viernes, 1 de enero de 2021

ESPECIAL FIN DE AÑO: Mis 5 películas favoritas de 2020

Vaya. Vaya añito rico que nos hemos comido. En la puta vida nos habríamos imaginado ninguno la que nos ha caído encima, ¿verdad? Pero bueno, la cuestión no es recordar una vez más las desgracias y sinsabores sufridos (ya se encargan todos, desde las televisiones al vecino que te encuentras al bajar la basura, de hacerlo). Aquí he venido a dos cosas. La primera es darle un poco de vida a este blog moribundo. La segunda es hacer el consabido y obligatorio repaso al año cinematográfico (la única cita que sigo siendo incapaz de posponer a la hora de sentarme a escribir). Un año de cine rarísimo por el largo tiempo que hemos estado sin ellos por el confinamiento, por la falta de estrenos gordos hollywoodienses y por el auge de las plataformas de streaming, de las cuales soy muy poco asiduo a pesar de que en mi hogar existe Netflix y, desde principios de este año que se acaba, Amazon Prime (de ahí que muchas de los largometrajes que muchos otros se han comido a lo largo del año esten ausentes de mi lista). 

En resúmen, la falta de materiales, la falta de un calendario de estrenos que me "obligue" a acudir determinadas veces al año al cine y la falta de ganas por toda la situación vivida ha provocado que este año tuviera que elegir mi top 5 entre una lista de menos de 20 pelis, menos de la mitad de los estrenos que consumí el año pasado. El resultado es un podio rarísimo en el que han entrado films que en otro año ni siquiera los habría considerado para tal efecto. Acompañan al consabido ranking la sorpresa del año (para bien o para mal) y la que he considerado como la gran puta mierda del año, categoría que a punto ha estado de quedar virgen como así ha pasado con las habituales menciones honorables que suelo meter antes del top. Y para finalizar, como siempre, un repaso en unas pocas líneas al resto de pelis que se han quedado fuera de la lista por unas razones u otras.

Sin más, desear a todos un feliz año entrante en el que esperamos que vaya todo mejor, tanto para la salud como para la economía y, por que no, para el cine también, que sigue sin haber nada mejor que enchufarte un par de horitas a ver una peli cojonuda y olvidarte de todos los males.

Y ahora, sin más dilación empezamos con...

5. Aves de Presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn) de Cathy Yan

Y a esto es a lo que me refiero cuando hablo de pelis que ni de coña habrían tenido cabida aquí en un año normal. Aves de Presa es una peli injustamente tratada por los comiqueros incapaces de ver más allá de la fidelidad al tebeo (unos subnormales) y los obsesos anti-ideología de género que ven panfletos feministas donde no los hay (más subnormales todavía), sectores ambos a los que les deseo un feliz 2021 lleno de paro y neumonías bilaterales.

La peli no deja de ser un producto de entretenimiento más que potable, posiblemente de los más decentes del DCU (ese intento de universo cinematográfico compartido que, gracias a la desvergüenza de los ejecutivos de Warner, ha acabado pareciendo un pollo sin cabeza) de los últimos tiempos, y nada más que eso. Te la pones, echas un rato divertido, te ríes con los chistes y flipas un poco con las escenas de acción y a las pocas semanas la has dejado de lado por la siguiente tanda de petardos que Hollywood nos echa encima. Quizá por la escasez de esta segunda salva pirotécnica es que ha perdurado más de lo debido en mi memoria.

Margot Robbie se come la pantalla y los ojos del espectador con un papel que ya denomina y le permite lucirse todo lo que quiere y puede, a pesar de que su personaje intenta ser un intento a medio gas del Deadpool que tanto triunfó en el universo mutante de Fox. Ewan McGregor se casca una sobreactuación de villano ridícula de las que hacen leyenda. Junto a ellos un elenco de personajes que queda bastante deslucido, sobre todo cuando lo plantan en la misma escena junto a las dos cabezas de cartel ya mencionadas. Y todo ello rodeado de la estética recargada heredera a partes iguales del formato Guardianes de la Galaxia de Disney y de esa puta infamia que fue Escuadrón Suicida.

Dirigida de manera competente la china-americana Cathy Yan en su debut hollywoodiense y escrita por la misma tía que se encargó hace unos años de la peli del Transformer Bumblebee, la peli estaba predestinada (y yo diría que estudiada para que así fuera) a ser defenestrada por los pesados ya mencionados anteriormente y alabada por las féminas ansiosas de ver la siguiente sucesora de Capitana Marvel en pantalla grande, como así ocurrió en los meses que siguieron a su estreno.

Sin ser la revienta taquillas que Warner esperaba, Aves de Presa tuvo la fortuna de ser una de las últimas pelis de Hollywood en estrenarse en condiciones antes de la pandemia  y de ahí que hiciera unas cifras decentes que aseguran la continuidad de las aventuras de Harley Quinn en el inminente (si el Covid quiere) reboot de Escuadrón Suicida que James Gunn tiene para estrenar en este 2021. Veremos que pasa.

Y como dije, una peli de las de ver, pasar el rato y olvidar que en otro año más normal no habría ni aparecido por aquí.


4. Los Nuevos Mutantes de Josh Boone


Y otra que en un año en condiciones ni habría tenido en consideración para la lista. Ahora bien, lo que diferencia a Aves de Presa de Los Nuevos Mutantes es que a esta última le falta el canto de un duro para ser una peli comiquera cojonuda. 

Lo mejor que se puede decir de ella es que es totalmente distinta a cualquier peli del universo X-Men hecha anteriormente. El concepto de coger a un grupo de personajes mutantes juveniles y cascarse una peli de terror con ellos pedía más atrevimiento y, desde luego, una calificación PG-R. La idea de armar el reparto con las estrellas jóvenes en alza en la televisión del momento era también una baza que invitaba a pensar en el éxito entre el público más millenial.

Y sin embargo estamos ante el gran proyecto maldito de Fox. Su estreno inicial estaba pensado para el 2018 pero entre la compra de Fox por parte de Disney, la presunta desgana de los ejecutivos de la primera para con el proyecto (la misma que presuntamente mandó a X-Men: Fénix Oscura a la verga), los consiguientes remontajes y rerodajes de escenas y la sensación patente de un equipo y reparto cada vez más desapegado del proyecto y centrado en otros asuntos acabó por enterrar a la peli en el abismo. La que estaba concebida a ser el puntal en el que montar una de las ramas futuras del Universo X-Men en el cine acabó en el limbo y a punto de ser relegada de las grandes pantallas a las plataformas de streaming.

Y es una pena, porque la cinta tiene un diseño de producción muy conseguido para lo humilde (en comparación con las producciones de Disney para que nos entendamos) que es, una ambientación inquietante bien plasmada, una dirección bien planificada y un reparto, encabezado por una deliciosa Maisie Williams alejada del registro de la empoderada Arya que tantó caló en los fans de Juego de Tronos y una Anya Taylor-Joy en estado de gracia, que mola un puñado. Bien es verdad que se notan los remontajes, sobre todo en el desenlace deslavazado que intuyo que es un sustitutivo del cliffhanger que enlazaría con la supuesta secuela que nunca será. Bien es verdad que, como he dicho, le falta más grafismo (una violencia más descarnada y chunga le habría dado más vidilla a la cosa) y más vicio (tenemos dos polvos adolescentes cortados por el guión que otra mente más preclara habría mantenido para terminar de enlazar la cinta con el terror juvenil de décadas pasadas). Pero con sus defectos tiene más intenciones y personalidad que mucha de los productos superheroicos que llegan a nuestras pantallas.

A mí me gustó mucho sin ser una gran película ni por asomo, y es bastante probable que añada una copia suya en Blu-Ray a mi colección en un futuro. Mayor halago que este no se le puede dedicar.

Dirigía para la ocasión Josh Boone, un tipo que venía de hacer pelis románticas y que, después de esto parece haberse asentado en el terror con la adaptación del Apocalipsis de Stephen King que está emitiendo ahora mismo la CBS. La peli fue una de las que se estrenaron en verano tras la reapertura de los cines y como tal, tuvo unas cifras en taquilla bastante pobretonas, aunque según tengo entendido, lo petó en su salida en streaming en Amazon Prime. 

Nada me haría más feliz que tener en un futuro una continuidad de la cinta en formato serie, con una califiación adulta y toda la visceralidad que le falta a esta incluida. Pero me da que es una esperanza vana, pues a pesar de que los planes de Disney pasan por el lanzamiento de una plataforma streaming de contenido más adulto, la tentación de incluir a los mutantes en la mina de oro que es el MCU es demasiado grande. Una pena, penita, pena.

3. El Faro de Robert Eggers

Y una más que otro año habría estado fuera. Ya avisé de que consideraba infame la lista de este año.

Robert Eggers me voló la cabeza con su debut cinematográfico, La Bruja, una peli de terror reposada y atmosférica estupenda que fue una de mis favoritas de su año. Con su segundo proyecto ya me tenía comprado desde que lanzó ese trailer que nos invitaba a pensar que se trataba de una peli de corte lovecraftiano.

Bien, pues la idea que tenía en la cabeza y la realidad final de la película poco tenían que ver. En primer lugar yo, personalmente, no considero a El Faro una peli de terror. En todo caso sería una especie de thriller psicológico con muchos y muy marcados toques autorales. De la misma forma creo sinceramente que en esta ocasión las decisiones directivas de Eggers no sólo no aúpan al conjunto de la obra sino que dejan a aflorar la pedantería y el ego que el autor tiene dentro. Al final si uno lo piensa un rato la elección de un formato inusual para la peli y el rodarla en blanco y negro no tienen razón de ser más allá de ser una marcapaquetada estilística (en contraposición por ejemplo a una peli de este mismo año como es Mank que, a pesar de lo postmoderna que es, está rodada con técnicas parecidas porque intenta imitar una época en la que las películas se rodaban así). Igualmente el subtexto de la peli es de esos que están tan enterrados en la forma presentada que no queda claro a la primera ni aunque te lo suelten los personajes a la cara literalmente. 

Aunque con este alegato parezca que estoy mandando al carajo a la peli más que alabarla, al final esta tiene suficientes cosas buenas para tenerte pegado a la pantalla a pesar de ser un producto densito como es. Mismamente, con todas sus cosas, tiene ideas visuales muy buenas; planos cojonudos de los de enmarcar y colgar en la pared y un dueto interpretativo magistral que es, al final, lo que verdaderamente va a quedar en el recuerdo de esta película. Por un lado, Willem Dafoe, con mogollón de años de carrera y halagos a sus espaldas, y por otro el ya no tan joven Robert Pattinson, que ha visto en este 2020 su consagración como actor a tener en cuenta y apunta a que, proximamente, tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los grandes del momento (quien lo habría dicho cuando lo vimos en Crepúsculo, ¿verdad?). Ambos están para llevarse un Óscar a su casa cada uno de ellos.

Es muy peligroso acercarse al cine de género desde esa perspectiva autoral. Tienes que ser muy bueno para que te salga algo potable, y aún así, siempre te queda el riesgo de que si sacas el pie del tiesto más de la cuenta acabes convirtiendo una peli buena en algo odioso. El Faro se acerca peligrosamente a este límite pero acaba al final en el lado digno de la raya, aunque, como llevo diciendo durante todo el post, en otro tipo de año se habría quedado fuera de la lista.

Mucho mejor me habría caído la peli si en verdad hubiera habido un monstruo cthuliano oculto en lo alto del faro como yo me imaginaba.

2. Jojo Rabbit de Taika Waititi


Esta si es probable que hubiera metido en la lista en un año normal (no se si tan alto en el podio, eso sí), y al igual que la que está en primer lugar, es una peli de 2019 que se estrenó en nuestro país en 2020. A todos aquellos que digan que eso no la califica para figurar en la lista les digo que le den a la cruz de la pestaña de arriba y se vayan dando las gracias al salir.

Curiosamente sea el film del que menos tengo que decir de toda la lista. Taika Waititi escribe, dirige y se reserva el papel de Hitler en esta comedia protagonizada por un niño nazi que, con la tontería, se convierte en la mejor película que se ha cascado en lo que lleva de carrera. El niño protagonista, Roman Griffith Davis, es entrañable y consigue el nada desdeñable logro de ser un personaje infantil principal para nada odioso. Scarlett Johansson nos enseña la pedazo de actriz que había oculta debajo del rictus de la Viuda Negra y demuestra que es con cosas como esta y no con coñazos de arte y ensayo con lo que se va a quitar el encasillamiento del MCU. Entre los secundarios, encontramos a otro joven talento en alza, Thomasin McKenzie; al crack de Sam Rockwell alzándose como siempre haciendo de comandante de las juventudes hitlerianas; al contrahecho de Stephen Merchant haciendo lo mismo como agente de la Gestapo; a Rebel Wilson consiguiendo no darme asco por primera vez en su carrera y al mencionado Waititi con el que te partes el culo bien a gusto.

El diseño de producción mola un montón, el trabajo de dirección es estupendo, el humor presentado funciona que te cagas y al final la peli resultante es divertidísima. ¿Que más le podemos exigir a una peli de 2020?

1. 1917 de Sam Mendes

Y por fin una GRAN peli de verdad. De hecho, la única de todas las que he visto este año que me ha dado sensación de cine bueno de verdad al cien por cien.

Sam Mendes se sacó la chorra a principios de año con este alarde de profesionalidad con este drama bélico montado en falso plano secuencia que se convirtió, desde el momento en que la vi, en una seria candidata a todos los premios de dirección posibles del año. El trabajo tras la cámara es encomiable y el de la sala de montaje es igual de excelso, pero es en la fotografía donde la peli te deja con la mandíbula caída en el suelo (la escena nocturna debe ser una de las secuencias más logradas de la última década con diferencia). "Mis dieces" a Roger Deakins, el responsable de la fotografía de este peliculón y autor también del trabajo fotográfico de otros peliculones en lo visual como son el Valor de Ley de los Coen, Blade Runner 2049 o Skyfall, tambien con Sam Mendes.

Llevan la voz cantante en la peli dos jóvenes protagonistas, George Mackay y Dean Charles-Chapman, que llevan con la solvencia de un actor el doble de veterano que ellos el no salir practicamente de plano durante todo el metraje de la peli . Les acompañan una serie de breves pero intensos cameos que no voy a desvelar, pues parte de la gracia de la peli está en lo inesperado de estos mismos.

Con todo, resulta ser la peli bélica más inmersiva que recuerdo haberme echado a la cara nunca, y posiblemente también una de las más crudas. Mendes ha firmado un clásico moderno, que no le quepa duda a nadie, y como tal, 1917 ha sido reconocida en pasadas galas de premios con sendos galardones, incluyendo un merecidísimo Óscar a la fotografía del señor Deakins. La única peli verdaderamente imprescindible de este año. No había competencia posible.

LA SORPRESA DEL AÑO: Tenet de Christopher Nolan


Normalmente este hueco lo suelen ocupar pelis mediocres o buenas que me han sorprendido para bien por encima de lo que me esperaba de ellas en un principio. Este año es todo lo contrario.

Antes de entrar en detalles decir que soy más defensor que detractor de Nolan y que Tenet al final es una peli entretenida que se puede ver sin problemas y sin sufrir ningún daño por ello. El problema es que Nolan en su afán de darle la vuelta a conceptos ya sobados con tal de no hacer una peli corriente y moliente se ha cascado un thriller de acción de casi tres horas de duración con un concepto de viajes en el tiempo que te genera más sombras que luces a lo poco que pienses en él y que, una vez puesto en práctica, se muestra ridículo en la gran pantalla, más aún cuando el responsable es alguien como Nolan que no se caracteriza por ser un excelso director de acción. La trama no es ininteligible como muchos dicen, pero peca de dejar al espectador innecesariamente en la sombra y de cascarse momentos de "explicación" que dan más risa que otra cosa.

Tampoco ayuda a la cosa un casting presidido por un John David Washington soso como el pan sin sal y acompañado por la rubia gigante Elizabeth Debicki, que interpreta a un personaje que da pena que no haya sido escrito para una peli mejor que esta; un sobreactuado Kenneth Brannagh al que alguien debería avisar ya de que no siempre puede actuar como si estuviera haciendo Shakespeare encima de un escenario y un Robert Pattinson que, sin comerlo ni beberlo, se convierte en el mejor elemento del film, consagrando así un poquito más su ascendente carrera como actor.

Con todo esta peli tenía más problemas en el escaparate que en la tienda en sí. En primer lugar el hype que se generó ha acabado siendo contraproducente. El elevado secretismo con el cual se produjo y rodó el proyecto hizo pensar a los fans de turno en una presunta nueva revolución cinematográfica de la cual Tenet está a años luz. Igualmente, Nolan, en su afán de protagonismo, se auto erigió como el héroe que venía a salvar a la industria del cine del desastre pandémico. El resultado, sumado al efecto de la Covid: pérdidas para Warner de casi 100 millones de dólares tras su paso por los cines y unas críticas muy polarizadas entre los que la consideran una maravilla y una puta mierda pinchada en un palo.

Ni tanto ni tan calvo. Tenet es una peli decente por mucho que yo esperara algo más de ella. Lo que si es verdad es que bien le vendría a Nolan volver a hacer una peli sencillita y complaciente como El Truco Final, Insomnio o los Batman y dejarse de intentar retorcer el lenguaje cinematográfico con cada nuevo trabajo, porque corre el riesgo de que, a causa de ello, se acabe cascando el gran bodrio al cual muchos nos tememos que va a a acabar llegando.

LA PUTA MIERDA DEL AÑO: Capone de Josh Trank

Como dije al principio, pensaba que este espacio se iba a quedar vacío por primera vez a causa de la baja producción cinematográfica del año. Pero gracias a dios, siempre acaba asomando alguna boñiga por alguna parte.

Josh Trank debutó en el cine con un found footage de superheroes muy chulo como es Chronicle, y acabó quemado de la industria después de que Fox supuestamente alterara hasta la deformidad su adaptación de los Cuatro Fantásticos convirtiéndola en el coñazo marinero que resultó siendo al final. De ahí que se lanzara a planear en 2016 un proyecto personal como era este biopic de los últimos momentos de la vida del gangster Al Capone. En 2018 consiguió levantar el proyecto, que tenía como fecha de estreno este 2020. El Covid se lo llevó por delante, pero no antes de que empezaran a circular los rumores procedentes de los mercados del cine de que el tipo se había marcado una pedazo de mierda inmensa. Al final acabó estrenándose directamente en Video On Demand y llegó a nuestros lares de la mano del tío "Torrente"...y ratifico que es una bazofia de mucho cuidado.

Como cualquiera que vaya a la Wikipedia puede comprobar, Al Capone murió con el cerebro podrido por la sífilis, y Trank considera que la mejor manera de mostrar eso es con una peli que no cuenta nada y que alterna los delirios visuales propios de un mal cineasta autoral con escenas cotidianas con la estructura de un sketch de José Mota que bien pueden terminar con el mafioso sufriendo un ictus o cagándose encima o alguna desgracia parecida. En el fondo de la peli no hay un afán por humanizar al personaje pero tampoco por mostrarlo como el hijo de puta que fue. Por lo que muestra, podría ser un mes en la vida de cualquier anciano con demencia senil. A Capone le acompañan una serie de personajes secundarios que parece que van a aportar algo de chicha a la trama pero no llegan a lograr nada, siendo el colmo una trama secundaria con un supuesto hijo bastardo del mafioso que ni se resuelve ni aporta nada más que minutos de metraje vacíos de contenido.

Capone debe ser uno de los biopics más desafortunados de la historia del cine, pero la puntilla la pone sin duda Tom Hardy. Mira que se ha cascado papelones en el pasado y ha demostrado ser un actorazo, pero aquí está para reventarle el cráneo con dos piedras, impostando la voz como un teleñeco (y según que plano maquillado como tal), hablando un italiano macarrónico y acometiendo escenas como una en la que un Capone vestido con bata y un pañal cagado se imagina tiroteando a un grupo de sicarios con una tommy gun dorada como si no hubiera nada raro en ellas, tomándoselo todo demasiado en serio. ¿De verdad se imaginaba este hombre que estaba haciendo un papelón para una gran película?

Ha habido pocas cosas claras en este 2020, pero una de ellas es que raro será Josh Trank después de su espantada por la puerta de atrás de Hollywood y de esta pedazo de infamia vuelva a tener la oportunidad de hacer algo reseñable. Ojalá me equivoque, porque la verdad es que el chaval prometía al principio de su carrera, pero merecido lo tiene.


LO QUE SE QUEDÓ EN EL TINTERO...


-Wonder Woman 1984: Peores ingredientes que los que ofrecía la primera entrega de las aventuras de la amazona componen una secuela bastante peor que su predecesora en la que un Pedro Pascal sobreactuado hasta niveles "Nicolas Cagesianos" se alza como lo mejor de la película. Le sobra media hora perfectamente pero se deja ver sin problemas. Eso sí, por Dios, que para la siguiente alguien haga algo con ese doblaje nefasto de Gal Gadot y sus coetáneas de Themyscira.

-Mank: Fincher firma el primero de sus trabajos de su contrato leonino de exclusividad con Netflix con este biopic construído a partir de un guión escrito por su difunto padre sobre los años de gloria de Herman Mankiewicz, el guionista de Ciudadano Kane. Una factura postmoderna para reflejar el Hollywood dorado envuelven una peli que casi aburre más que entretiene y que puede ser un tostón de cuidado si ni siquiera estas familiarizado con las figuras de la época. Cuando la HBO se cascó un telefilm en los 90 que cuenta casi lo mismo pero logra ser diez veces más entretenido es que algo raro pasa con tu peli. No obstante, Gary Oldman está estupendo.

-Underwater: Survival horror submarino con un intento de Cthulhu. Kristen Stewart está algo mejor que de costumbre a pesar de parecer más una paciente de quimioterapia que una científica. Por lo demás, una peli de SyFy hecha con pasta y con gente competente a los mandos. Un matatardes de domingo.

-El Hombre Invisible: Producción de Blumhouse que toma el relevo al fracasado Dark Universe de la Universal. Alabo que en pleno 2020 sigan encontrando formas de darle una vuelta a la historia del hombre invisible para lograr algo original con ella. Condeno que el único atisbo de terror lo huela en los minutos iniciales en los que al hombre invisible ni lo olemos todavía. Podía haber sido una peli de terror estupenda con la violencia de género como protagonista sin tanto artificio de por medio. A camino entre el "meh" y el "no me gusta".

-The Owners: Maisie Williams no es tan buena actriz aún para conseguir levantar ella sola este home invasion británico típico y tópico. Mala con avaricia.

-La verdadera historia de la banda de Kelly: Justin Kurzel se cascó años atrás un Macbeth brutal en lo formal y en lo estético. Después de eso todo ha ido de mal en peor. Esta reinterpretación de la historia del forajido Ned Kelly me recuerda a esos montajes operísticos modernistas que destrozan la obra original. A pesar de estar estupendamente dirigida, esta historia pedía algo más mainstream y no la pedantería autoral que es. Lo mejor, la risible obesidad de Russell Crowe. Un coñazo soberano pero muy bonito de ver. Sería un gran salvapantallas animado.

-Ammonite: La oportunidad de presentar un icono feminista desconocido para el público estándar tirada por el retrete en pro de una historia de amor LGTB de estructura ya sobadísima hoy día. Kate Winslet destaca pero no deslumbra y el "nude debut" de Saoirse Ronan es incandescente. Por lo demás, bastante aburrida.

-Saint Maud: Cinta de terror que sigue la línea autoral tan popularizada en estos últimos años. Su corta duración consigue que parezca más ágil de lo que es en realidad. El rollo religioso "creepy", el papelón de su protagonista y los tres o cuatro momentos impactantes que tiene hace que me caiga en gracia. Está chula.

-Possessor: Me sigue flipando que en el momento de la carrera de David Cronenberg en el que más cultureta es, sea su hijo Brandon en el que nos de todo lo que esperábamos que siguiera haciendo su padre. Una propuesta muy chula, efectos prácticos de la vieja escuela, violencia burrísima cuando hace acto de presencia, un desarrollo lento y un desenlace algo anticlimático pero coherente con lo presentado. En consecuencia, una peli de terror decente, maja, pero no la leche como todos los fans del terror idiotas dicen.