poco ayuda a construir el nuevo universo en el que las últimas pelis de Bond se desarrollan. En Casino Royale se nos deja entrever que hay una especie de organización maligna operando en las sombras, aquí en Quantum of Solace se nos muestra un poco más de ese enemigo y hasta donde pueden llegar sus tentáculos. En Skyfall se nos intuye que el pasado de Bond puede ser algo más misterioso de lo que en principio podemos suponer. Habrá que ver como continúa esta tendencia la inminente Spectre que llega ya mismito a los cines. Si juntamos esto último con todo el omnipresente tema de la venganza a su amada, no es tan difícil el ver a Quantum of Solace como una especie de epílogo alargado para una película claramente superior cómo es la ya mencionada Casino Royale.

Acompañando a los protagonistas tenemos todo una serie de cameos entre los que destacan Jeffrey Wright y Giancarlo Gianini retomando sus papeles de Felix Leiter y Mathis de la anterior entrega, Joaquín Cosio (actor mexicano muy reconocible que interpreta a un general boliviano con ínfulas de dictador), Gemma Arterton (otra muchachita dispuesta a dejarse seducir por Bond y protagonista de una evidente referencia a uno de los films clásicos de la saga, Goldfinger) y, ojo al dato, Fernando Guillén Cuervo interpretando a un oficial militar boliviano (parece que todavía a día de hoy si no eres Javier Bardem no puedes hacer otra cosa en USA que interpretar a narcos o a hispanoamericanos de diversa índole).
Finalmente, en el tema musical, tenemos repitiendo a la batuta a David Arnold, compositor de la banda sonora de Casino Royale, que repite más o menos el mismo trabajo, y a Alicia Keys y Jack White interpretando la canción de los créditos iniciales (Another Way to Die), la cual tampoco es que sorprenda demasiado.
En resúmen, que no hagáis ni puto caso a lo que dicen, que Quantum of Solace si bien no es la mejor película de la saga de 007 ni la que más se apega a sus elementos clave, funciona perfectamente como un entretenimiento palomitero de primera clase. Regulera, si, una puta mierda, para nada.