viernes, 4 de noviembre de 2016

EL INCREÍBLE HULK de Louis Leterrier



Título: El Increíble Hulk (The Incredible Hulk)
Director: Louis Leterrier
Año: 2008
Guión: Zak Penn y Edward Norton (no acreditado)
Intérpretes: Edward Norton (Bruce Banner/ Hulk), Liv Tyler (Betty Ross), William Hurt (General Thaddeus Ross), Tim Roth (Emil Blonsky), Tim Blake Nelson (Samuel Sterns)

Año 2008. Tras la finalización de la trilogía de Spiderman de Sam Raimi, de la primera trilogía de X-Men y de que la Fox declarara oficialmente muertas las franquicias de Daredevil y los Cuatro Fantásticos tocaba explorar nuevos terrenos. Nos encontrábamos todavía en una época en la que Disney aún no había comprado Marvel, ni había creado su propio estudio cinematográfico y distribuidora, Marvel Studios, ni se había apropiado de la práctica totalidad de los derechos de distribución de sus personajes (aunque poco faltaba), por lo que estos continuaban repartidos entre distintas compañías. Por un lado, de la mano de Paramount Pictures se estrenó en abril de dicho año 2008 la primera entrega de Iron Man , que fue todo un pepinazo y que, por todos es sabido, colocó la primera piedra que permitió el nacimiento del Universo Cinematográfico Marvel tal y como lo conocemos hoy día. Por otro, los estudios Universal preparaban su propio blockbuster para ese verano que no era otro que un reboot que adaptaba de nuevo los tebeos del Increíble Hulk (cuyos derechos había recuperado Marvel para dicha ocasión) a la gran pantalla. Previamente en 2003 ya habían tanteado esos terrenos estrenando la primera adaptación gorda de Hulk dirigida por Ang Lee (la cual si Dios quiere será algún día reseñada en esta santa casa). Esta película es sin duda alguna una "rara avis" dentro del cine de superhéroes y muchos fans criticaron en su momento lo densa que era y lo falta que estaba de escenas de acción. Así pues, tocaba hacer lo contrario: pirotecnia y espectáculo. Para ello la Universal echó mano de la agenda de contactos y contrató al francés Louis Leterrier (director de las dos primeras pelis de la saga Transporter), el cual ya había sido candidato previamente para dirigir Iron Man antes de que Jon Favreau se llevara el billete dorado. El resultado fue El Íncreible Hulk.
A pesar de venderse como reboot el film engaña al espectador al comenzar la acción en Brasil, donde terminaba el Hulk de Ang Lee. Allí Bruce Banner se esconde de los militares norteamericanos mientras intenta buscar una forma de curar su condición y eliminar a su alter ego de una vez por todas. Sin embargo, un accidente volverá a ponerle en la mira del ejército norteamericano y su viejo rival el General Ross a la vez que encontrará una nueva amenaza en la forma de un agente de operaciones especiales llamado Emil Blonsky.
Inicialmente se consideraron como potenciales protagonistas a David Duchovny (el agente Mulder de Expediente-X) y a Mark Ruffalo (quien, irónicamente, encarnaría al personaje en Los Vengadores en la que es para muchos, incluido un servidor, la versión cinematográfica definitiva del Goliat Esmeralda), pero finalmente los productores decidieron fichar como protagonista a un ser repugnante y asqueroso que fue bautizado por su madre como Edward Norton. Este señor tenía ganada a pulso en Hollywood una fama de megalomaníaco y controlador que una vez más volvió a demostrar en esta ocasión exigiendo reescribir el guión a su antojo como requisito para aceptar el rol, cosa que hizo hasta el punto de retocar constantemente sus escenas durante todos los días que duró el rodaje. Dicho esto, he de decir que ni Norton es tan buen actor como para exigir esos caprichos (de hecho, en mi opinión y salvo contadas excepciones, es un actor muy del montón e hipersobrevaloradísimo), ni demuestra aquí ese supuesto talento ni convence físicamente en ningún momento como Bruce Banner. Tampoco es que uno pida maravillas para una peli de estas características, pero por lo menos que uno se crea de verdad a los personajes sería algo deseable. Esto último es un hecho que también ocurre con la "partenair" de Norton, la señorita Liv Tyler, que no solo no convence tampoco como Betty Ross sino que además llega a convertirse en un personaje francamente molesto que estorba más que ayuda a fortalecer el conjunto de la película.
Junto a la parejita tenemos también como villanos a William Hurt como el General Ross y a Tim Roth como Emil Blonsky, más conocido en las páginas de los cómics como la Abominación. El primero queda retratado perfectamente moviéndose en esa línea difusa entre el militar que sabe con certeza que el monstruo verde que caza es una amenaza sin parangón y el civil con un resentimiento particular hacia el hombre dentro del monstruo. El segundo se aleja de su caracterización del tebeo para mostrarse como un soldado veterano de mil batallas que acaba obsesionándose con el poder que representa Hulk y, sobre todo, con la idea de derrotarlo en combate. Una reinterpretación cojonuda del personaje y un trabajo muy solvente de Tim Roth (quien por cierto estuvo en la película finalmente por insistencia de Leterrier, pues ni Norton ni la productora lo querían dentro del proyecto) que resulta ser posiblemente lo mejor de la película.
En papeles muy secundarios y con objetivos claramente referenciales encontramos a Ty Burrell encarnando a un psicólogo conocido como Leonard (y más conocido en los cómics bajo el pseudónimo de Doc Samson) y a Tim Blake Nelson interpretando a un científico llamado Samuel Sterns, que no es sino el alter ego del mítico villano de Hulk conocido como el Líder (un dato con el que, de hecho, jugaron en la película de cara a potenciales secuelas).  Igualmente y ya que estamos tratando el tema referencia, la película no anda escasa de estas (aparecen los famosos pantalones morados del Goliat Esmeralda, alguna que otra mención a SHIELD y un cameo de cierto superhéroe marvelita de gran importancia) pero sorprende sobre todo la cantidad de referencias a la serie de TV protagonizada por Lou Ferrigno y Bill Bixby, sobre todo en la secuencia de apertura del film, y es que al parecer tanto Tim Roth como Leterrier y el guionista Zak Penn son grandes fans de la susodicha serie, especialmente este último, el cual quería acercar más la película a ese espíritu televisivo, un deseo que lamentablemente no pudo cumplir. Además, como detalle curioso, hay que recalcar la existencia de una escena eliminada en la que Banner viaja al Ártico para intentar suicidarse, logrando solo que Hulk resurja y provoque la destrucción entre casquetes de hielo. En dicha escena aparece entre los casquetes resquebrajados y en forma de cameo el escudo del Capitán América, de manera que de haberse incluido oficialmente esta escena dentro del metraje, no habría sido otro que el Goliat Esmeralda el responsable de desenterrar al mismísimo Steve Rogers de su prisión helada.
Indudablemente han pasado ya ocho años desde que se estrenó esta película y los efectos digitales cantan un poco en ciertos momentos pero aun así, a día de hoy, siguen sorprendiendo los diseños tan puercos y salvajes (inspirados muchísimo en las ilustraciones comiqueras de Dale Keown) tanto de Hulk como de la Abominación, especialmente en las secuencias donde se mueven entre sombras, cuando menos se nota el CGI y más inquietantes resultan para el espectador. Además, las escenas de acción son super dinámicas y muestran un despliegue de medios acojonante, como no podía ser menos en una cinta de estas características.
El peso de la reciente Iron Man era mucho y los recuerdos del Hulk de Ang Lee en la mente de los fans muy malos, por lo que el público le dio la espalda. Costando unos 150 millones de dólares consiguió recaudar poco más de 260 millones a nivel mundial. Dio dinero, pero comparado con los 585 millones que recaudó Iron Man esto era viruta. Dos películas de Hulk con grandes presupuestos, dos películas que no fueron los grandes super éxitos previstos. Es lógico que actualmente los estudios Marvel bajo el amparo de Disney no quieran arriesgarse con una película individual viendo los resultados pasados (aunque he de decir que dado el fanatismo actual por el Goliat Esmeralda tras Los Vengadores esta sería a día de hoy una bomba atómica sin ninguna duda).
Aun así, en conjunto, El Increíble Hulk se nos muestra como un producto meramente entretenido. Pasable. Se puede ver y disfrutar sin problemas pero se nota mucho que aún estaban aprendiendo a manejar estos personajes y enfocarlos correctamente y que al Universo Cinematográfico Marvel aún le quedaba mucha práctica. Sin embargo, una cosa es segura, viendo estos productos pasados no ayuda a uno si no a darse cuenta de lo bien montado y lo efectivo que es el mercado cinematográfico marvelita actual. Que dure por muchos años más si Dios quiere. 
Eso sí, el cochambroso doblaje al castellano de Lou Ferrigno en el momento del "Hulk, Smash!" es motivo suficiente para fusilar al responsable y enterrar su cadáver en cal viva. ¡¡HEREJÍA!!



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