lunes, 16 de noviembre de 2015

GOLDENEYE de Martin Campbell



Título: Goldeneye
Dirección: Martin Campbell
Guión: Jeffrey Caine, Bruce Feirstein, Michael France y Kevin Wade
Año: 1995
Intérpretes: Pierce Brosnan (James Bond), Izabella Scorupco (Natalya Simeonova), Sean Bean (Alec Trevelyan), Famke Janssen (Xenia Onatopp), Gottfried John (General Ourumov), Alan Cumming (Boris Grishenko), Robbie Coltrane (Valentin Zukovsky), Desmon Llewellyn (Q), Samantha Bond (Moneypenny), Judi Dench (M)


Cuando se habla de Goldeneye hay que ponerse en situación. Tras la poco fructífera etapa con Timothy Dalton como 007 la saga se tomó un respiro para replantearse los conceptos. Había que traer a Bond un poquito hacia el presente, actualizar la acción pero respetando el modelo planteado por todas las películas anteriores de la saga. A mí personalmente me gusta ver la etapa de Pierce Brosnan cómo una transición entre las películas más ligeras y casi casi que coñeras de Roger Moore y la acción desenfrenada de las actuales cintas con Daniel Craig a la cabeza. El resultado es una mezcla de conceptos que no terminan de casar bien, y que dan cómo resultado una etapa irregular en la que se dieron cita algunas de las peores películas de toda la saga Bond, hasta el punto de que parece que Goldeneye, la película que dió el pistoletazo de salida a dicha etapa fue la única que se tomaron algo en serio.

En la peli, un grupo criminal roba de unas instalaciones militares rusas los códigos de lanzamiento de una antigua arma espacial soviética, el Goldeneye, cargándose a todos los trabajadores del centro con la excepción de la programadora Natalia Simeonova. En respuesta a esto, Bond será despachado por la inteligencia británica con el objetivo de detener los planes de esta organización, un caso que le pondrá en contacto con hechos trágicos de su pasado acaecidos durante la Guerra Fría.
La Guerra Fría, cuánto le debe el género de espionaje a esos turbios años del siglo XX...y la película lo sabe bien, ambientando prácticamente toda la acción en Moscú, en un ambiente post comunista en el que sin embargo aún se respiran los últimos estertores de ese régimen caído, cosa que el film se molesta en recalcar desde esos créditos iniciales guapísimos en los que bellas mujeres se contonean entre hoces, martillos y los símbolos de los gloriosos líderes soviéticos.
Por tanto, de principio una ambientación buena a la que acompaña unas escenas de acción solventes pero que nunca llegan a ser todo lo espectaculares que podrían llegar a ser, a pesar de que tienen los escenarios y las situaciones apropiadas para lograrlo si se hubieran esforzado en ello (que la escena más espectacular de la cinta sea la persecución en la que Bond literalmente destroza las calles de Moscú con un tanque...tiene tela). Al margen de esto, la peli pincha por más sitios de los que debería.

En primer lugar, tarda muchísimo en arrancar, vale que el prólogo es vital para entender la película, pero es que hasta prácticamente los tres cuartos de hora los villanos no roban el Goldeneye ni Bond llega a Moscú, y la peli no llega a las dos horas. Puede que por aquel entonces (los años 90) esto fuera la leche de ágil, pero a día de hoy, donde lo más normal es un non stop en las pelis de acción se hace lento de cojones y se aprecia muchísimo todas las escenas que fueron introducidas a capón para rellenar metraje. Y eso que quien está detrás de la dirección es el mismo responsable de la que sería años después el debut de Daniel Craig como Bond, Casino Royale, la cual tenía unas escenas de acción y un ritmo a años luz de esta película (¿Estaba Martin Campbell aprendiendo a dirigir, simple casualidad o acaso es desde entonces va a ser el responsable de inaugurar la dirección de cada nueva etapa en la saga Bond? ¿Acaso volverá tras las cámaras para dirigir al próximo James Bond que vendrá tras Daniel Craig?).
Segundo, la relación entre Izabella Scorupco, a la que nos quieren colar como la chica Bond, y el propio 007 no hay dios que se la crea, simplemente porque la química entre ellos es inexistente desde el primer momento, aparte de que la verdadera chica Bond de esta película es la sádica villana Xenia Onatopp, interpretada por esa actriz que sin ser especialmente guapa tiene algo que parece invitar a cualquiera a pegarle un empujón que es Famke Janssen
Tercero, ciertos detalles de la película están muy desaprovechados, siendo el principal el villano, Jano, el hombre de las dos caras, un supuesto villano en la sombra con el que resulta que se puede contactar fácilmente, con un supuesto maquiavélico plan de venganza contra Gran Bretaña que no deja de ser poco más que un vulgar atraco y que ni siquiera, a pesar de que así nos lo venden, hace físicamente honor a su nombre.
Cuarto y último, que este último visionado de la película me ha servido para darme cuenta de que Pierce Brosnan es un actor malo de pelotas que únicamente tiene dos registros, el de serio y el de cachondeo, y que es incapaz de salir de estos en ningún momento, con lo cual las escenas donde se supone que tiene que expresar algo que no sea esto resultan creíbles de ninguna forma.
Acompañan a las cabezas del reparto Robbie Coltrane (el Hagrid de la saga de películas de Harry Potter), el difunto, y muy feo en vida, Gottfried John (el Julio César de la Astérix y Obélix contra César), el asqueroso de Alan Cumming interpretando a un personaje igual de asqueroso, el veterano Desmond Llewelyn volviendo a su sempiterno papel de Q y los debuts , discretos eso sí, de Judi Dench y Samantha Bond, como M y Moneypenny respectivamente.
Finalmente, y a pesar de que el resto de la banda sonora es una cosa más bien anodina, he de decir que el tema que acompaña a los créditos iniciales, interpretado por Tina Turner y compuesto por Bono el de U2 como favor personal hacia la cantante, me parece una de las mejores canciones que ha tenido la saga Bond en toda su historia.

He de decir que,cuando era más joven,Goldeneye me parecía una película cojonuda y, sin duda, de las mejores de Bond que había tenido la oportunidad de ver por aquel entonces. Ahora, con este nuevo visionado, sin embargo, no me ha parecido tan buena ni de broma. Entretenida, si, y sin duda la mejor de toda la etapa de Pierce Brosnan, pero también la clara muestra de una fórmula que estaba agonizando y que hasta la llegada de Daniel Craig no se actualizaría como debía para atraer a la audiencia de los tiempos modernos.


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