martes, 7 de enero de 2020

NURSE 3D de Doug Aarniokoski


Título: Nurse 3D
Director: Doug Aarniokoski
Año: 2013
Guión: David Loughery y Doug Aarniokoski
Intérpretes: Paz de la Huerta (Abigail Russell), Katrina Bowden (Danni Rogers), Corbin Bleu (Steve), Judd Nelson (Dr. Robert Morris), Martin Donovan (Dr. Larry Cook)

A lo mejor a la gente se le ha olvidado ya, pero después de la moda absurda del 3D que impuso el pepinazo que fue el Avatar de James Cameron, hubo toda una avalancha de títulos que vieron su estreno asegurado con sólo ponerle la etiqueta de las tres dimensiones en el póster y añadir un puñado de escenas que justificara esto. Particularmente, en el cine de terror y fantástico de serie B, esto fue una práctica común que permitió que salieran a la luz pelis infames que quizá habría sido mejor que permanecieran en el oscurantismo. Esta es una de ellas.
Nurse 3D es un proyecto encargado por la productora Lionsgate que fue rodado en 2011 y rescatado a posteriori para aprovecharse de la moda del 3D de la manera antes mencionada. El film, que gira en torno a una enfermera que asesina a maridos infieles y que le hace la vida imposible a una compañera de trabajo que rechaza sus avances amorosos, se presenta, por un lado, como una especie de relevo de los thrillers eróticos que tan populares fueron en los 90 y, por otro, como una vil explotación del "falso Grindhouse" que Robert Rodríguez y acólitos popularizaron hace no tanto. Aunque conceptualmente pretende colgarse también esa medalla de feminismo mal entendido que esgrimen las pelis protagonizadas por "mujeres vengadoras" (siendo el subgénero rape and revenge la máxima expresión de esta tendencia), la peli acaba mostrándose como tremendamente machista, aprovechando cualquier mínima excusa para que su protagonista enseñe el culo, las tetas, el coño depilado o todo al completo y para que sus compañeras de reparto se paseen en braguitas, tanguita o minifalda delante de la cámara. Un guión pésimo, unas escenas en 3D extremadamente cutres (de las de arrojar cosas a la pantalla) añadidas en el último momento y una alargada secuencia plagada de gore en CGI y que, a todas luces, parece incluida en la trama únicamente para contentar al fan estúpido de la casquería de turno completan los desastrosos cimientos sobre los que se construye esta puta mierda.
La protagonista absoluta es Paz de la Huerta, actriz que se ha movido a lo largo de su carrera desde el cine de autor más cultureta a la serie Z más costrosa posible. Con un estilo de interpretación que en nada desmerece al cultivado en la mayoría de pelis porno que uno puede encontrar en la red, de la Huerta parece más empeñada, por lo que he podido comprobar en otros papeles suyos, en quitarse las bragas a petición del director de turno que en cultivarse como actriz. Todos los roles en los que la he visto  (incluyendo su papel secundario en Boardwalk Empire, donde interpretaba a un personaje que le venía como anillo al dedo, el de putón verbenero de pocas luces), son ejecutados de la misma forma con total y absoluta desgana. Pésima actriz que, para más inri, exhibe un físico más desagradable que atractivo en el que queda patente su paso por quirófanos de clínicas de cirugía estética (la cantidad de goma que tiene en labios y pómulos da hasta grima). Durante el rodaje, la susodicha recibió un golpetazo por parte de una de las ambulancias de pega que tenían por el set, por lo que la productora la tuvo que soltar un buen fajo de billetes en concepto de daños y perjuicios. Posteriormente grabaría una serie de diálogos "en off" que narrarían algunas de las secuencias de la película. El resultado obtenido fue tan nefasto que el equipo de la misma decidió eliminar esas líneas de diálogo y sustituirlas por otras dobladas por otra actriz distinta que imitaba el tono y la dicción de De la Huerta, lo que ocasionó que la susodicha llevara a los productores a juicio por los daños infringidos a su persona, exigiendo una compensación de 55 millones de dólares que nunca llegó a recibir porque la demanda no salió adelante. Por si todo esto fuera poco, la actriz puso el remate final en unas declaraciones a la prensa en las que culpó a la película  de arruinar su carrera, pues pasó de facturar 2 millones de dólares anuales a tener que refugiarse en la serie B más subterránea e ignota. Hoy día, la tipa vuelve a estar en el candelero a raíz del movimiento #MeToo y su afirmación de que Harvey Weinstein la violó en repetidas ocasiones en algún momento del pasado, pero sus colaboraciones cinematográficas desde el 2015 se pueden contar con los dedos de una mano.
La acompañan en el reparto la co-protagonista Katrina Bowden, actriz con algo más de soltura pero de escasa y televisiva filmografía que se pasea en bragas por los distintos escenarios de la peli (incluso en las risivas escenas en las que se ducha con la ropa interior puesta y procurando no enseñar ni medio pecho al espectador); Corbin Bleu, el olvidadísimo "negro de High School Musical", que también enseña el culete en un par de escenas; Judd Nelson, uno de los jóvenes protagonistas de El Club de los Cinco que, ya avejentado, interpreta a un doctor del hospital que acosa sexualmente a las enfermeras y, de hecho, consigue pasarse por la piedra a más de una (otras dos tacitas de machismo a la mezcla) y, en un cameo tan corto que si parpadeas te lo pierdes, una Kathleen Turner hechísima polvo que uno no sabe muy bien que hace participando en un ñordo como este.
Dirige como puede Douglas Aarniokoski, que antes de esto había trabajado en un buen puñado de ocasiones como asistente de director y director de segunda unidad para Robert Rodríguez (al que plagia toda la impostada estética de la peli, como ya he mencionado), se había currado parte del guión de Puppet Master 4 y 5 y, además, tenía dos o tres ñordos más en su filmografía incluyendo Los Inmortales: Juego Final y Animals, cinta de terror alemana con pinta de serie Z infame que, para más inri, firmó con el molón pseudónimo de Arnold Cassius. Después de Nurse 3D, el tipo se refugió en la Tv, donde van todos aquellos que no triunfan en el cine. Y así, entre Mentes Criminales, las series de superheroes de la CW y Star Trek, no le ha faltado trabajo desde entonces.
En USA la peli desbloqueó un logro histórico al convertirse en la primera peli producida por un gran estudio en ser estrenada en cines y en Video On Demand al mismo tiempo. Costó aproximadamente diez millones de dólares y se estima que, entre salas y ventas domésticas logró recaudar en su primer año de vida poco más de 300.000. Ni siquiera a los trajes de la cinta consiguieron sacarles rentabilidad, que fueron subastados en repetidas ocasiones en 2018 y 2019 con nulo resultado, pues nadie osó pujar por ellos. 
Y así, a día de hoy, los únicos sitios en el que alguien guarda un recuerdo positivo de Nurse 3D  son los grandes portales de pornografía de Internet, donde cualquiera de las nudistas intervenciones de su protagonista acumula miles y miles de visitas, números que, con el tiempo, continuaran creciendo. Un poético final para una peli de mierda que supongo que, al menos en un principio, tendría alguna expectativa más que acabar convertida en una mera inspiración para la liberación de esperma por parte de onanistas de todo el mundo.


domingo, 5 de enero de 2020

TOLKIEN de Dome Karukoski



Título: Tolkien
Director: Dome Karukoski
Año: 2019
Guión: David Gleeson y Stephen Beresford
Intérpretes: Nicholas Hoult (J.R.R. Tolkien), Lily Collins (Edith Bratt), Colm Meaney (Padre Francis Morgan), Derek Jacobi (Profesor Joseph Wright), Anthony Boyle (Geoffrey Smith), Patrick Gibson (Robert Gilson), Tom Glynn-Carney (Christopher Wiseman)

¿Son todas las biografías de personajes históricos relevantes dignas de ser adaptadas al cine? Eso es algo que me he preguntado más de una vez más al enfrentarme a un biopic (género cinematográfico que raro es que no funcione) junto a esa otra gran cuestión que es ¿en que momento la fidelidad histórica comienza a ser un estorbo de cara a la película? No se me ocurra mejor caso que ejemplifique el momento en que ambas preguntas se contestan solas que Elizabeth, ese biopic sobre el auge de Isabel I de Inglaterra tan alabado por historiadores por su certeza histórica y tan denostado por mi persona por el tremendo coñazo que era aun teniendo todo, desde un envidiable reparto hasta un diseño de producción excelente, de su lado. Una adaptación extremadamente fiel sobre una figura vital para la historia mundial, y aun así la película que dio base a mi teoría de que la historia británica posterior al descubrimiento de América es aburrida y tiende a regalarnos sopores cinematográficos. 
Por otro lado tenemos los biopics sobre figuras literarias, más comunes de lo que la mayoría piensa pero fácilmente olvidables (me viene a la mente de primeras Descubriendo Nunca Jamás, el biopic en torno a James Barrie, el creador de Peter Pan; Las Horas, que hacía lo suyo con Virginia Woolf y, por supuesto, Shakespeare in Love, aunque este último tenía más de ficción que de realidad de por medio). Y lo cierto es que la vida de un escritor puede ser fácilmente un coñazo de historia a no ser que se trate borrachos como Bukowski o de degenerados como Oscar Wilde o el Marqués de Sade. 
Y así llegamos a J.R.R. Tolkien, un señor endiosado por todo amante de la literatura fantástica como uno de los grandes patraircas del género pero un hombre del que no he oído a nadie decir que tuviera una vida apasionante, y aun así, suficientemente relevante como para merecer una película. Y sintetizando, Tolkien es, al parecer, una adaptación con muchas libertades y, eso lo puedo asegurar, un aburrimiento considerable. Pero vayamos por partes.
La peli nos narra los acontecimientos más importantes de la vida del escritor desde su infancia hasta que se sentó a escribir El Hobbit, pasando por su época universitaria, su participación en la Primera Guerra Mundial y su romance, prácticamente de cuento, con la que luego sería su esposa. 
Conversaciones sobre filología y literatura, una guerra en la que el protagonista no pega un solo tiro y una reflexión sobre la persecución de las aspiraciones artísticas por encima de todo es lo que nos ofrece una peli que, por otro lado, sería interesante visualmente si no fuera porque todos los diseños que ofrece están mangados de adaptaciones anteriores de los trabajos de Tolkien. Por cierto, una obra en la que los guiños al lector de El Señor de los Anillos son muy poco sutiles: el cura que mantiene a los niños Tolkien de pequeños llega en carreta y fumando en pipa como lo hace Gandalf a la Comarca; el grupito de colegas universitarios del escritor son cuatro como cuatro eran los hobbits de la novela e incluso tenemos un soldado acompañando a Tolkien por las trincheras como si fuera poco menos que su escudero que se hace llamar Sam.
La traslación de la vida de Tolkien al cine intenta constantemente vender como apasionantes hechos completamente mundanos, no ofreciendo nada realmente original que motive al espectador y que, por lo que parece, se debe pasar por el forro la realidad de la vida del escritor, hasta el punto que la familia Tolkien ha renegado completamente del film desde un principio. Y eso que el diseño de producción y el trabajo tras las cámaras no es malo, es sólo que el proyecto en sí es una idea fallida desde su misma concepción  que, seguramente, los productores confiaban que se vendería sólo con el nombre de su protagonista. Una pena, porque está claro que esta es también una película con la que su director, Dome Karukoski (reputadísimo cineasta en su país natal, Finlandia), pensaba abrirse las puertas de Hollywood después de que su obra anterior, Tom of Finland (otro biopic, esta vez sobre la vida de un pintor homosexual finés de mediados del siglo XX), lograra cierta repercusión entre el publico americano. 
Repasemos ahora el casting. Tenemos de protagonista absoluto a Nicholas Hoult, la Bestia de las últimas películas de la saga X-Men que parece contagiado del aburrimiento que era la vida de Tolkien ofreciéndonos una interpretación sosa y sin motivación alguna; Lily Collins, la hija de Phil Collins hace gala de unas pobladas cejas a lo Cara Delevigne y una igualmente abundante falta de carisma a pesar de que prácticamente interpreta a ese prototipo ficticio de mujer infatuada que persigue al amado para darle el beso final bajo la lluvia en los dramas románticos; Colm Meaney, secundario irlandés de lujo pone acento y voz a un personaje muy en la línea de lo que suele hacer desde hace unos años en sus apariciones en cine y televisión; y entre todos ellos encontramos a un Derek Jacobi en modo abuelo total encarnando al profesor de Oxford que inspiró a Tolkien para convertirse en lingüista, un papel que le viene como anillo al dedo a un actor de dicción tan teatral como la suya.
Y poco más hay que decir sobre la película. Haría mención a la banda sonora de Thomas Newman si esta tuviera alguna relevancia dentro del conjunto. En cualquier caso, la película costó 20 millones de dólares y recaudó 9 en todo el mundo, consagrándose como un fracaso en toda regla. En nuestras salas sentó a la lamentable cifra de 30.708 espectadores en las salas. Pero es que estaban cantados estos resultados. No hay tantos fans de Tolkien en el mundo que se motiven lo suficiente como para pagar para ver una peli sobre su ídolo en cines. Ya se esperaran al Netflix...si llega en algún momento.
Tolkien es, en esencia, una oportunidad perdida para su director, un biopic fallido sobre su protagonista y un aburrimiento garantizado para casi cualquiera. Una pena, pero tampoco esperaba mucho.


miércoles, 1 de enero de 2020

ESPECIAL FIN DE AÑO: Mis 5 Películas favoritas de 2019


Otro año que ha llegado y se ha ido a tomar por culo. 2019 ha sido, entre otras cosas, el segundo año que pasa nuestra Españita sin conformar un gobierno estable mientras nos toman a todos por tontos, el año en que por meses se han tirado dándoles vueltas y más vueltas a ver si conseguían llevar a Donald Trump a uno de esos simpáticos juicios por Impeachment que tanto gustan a los americanos y también el año en que una niña ha hecho descubrir a la gente que existe una cosilla llamada cambio climático a pesar de que unos señores llamados científicos llevan dando la matraca y siendo pesadísimos con el tema desde hace más de 50 años. Ah, y tambien sigue abierto el tema de Cataluña. Y sigue estando ahí el brexit. Y sube el precio de la vivienda y el paro también. Nada nuevo por el frente.
Pero bueno, como siempre digo, ahí queda la opción siempre de desconectar de todo, y que forma de hacerlo que meterte en una sala de cine por un par de horas (incluso más) y salir más preocupado de comentar la peli con otros que de que el mundo se vaya al guano.
Este año han sido 27 ocasiones en las que he pisado una sala, a las cuales hay que sumar otros 9 estrenos adicionales de este año que me he comido en casa bien en Blu-Ray o bien gracias a medios poco convencionales "emulianos" o "torrentianos" (ya sabeis que quiero decir). Y de entre todos estos me toca, una vez más, escoger mis 5 films favoritos del año, el que más me ha sorprendido (para bien o para mal) y la puta mierda más gorda que me he comido este año. Sin hacer mucho spoiler, decir que este 2019 ha continuado la preocupante línea de mediocridad en la que se ha instalado el cine mainstream en los últimos tiempos y en la que es tan difícil encontrar una obra maestra como una hez inmensa. Esto es algo que podréis comprobar al final del post, cuando repase todo lo que se ha quedado en el tintero dedicándole unas pocas líneas a cada peli.
Y como siempre digo, te pueden gustas más o menos, estar más o menos en desacuerdo con mis opiniones, pero si es así en lugar de quejarte, cierra la pestañita y vete a hacer otra cosa majo. Porque si de algo he acabado hasta los huevos en 2019 es de polémicas y linchamientos de Twitter y de fans talibanes de mierda. Claro que, como si alguien fuera a leer esto. ¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!
Y vamos ya con las menciones honorables.

MENCIÓN HONORABLE: VENGADORES: ENDGAME de Joe y Anthony Russo


El espectáculo revienta taquillas de este año y la peli que más pasta ha hecho en la historia del cine, al menos hasta que James Cameron se digne a ponerse tras las cámaras de nuevo por pura envidia. 
El cierre a los 12 años de Universo Cinematográfico Marvel que hemos vivido los fans comiqueros es una películas repleta de nostalgia (el mal llamado fan service) y que condensa en su hora final todo lo que los lectores de tebeos hemos querido ver en una pantalla gigante desde que descubrimos que las adaptaciones cinematográficos existían. No obstante, si bien como broche a una época podría calificarse como poco menos que magistral, como peli independiente tiene unos cuantos problemas que la lastran y la acaban colocando, por comparación, por debajo de otras muchas pelis del MCU a las cuales nada tiene que envidiar en cuanto a factura.
En primer lugar, son tres horas de película, algo que, por lo general, a no ser que tengas un pulso narrativo de maestro, suele resultar pesado. En segundo, se mete de cabeza en tramas con viajes espacio-temporales, algo que, a no ser que tengas la idea muy bien planteada en la cabeza, puede llevar fácilmente a confusiones, agujeros de guión y similares. Por lo demás, es una peli que consagra  definitivamente a sus actores protagonistas como poco menos que iconos de la cultura pop y en la que muchas de las pegas que uno le puede poner son apreciaciones personales (la inclusión forzadísima de la Capitana Marvel, por ejemplo). 
Comparativamente sale perdiendo con ejercicios anteriores del MCU (sin ir más lejos, ahí tenemos Infinity War, mi peli favorita de 2018), y si hubiera sido el único producto superheroico de este año pues seguramente habría entrado en la lista. Lamentablemente, hay otras que han colmado más mis expectativas que la superproducción de los Russo. Ahora, no cabe duda que ha puesto una bandera en la historia del cine, como cierre de una época y como taquillazo, que va a permanecer inamovible por bastantes años. Así que, que menos que dedicarle unas palabras por tamaña hazaña.


MENCIÓN HONORABLE: PARÁSITOS de Bong Joon-ho


Hace mucho que el cine coreano le tomó a la delantera a otros exponentes asiáticos como son el cine nipón o el chino. Corea viene pisando fuerte, y entre el K-Pop y sus exportaciones cinematográficas conseguirán adueñarse de buena parte de la cultura en años venideros, atentos a mis palabras.
Por mi parte, he de decir que no soy un aficionado a rabiar del cine coreano, ni mucho menos, pero si reconozco que casi todo lo que me he comido procedente de este país me ha gustado entre bastante y muchísimo. Vamos, que algo tienen los autores de ese país que resulta infalible para atraer al público y satisfacerlo.
Boong Joon-ho es un director reconocidisimo a nivel mundial, al cual sólo tenía presente por una peli que, en su momento, me causó vergüenza ajena (y que me gustaría revisar a día de hoy), como es The Host, aquella del monstruo marino deforme que atacaba Seúl. Si Endgame ha sido el éxito entre el público de 2019, la última obra del coreano, Parásitos, ha sido la que lo ha petado a nivel mundial entre la crítica. Casi todos los medios respetables la tienen en algún lugar en sus listas de lo mejor del año, se llevó una señora Palma de Oro a Mejor Película en el Festival de Cannes de este año y es practicamente impepinable que, de una forma u otra, va a estar considerada para los Oscar que están por venir.
Razones no faltan para alabarla, pues es un film de un gusto estético exquisito que baila constantemente entre géneros, saltando del drama al thriller y de este al terror puro y duro, pero sobre todo cultivando la comedia negra con ese punto hijoputesco que aún conservan en tierras orientales y que tanta falta hace en occidente en estos tiempos. Si al preciosismo visual y a la variedad de tonos y ritmos le sumamos un casting más que solvente, raro es que la peli no entre de fábula al espectador. Igual catalogarla de obra maestra como hacen muchos es columpiarse un poco. Casi parece que hacer esto es un deber social al ser su tema central la lucha de clases y las diferencias entre ricos y pobres, algo de lo que parece que todo el mundo ansía opinar. Pero vamos, que si uno lo analiza fríamente desde lo cual que la peli tiene valores, es muy entretenida y, ante todo, tiene calidad cinematográfica de sobra, que al final es lo único que importe. 
La cosa es que, para mi gusto hay pelis este año que me han gustado más que Parásitos, así que vamos a empezar despertando la controversia con...


5- SPIDERMAN: LEJOS DE CASA de Jon Watts


Me comí dos veces  Endgame en el cine y dos veces me comí la última del Hombre Araña también. Y poniéndolas en la balanza gana esta última de calle. 
Jon Watts y Tom Holland hicieron una envidiable carta de presentación del personaje con Spiderman: Homecoming , pero ha sido con esta Lejos de Casa donde lo han consagrado definitivamente como el Hombre Araña de las nuevas generaciones y, sobre todo, han demostrado que no necesita de una conexión tan íntima con el resto del MCU para hacer una peli cojonuda.
Entretenida a rabiar, con un puñado de personajes que desprenden carisma, desde esa Zendaya a la que ninguno nos tomamos en serio cuando se anunció como MJ en un principio hasta ese Jake Gyllenhaal con pintas de guarro encarnando a ese personaje de composición brillante que es Mysterio. Una peli en la que Spiderman tiene que conciliar su dura carrera de superheroe con las mil y un putadas que le pasan en su vida personal (y esto es la esencia del personaje en los tebeos) y en la que se muestra que la desinformación y los bulos de internet son tan poderosos que pueden ganarle la partida a un señor que se columpia entre los edificios mediante telarañas y puede levantar un coche en el aire con sus manos desnudas. 
Ya sólo este párrafo es suficiente para mostrar las virtudes que Lejos de Casa tiene en comparación a otros productos del MCU de este año, pero si a eso le sumamos la factura técnica impecable de estas pelis y el simpático tono de comedia que desprende a lo largo de sus dos horas, tenemos el que, seguramente, haya sido el mejor producto para todos los públicos que ha visto la luz en 2019.



4-  PUÑALES POR LA ESPALDA de Rian Johnson 


Si algo mejor que una comedia es un buen misterio. Y si hay algo mejor que un buen misterio es aprovechar este para hacer una lectura política. Y, por supuesto, hay algo que mejora 
esto y es juntarlo todo en el mismo recipiente y lograr hacer pura magia.
Puñales por la Espalda recupera el escenario y la estructura de los Whodunit (las clásicas novelas de Agatha Christie y similares) para ofrecernos un divertimento cojonudo en el que seguimos los esfuerzos del detective Benoit Blanc y la enfermera Marta Cabrera  por resolver el misterio tras la muerte del escritor millonario Harlan Thrombey  mientras la familia del difunto intentan sacar tajada de su fortuna estando aún caliente el cadáver. 
Un guión inteligentísimo sobre la hipocresía de la clase media y como escupimos al que está un poco por debajo de nosotros hasta que depende de este el que seamos un poco más ricos de lo que somos en este momento, para lo cual se vale de todos los arquetipos que podríamos encontrar en un día normal paseándonos por cualquier red social actual (el emprendedor, el troll de derechas, la feminista de pacotilla, la moderna progre new-age, el neoliberal, etc).
Todo ello al servicio de un casting coronado por un Daniel Craig pasadísimo de rosca y una Ana de Armas excepcional en su ya imparable carrera hacia el Olimpo hollywoodiense (y que parece predestinada a llevarse más de un premio a no mucho tardar) y redondeado por una serie de compañeros igualmente fantásticos entre los que encontramos a Jamie Lee Curtis, Don Johnson , Toni Collette, Christopher Plummer, Michael Shannon y a Chris Evans, que ya libre del escudo del Capitán América se recicla en un personaje hijoputesco y desagradable al que, para más inri, borda sin problema algunos.
Una peli en la que el entretenimiento durante la misma radica en la expectación que el propio misterio central de la trama genera pero que, al final, te deja en la cabeza todo el poso de todo lo que te ha estado contando durante la misma y en lo cual no habías reparado hasta ese momento.
Hay que quitarse el sombrero ante Rian Johnson, que si bien ya demostró en Looper, y lo vuelve a hacer aquí por partida doble, que tenía madera de buen director, debe ser ahora mismo uno de los seres más odiados por el fandom debido a su arriesgado enfoque del Universo Star Wars en Los Últimos Jedi. Probablemente Puñales por la espalda será recordada en el futuro como la peli que salvó a un pedazo de director de lo que parecía la crónica de una muerte anunciada a manos de los fans talibanes. Cosas como estas, mantienen viva la esperanza.


3- JOHN WICK: CAPÍTULO 3- PARABELLUM de Chad Stahelski


Si uno echa la vista atrás y repasa la evolución de la saga John Wick en cines (ya si lo haces en cines españoles, te cagas) uno no puede dejar de sorprenderse de como una peli que pasó casi de tapadillo ha logrado convertirse, entrega tras entrega, en el referente actual del cine de acción.
Chad Stahelski cuenta en esta tercera entrega con cinco veces más presupuesto que en la John Wick original y vaya si los aprovecha poniendo toda la carne en el asador. Acción y violencia cruda y chunga desde el minuto uno de metraje; coreografías aún más complejas; un director que puede permitirse por fin el lujo (bendito dinero) de ser excesivo en el diseño de producción, logrando así que una peli repleta de puñaladas, tiros y cuellos partidos sea, además, una de las más bonitas a nivel visual de este año, y un guión que se toma la molestia de construir un universo ficticio que va más allá de la acción desmedida sin razón alguna. 
Parabellum demuestra que aún queda John Wick para rato y que este es un personaje que verdaderamente da juego para continuar protagonizando historias. Keanu Reeves, aún habiendo demostrado mil veces lo mierder que puede llegar a ser como actor, parece haber nacido para encarnar al personaje (encomiable el esfuerzo a nivel físico que se ha currado para preparar las coreografías de ostias y tiros sin doble alguno). Le acompañan los ya habituales de la saga Ian McShane, Lance Reddick y Lawrence Fishbourne, y se unen a la fiesta dos intérpretes rescatados del cementerio de los acabados, Halle Berry y Mark Dacascos.
Peliculón ideal para todos aquellos que disfrutamos como enanos aplaudiendo cuando vemos a un señor partiendo el cuello a un ruso gigante utilizando una enciclopedia de lomo gordo como arma. La mejor de la saga hasta el momento y, probablemente, una de las mejores pelis de acción macarra de la década, si no la mejor.

2-  JOKER de Todd Phillips 



La gente se puso tan pesada y se flipó tanto con esta puñetera peli que por momentos me resistía a meterla en la lista. Al final hay que ser frío y objetivo, y al Cesar lo que es del Cesar: Joker es una peli cojonuda.
Partiendo del hecho de que cualquier parecido con un tebeo de DC es pura coincidencia (si acaso el Joker de Azzarello y Bermejo sería lo más semejante, pero eso es otra historia y será contada en otro momento) y que el título de Joker es, con toda probabilidad, la excusa que encontró Todd Phillips para que le dieran luz verde a una peli que, de otra forma, probablemente jamás hubiera podido sacar adelante, nos encontramos con una peli que no es de superheroes ni tampoco trata el orígen de un supervillano.
Joker habla sobre las peripecias de un enfermo mental al que la gente, a raíz de un momento en el que al prota se le va la pinza, encumbra como su nueva inspiración política en la que reflejarse. La gente se puso en su momento a proclamar  como locos que este Joker era el primer superheroe de izquierdas en combatir a los ricos cuando en realidad el film nos está contando que somos tan estúpidos y necesitados de una figura en la que vernos representados que somos capaces de encumbrar a un puto asesino como una figura mesiánica, lo cual demuestra que no sólo el mensaje de la peli es correcto, sino que es más necesario que nunca en estos tiempos.
La peli tiene un protagonista sórdido y malsano y se recrea en ese ambiente sucio y repugnante que tanto le debe a las pelis clásicas de Scorsese, principalmente a Taxi Driver y a El Rey de la Comedia (de la cual directamente fusila momentos concretos). El pilar sobre el que se sostiene toda la peli es la interpretación de Joaquin Phoenix, un trabajo estratosférico (con toda probabilidad, ya hay un Oscar a mejor actor que tiene su nombre grabado) que, una vez más, nos demuestra que estamos ante uno de los mejores intérpretes de los tiempos actuales. Aunque casi no sale de plano el jodido, por ahí aparecen como acompañantes Robert de Niro, Frances Conroy y Zazie Beetz, la negra de Deadpool 2.
Todd Phillips procedía de la escena underground neoyorquina y alcanzó la fama con la saga Resacón en las Vegas. Su retorno a terrenos más serenos con Juego de Armas y, sobre todo, con este Joker lo consagran como un director cojonudo (hay más de un encuadre en la puta peli que son pura maravilla) al que habrá que tener en cuenta en próximos años.
Por último es necesario recalcar dos cosas. La primera, que ole los cojones de Warner por dar luz verde a un proyecto así (aunque la rentabilidad de semejante IP estaba asegurada) en un momento en el que el cine basado en tebeos es todo diversión y colores. La segunda es que en otros años más fuertes (el 2018 sin ir más lejos), es probable que Joker las hubiera pasado más duras para entrar en mi lista de favoritas. Es sólo por la tremenda mediocridad  de las producciones actuales que ha acabado tan alto, y probablemente sea debido a esta que la gente se ha flipado tanto con la peli. Cuando te comes cien productos sosos, es normal que el espectador se venga arriba cuando uno de ellos está un poco por encima de la media, pero seamos sensatos, Joker no es una obra maestra, como tampoco es una puta mierda. Ahora, que es una peli verdaderamente estimable, eso es algo sobre lo que no hay duda alguna.

1- LA CASA DE JACK de Lars Von Trier


Y llegamos a lo más alto del año. Desde que Lars Von Trier abandonó el postureo del dogma y retrocedió hacia terrenos más estándares y alejados del arte y ensayo más indescifrable ha ido pariendo, poco a poco, productos cada vez más disfrutables para el público medio.
Su peli anterior, Nymphomaniac, fue una de mis favoritas en su año, y La Casa de Jack vuelve a trepar a lo más alto para ofrecernos una incursión en el cine de psychokillers con una cinta que nos narra la rutina diaria de un asesino de mujeres con un trastorno obsesivo compulsivo y una obsesión con el orden y la limpieza. Se escuda en el prestigio de su director para mostrarnos toda la crueldad, la ausencia de empatía y la misoginia que un personaje así tendría en la vida real, metiéndole ademas unas gotas de comedia negra y sin temer las repercusiones de cara a la crítica y el público actuales. Para alguien que encuentra a los psychokillers y su entorno como una materia digna de estudio, esto es maná caído del cielo.
Un Matt Dillon sin correa deslumbra a la par que estremece con su interpretación del susodicho asesino, protagonista absoluto de un film en el que el único actor al que se le permite destacar mínimamente por encima de este es al difunto Bruno Ganz, en uno de sus últimos papeles antes de fallecer. Las actrices, entre ellas Uma Thurman y Riley Keough,  son poco más que carnada para que el asesino les suelte su discurso antes de apuñalarlas, lo cual está bien, porque si esta es la norma de los slashers de toda la vida, ¿Por qué una cinta de psychokillers más "artie" no iba a hacer lo mismo?
A pesar de que Lars Von Trier ha reculado a ambientes más mundanos, se ha traído consigo todo el estilismo y el gusto estético que desarrolló en su etapa de cineasta cultureta puro y duro. La mezcla de ambos mundos da como resultado una peli que, al menos en su composición, es preciosista a más no poder. Es de hecho ese preciosismo el que provoca que, en su tramo final, Von Trier esté mas pendiente de componer una especie de cuadro barroco en cada secuencia que de darle ritmo al asunto, lo cual repercute en la peli, que se torna algo pesada en su desenlace cuando debería ser todo lo contrario.
Una contrariedad que emborrona un poco una peli que, por otro lado, podría haber sido redonda de otra forma. Y es que en verdad cuando una peli de este tipo sale bien de verdad la disfruto de la misma forma que el mejor espectáculo que el cine fantástico más mainstream. El cine que me gusta de verdad, ni más ni menos.

LA SORPRESA DEL AÑO: MIDSOMMAR de Ari Aster


El año pasado, una de las cintas que más dividió a público y crítica fue Hereditary, una peli de terror que para algunas generaba veneración y para otros poco menos que vergüenza ajena. Como buen cobarde que soy, la esquivé en su momento en el cine y ya sólo entrado el 2019 me la comí recien sacada del "torrente". Mi impresión, pues ni tanto ni tan calvo, pero era sin duda una peli lenta, pausada, pero disfrutable.
Con Midsommar todas las atenciones del fandom estaban puestas en Ari Aster, el director de esta y de Hereditary. Y esta si que me la tragué en el cine.
Vayamos por partes. De un tiempo para acá hay toda una hornada de directores jóvenes que maman del arte y ensayo más crudo pero que tienen su corazón puesto en el género fantástico y de terror. Cuando la mezcla de ambos mundos funciona salen cosas cojonudas como La Bruja de Robert Eggers (una de mis pelis favoritas de su año de estreno) o el Bone Tomahawk de S. Craig Zahler (el auténtico maestro en esta fusión de estilos, el que lleva un hat trick de peliculones en su filmografía). Por otro lado, hay otros que parecen avergonzarse de ser una peli de género e intentan inclinarse más hacia el terreno "artie" aunque salvando los bártulos del experimento. Aquí entraría por ejemplo el Suspiria de Luca Guadagnino, aunque aquí veníamos advertidos desde el principio. Y luego están los casos que directamente utilizan la idea que ellos tienen de género para darnos un producto que no se acerca ni de lejos al fantástico o al terror. El resultado es que el espectador se siente estafado y el producto resultante suele ser una puta mierda principalmente por lo desubicado que resulta al final. Aquí entraría, por ejemplo, la horrorosa Crudo de Julia Ducournau.
¿Dónde se sitúa Midsommar entre todos estos casos? Desde luego no en el de aquellas cintas que se avergüenzan de ser de género (aunque yo definiría a la peli antes como un thriller de línea dura que como una cinta de terror). Se presenta como una heredera moderna del clásico británico El Hombre de Mimbre, aunque aquí el terror radique menos en la atmósfera opresiva de la secta pagana en la que transcurre la acción y más en lo hijoputesco y malévolo que puede ser el rencor de una mujer despechada (por cierto, Hereditary y Midsommar, dos pelis en las que son las mujeres las causantes o portadoras del mal, ¿Algún trauma que confesar, Ari Aster?).
El diseño de producción es estupendo, la actriz protagonista, Florence Pugh, es todo un talento a exprimir y la habilidad tras las cámaras es innegable (pedazo de encuadres que se casca el director cada dos por tres). Para más inri, el conseguir generar una atmósfera de inquietud a plena luz del día es algo complicado que pocas veces se ha logrado en la historia del cine de género. Bien es verdad que igual peca de un exceso de metraje y de caer en la pedantería con tal de estirar el chicle un ratito más, pero verdaderamente es una peli que me entró divinamente en el cine, aunque me costó un pelín más una vez la revisioné en casa en Blu-Ray conociendo ya los giros del guión.
¿Y en que radica la sorpresa pues? Pues no sólo en que me he encontrado con un director a tener en cuenta cuando todo a mi alrededor me advertía de que podía ocurrir justo lo contrario, sino que me he dado cuenta definitivamente de que me gusta esta nueva tendencia de cine género lento y pausado cuando se hace bien. Me gusta, pero mucho.


LA PUTA MIERDA DEL AÑO: EL REY LEÓN de Jon Favreau 


Hay algo peor que hacer un remake malo de una película y es hacer una copia exacta a la que se le quita toda la simpatía y la gracia de la original. 
En su afán por rehacer en imagen real sus grandes clásicos, Disney estuvo rozando esta línea con esa versión  plano por plano de La Bella en la Bestia en la que un carismático reparto salvaba de la quema a una peli que, ya sólo por la sosez encarnada que era Emma Watson debería haber ido directa a la hoguera. Con El Rey León sin embargo han colmado el vaso, lo han desbordado y han dejado un charco en el suelo que va a costar secarlo la vida entera.
Sustituir a los dibujos animados por actores no suele salir bien. Sustituirlos por animaciones informáticas fotorrealistas es la peor alternativa posible. Si, bien es cierto que los efectos especiales han llegado a un punto que esto puede hacerse y que de el pego perfectamente, pero lo que se consigue al final es que los personajes se parezcan tantos a animales de verdad que pierden todo rastro de humanidad . Al final, la expresiva animación clásica ha quedado reemplazada por muñecos insulsos, muertos en vida.
Rehecha plano por plano, casi diálogo por diálogo, con el piloto automático puesto (una pena, porque Jon Favreau demostró en El Libro de la Selva que puede hacer algo de calidad con proyectos así), El Rey León parece más un video de prueba de las capacidades de una tarjeta gráfica o de un monitor de HD doblado por encima que una película en la que se haya puesto motivación alguna detrás. 
Quizá para los niños que jamás han visto El Rey León original pueda ser una experiencia satisfactoria, pero un espectador ya talludito sólo puede permanecer incrédulo viendo como minuto a minuto estropean todo lo que el clásico de su infancia tenía de bueno. Empezando por un casting en el que parece que sólo Seth Rogen y el anciano James Earl Jones se toman en serio el asunto y terminando por unos arreglos musicales en los que parece que Hans Zimmer se ha empeñado en escupir en su propia partitura (una BSO que, para más inri, permanece atenuada toda la peli, como si le diera miedo destacar y resultar emocionante).
Es desolador ver como la propia compañía que creo pura magia durante tanto tiempo se ha acomodado en explotar sus propios logros una y otra vez, pervirtiendolos en pos de sacarles rentabilidad (no en vano ha sido la segunda peli más taquillera del año y la cinta de animación que más ha recaudado en la historia). 
La crítica se volcó en recalcar todo lo que he mencionado y restregarla por el fango. El público por el contrario se deshizo en virtudes, claro que también hay todo un sector de este al que no le importa ver lo mismo una y otra y otra vez. Eso lo se yo y lo sabe Disney también, que tontos no son.
Cinematográficamente es un desastre, una copia nefasta, un ejercicio de autoplagio desganado y carente de toda intención por generar una respuesta emocional, una película muerta. Y aunque inofensiva, no deja por ello de ser lo peor que me he echado a la cara este año.


LO QUE SE QUEDÓ EN EL TINTERO...


-María, Reina de Escocia: Biopic sobre María Estuardo y sus rifi rafes con Isabel I por el derecho al trono de Inglaterra. A un año vista no la recuerdo apenas, con la salvedad de sus dos protagonistas, que recuerdo que estaban bastante bien. Siempre he dicho que la historia inglesa es propensa a aburrir, y parece que esta no es la excepción.

-Alita: Ángel de Combate: Posiblemente la película visualmente más apabullante de 2019. Carga con el sambenito de ser una adaptación a imagen real de un manga japonés, con el rechazo que eso conlleva para entrar bien al público occidental. Igualmente el guión podía haber merecido un repaso más y el final abierto para una secuela no ayuda a mejorar el regusto final que deja. Bien, sin más.

-Feliz Día de tu Muerte 2: Lo mismo de la primera parte pero rizando aún más el rizo. La mezcla de Atrapado en el tiempo y slasher noventero funcionó bien una vez, pero la reiteración del mismo esquema no invita a pensar que la cosa vaya a mejorar en el futuro. Se deja ver.

-Capitana Marvel: Una de las pelis más flojas del MCU. Su problema no es el mensaje feminista si no que lo muestren como si la audiencia fuera retrasada e incapaz de comprenderlo por sí sola. Aburrida y con una preocupante falta de inspiración en las escenas de acción. Salva los bártulos la prota, Brie Larson, que es una cachonda.

-Escape Room: Un Saw edulcoradísimo para las nuevas generaciones que aprovecha una moda de los tiempos actuales para montar su trama. Peli inofensiva de domingo por la tarde para pre-adolescentes que empiezan en el cine de terror.

-El Gordo y el Flaco: Estupendo biopic sobre los años crepusculares del dúo cómico. Tanto John C. Reilly como Steve Coogan están para que les den un puñado de premios a cada uno. Una pena que lo que nos cuentan no sea tan interesante como para que el espectador quede más motivado por ello.

-Nosotros: Jordan Peele sorprendió a todos con Déjame salir. El éxito como autor se le ha subido a la cabeza y ha provocado el parto de este mezcla de home-invasion y pseudo peli de zombies que pretende ser trascendente sin conseguirlo en ningún momento. El desenlace es de los de darles mil vueltas por el escaso sentido que tiene. Floja.

-Shazam: Una peli con un claro objetivo puesto en el público infantil en la que Warner y DC toman más como referente a Amblin que a Marvel. Visualmente espectacular. Mark Strong es el mejor Sivana que podían haber encontrado. Simpática.

-Cementerio de Animales: Adaptación de Stephen King pasada por el filtro que todas las pelis basadas en libros de este tipo tienen desde que se estrenó It. Es bastante fiel, lo cual sería algo bueno si no fuera porque la novela original tampoco es que diera mucho de sí. Bien, sin más.

-Pokémon: Detective Pikachu: Otra peli para chavales que señores de 30 años fueron a ver esperando encontrar algo más adulto. Es simple y es muy edulcorada, pero coño, que parece que se nos ha olvidado lo que eran los juegos de Pokémon. Bastante con han conseguido sacar un guión decente partiendo de semejante material. Eso sí, el diseño modernizado de los monstruitos es de diez.

- Hellboy: Una de las pelis más defenestradas del año. Su principal problema es querer condensar la mitad de los tebeos del personaje en dos horas y apoyarse sólo en unos efectos especiales espectaculares para venderse. Es floja pero me he tragado mil mierdas peores y con peores intenciones.

-El Hijo: Una especie de Elseworld sobre un pseudo-Superman que se vuelve un psicópata siendo niño. Se ha contado mil veces antes en los tebeos y mucho mejor que aquí pero se deja ver sin problemas, aunque los límites presupuestarios canten un poco en los momentos de mayor despliegue técnico.

-X-Men: Fénix Oscura: Otra peli de superhéroes que contó con el rechazo del fandom desde el primer momento. Su problema es que se ve claro que Fox sudaba pollas de como estaba quedando el resultado visto que iban a ser comprados por Disney en breves. La saga se despide mostrándonos que Fassbender ha sido un Magneto cojonudo y que Sophie Turner iba camino de ser una Jean Grey más que digna. Me gustan todas las pelis de los mutantes incluida esta, pero hasta yo reconozco que es la más floja de todas. Claro que, como iba a salir bien la cosa con semejante falta de interés de la producción.

-Godzilla: Rey de los Monstruos: Universal continúa proyectando su Universo compartido Kaiju con esta superproducción que tiene todo lo que echamos de menos en la primera parte. El diseño de las criaturas es acojonante y la trama también acojona por su falta de originalidad, algo esperable por otro lado. Me mola que los malos sean ecologistas que quieren liberar monstruos gigantes para que estos extingan a la humanidad, arreglando con ello los ecosistemas terrestres. Está guay, pero en realidad lo que todos queremos que el lagarto radiactivo se pegue de ostias con el mono gigante en la ya anunciada continuación.

-Venganza bajo cero: Una peli que nada tiene que ver con la saga Venganza. Es una comedia negra en la que Liam Neeson intenta vengar la muerte de su hijo pero acaba causando un chocho descomunal en un pueblo perdido del norte de los USA. Como peli está simpática pero como estrategia de marketing para llevar a la gente engañada al cine es impagable, algo que echaba de menos.

-Historias de miedo para contar en la oscuridad: Guillermo del Toro pone la pasta y las ideas para los muñecos. La pena es que la peli se quede en unos diseños molones y no de para mucho más aunque pretenda ser un Creepshow para los pre-adolescentes de hoy día.

-Erase una vez...en Hollywood: Tarantino pierde el pedal y se casca tres horas de peli donde nos presenta un collage de todas las cosas que le molan del cine de los 70 e intenta ser contemplativo sin que le salga bien. Cuando el espectador nota que podía haberse metido tijera en montaje y no habría afectado en absoluto al resultado final es que algo malo hay. No obstante, los momentos buenos de verdad son brillantes. Di Caprio y Brad Pitt están de lujo los dos y detrás de todos sus defectos hay escondida una peli estupenda. La cosa es que desde Malditos Bastardos se le exige una excelencia a Tarantino que esta vez no ha cumplido. Pero vamos, que nadie es perfecto y mucho menos Quentin.

-It: Capítulo 2: La segunda parte de It flojea respecto a la primera en los mismos puntos que lo hacía la segunda mitad del libro, lo cual demuestra que es una adaptación cojonuda de este. Es absurdo separar esta peli de su predecesora cuando no deja de ser el final de la historia que esta empezó. En conjunto será probablemente una de las mejores adaptaciones de King al cine de la historia.

-Sordo: Este pseudo-western español ambientado en la postguerra tiene la escena más transgresora para los tiempos actuales  que he visto en un cine en este 2019. Factura cojonuda, pasa por americana sin ningún problema. El protagonista destaca por encima de unos secundarios que en algunos casos acompañan bien al resto de elementos de la peli y en otros estorban. El guión merecía a lo mejor un repasito también, pero son pequeñas pegas para una peli que, por lo demás, está muy bien.

-Terminator: Destino Oscuro: Es una peli muy floja, pero su anterior entrega, Genysis, ya lo era. Clara prueba que no basta con traer de vuelta a una vieja gloria para remontar una saga que claramente dio muestras de agotamiento hace mucho. Que la dejen morir ya.

-El Irlandés: La marcapaquetada mancomunada de Netflix y Scorsese. Tres cabezas de cartel espléndidas de entre las cuales se corona Al Pacino, que da un recital de interpretación acojonante. Scorsese se maneja como nadie en estos terrenos de cine de mafiosos y criminales y lo demuestra una vez más. Es el Casino o el Uno de los Nuestros de esta década, ni más ni menos. Eso sí, son tres horas a las cuales hay que echarles ganas para comersela del tirón o verla a cachitos, en realidad da igual. Peliculón.

-Frozen 2: Flojísima secuela falta de toda inspiración. No potencia las virtudes de su predecesora y si da más cancha a sus defectos. Para ver y olvidar.

-Aladdin: Otra adaptación a imagen real de un clásico Disney. Guy Ritchie mete alguno de sus elementos característicos cuando puede en una peli donde pasa desapercibido casi durante toda el metraje. La idea que Disney tiene de como es un número musical de Bollywood es completamente ajena a la realidad. Valoraría el esfuerzo si pensara que los que trabajan en esto ignoran como se hacen las cosas en la India. Lo mejor, contra todo pronóstico, es el puto Will Smith haciendo del genio y tomando el relevo al difunto Robin Williams de manera más que solvente. Bien, sin más, sobre todo si la comparamos con la peli de animación original.

-Estafadoras de Wall Street: Una peli que habla sobre la crisis económica y sobre como unas strippers aprovecharon la coyuntura para drogar y sacarles la pasta a los clientes de Wall Street que pisaban su local. Da un mensaje sobre la libertad y la independencia de la mujer pero partiendo del hecho real de que pueden ser tan hijas de puta como los hombres. El papel de la puta vida de Jennifer López lo tenemos en esta peli, una señora que por cierto gasta un cuerpazo y una agilidad en con 50 tacos que ya quisieramos todos. Podría haberla dirigido Scorsese y habría hecho una dupla perfecta con El Lobo de Wall Street. Sorprendentemente buena.

-The Profesor and the Madman: Biopic sobre la confección del primer Diccionario Oxford y como esta cimentó la amistad entre el editor encargado del proyecto y un cirujano esquizofrénico ingresado en un psiquiátrico. Tiene problemas graves de tono y de ritmo pero no deja de ser por ello un entretenimiento intrascendente en el que destacan las cojonudas interpretaciones de Mel Gibson y Sean Penn. 

-Pavarotti: Un documental tras el cual es imposible que te caiga mal su protagonista. No sólo trata la carrera del popular tenor sino que hace hincapié en lo geniales que eran su círculo de confianza y como estos fueron tanto o más responsables del éxito a nivel mundial del cantante y de que el pueblo llano lo adorara tanto. Instructivo y simpático pero únicamente si te interesa el tema. Si no, no tienes nada que hacer aquí.

-Rocketman: Biopic musical sobre el ascenso a la fama de Elton John en el que el susodicho se droga y bebe mucho y tiene mucho sexo homosexual indiscriminado, algo que parece que han hecho toda estrella del rock que se precie. La misma estructura de siempre y la misma moraleja de todas las putas pelis que tratan estos temas. Ignoro cuando se empezó a producir, pero parece una vil consecuencia de Bohemian Rhapsody, a lo que no ayuda el hecho de que la dirija el tipo que sustituyó a Bryan Singer a cargo de esta última. El protagonista, Taron Egerton me convence, pero la música de Elton John me la pela muy fuerte, lo cual es un gran handicap para aguantar una peli donde esta está sonando todo el rato. Quitando esto, es una peli más del montón que no trae nada que no se haya hecho antes igual o mejor.

-Star Wars Episodio IX: El Ascenso de Skywalker:  Un peli entretenida con un problema muy gordo: que parece existir únicamente como un sucio parche con el que tapar todo lo que Los Últimos Jedi propuso, consiguiendo de esta manera que en esta última trilogía de pelis cada una quede desconectada de la otra completamente. Kylo Ren es el único personaje con un arco de desarrollo currado y satisfactorio y está interpretado por el mejor actor de toda la trilogía . Por lo demás, una pena que la visión que nos llevemos de esta tanda de pelis sea la de una oportunidad perdida. El final de este Episodio IX invita a enterrar a la saga y dejarla dormir por muchos años, pero todos sabemos que eso no va a ocurrir...