Título: México Bárbaro
Directores: Isaac Ezban, Laurette Flores Bornn, Jorge Michel Grau, Edgar Nito, Lex Ortega, Ulises Guzmán, Gigi Saul Guerrero y Aaron Soto
Año: 2014
Guión: Isaac Ezban, Laurette Flores Bornn, Jorge Michel Grau, Edgar Nito, Lex Ortega, Alfredo Mendoza, Paulo Riqué, Gigi Saul Guerrero y Aaron Soto
Intérpretes: Dulce Alexa (Laura), Sara Camacho (Valeria), Ramón Medina (Conejo), Anuar Zuñiga Naime (Pepe), Harold Torres (José)
Películas antológicas (osease, pelis compuestas de varios cortometrajes unidos para llegar a una duración de peli estándar, a veces con un hilo conductor que enlaza unos otros, a veces sin el) tienen su protagonismo en el género de terror al menos desde los años 80 y Creepshow,y seguramente existan precedentes a esta aunque yo los desconozca. Sin embargo, en los últimos años, una serie de pequeños éxitos han supuesto lo que se podría considerar una revitalización de este tipo de films, que en algunos casos ha salido bastante bien (V/H/S y V/H/S 2) y en otros no tanto (The ABC's of Death y V/H/S: Viral), habiendo también unos cuantos casos que no he tenido el placer de desgustar pero que han cultivado críticas de todo tipo, tanto positivas como negativas, entre críticos y público especializado (Truco o Trato y The Poughkeepsie Tapes). Era cuestión de tiempo que cinematografías ajenas a la americana.
México tiene la sana costumbre de intentar costumbre de copiar al vecino del norte siempre que puede en el tema del cine de género. Desde, por lo menos, los años 90, este ha sido un país con una producción cinematográfico colosal en lo referente al mercado del home-video, habiendo cobrado protagonismo en los últimos años las narco películas, que se producen a toneladas y se venden en cantidades ingentes. Así, en 2014, el director de cortometrajes Lex Ortega juntó a unos cuantos de sus colegas para dar luz a su propio proyecto antológico de terror, el cual tendría un leitmotiv claro: basar todos los cortometrajes incluidos en las leyendas populares y las tradiciones de su país de orígen. De entre estos compadres, algunos tenían ya experiencia en largometrajes (como puede ser Jorge Michel Grau, director de la peli de caníbales Somos lo que hay, o Isaac Ezban, que con El Incidente hizo sus pinitos en la ciencia ficción), pero la mayoría no habían pasado de ponerse tras las cámaras en algunos cortos. Con esto quiero decir que no es de extrañar de que casi todos los cortos están rodados siguiendo lo que podría considerarse una plantilla que un estudiante de cine seguiría para aprender a rodar un corto, con todos los tópicos habidos y por haber, como el meter un filtro en blanco y negro para que el resultado sea más "artístico" o introducir digitalmente un grano falso y esos efectos de celuloide añejo que tan desafortunadamente popularizaron Rodríguez y Tarantino con su Grindhouse. Todo esto unido al consabido HD de cualquier cámara de vídeo actual, que hace que todo quede lustroso y hace pasar por un profesional decente a alguien que si le quitaras todo el artificio quedaría como un manazas.
México Bárbaro sufre además del talón de Aquiles de cualquier película construida a partir de fragmentos: que algunos son mejores y otros peores, que unos funcionan bien y otros no lo hacen tanto. Los cortos de la peli incluyen historias de fantasmas, brujería pagana, una reinterpretación del Coco y de algunos otros monstruos populares de la cultura mexicana entre otras cosillas. De todos ellos, únicamente uno me ha parecido verdaderamente destacable siendo, por el contrario, los más largos de todos ellos, aparte de una muestra de ineptitud palpable, mortalmente aburridos. No obstante, a nivel de efectos prácticos y maquillaje, hay que romper una lanza a favor de los responsables porque, sinceramente, para los medios con los cuentan, son francamente memorables y están, en su mayoría, bastante bien resueltos. Adicionalmente, se podría decir también que pecan un pelín de guarretes, metiendo tetas y mujeres en paños menores a la mínima que pueden, y de innecesariamente provocadores (vemos cosas tales como una violación al cadáver de un niño, un monstruo que viola a una chica mientras vemos explícitamente la polla de goma de este y como le entra en la boca a la víctima o una tía que tiene que beberse la sangre menstrual de su hermana para evitar que un espíritu le absorba el alma a través del ojete), en lo que supongo que será una pura maniobra de marketing para llamar aún más la atención del fan del cine de terror medio, que en muchos casos busca desesperadamente la siguiente muestra de mal gusto y depravación que se pueda ver en una pantalla (cosa que no condeno, pero que es preferible verla cuando viene a cuento). El resultado final que obtenemos es una peli que entra bastante bien por los ojos pero que demuestra ser pura fachada y envoltorio dorado una vez traspasamos lo que vemos a primera vista. Un producto irregular y fallido que, sinceramente, no podría recomendar a ningún fan del género o de este tipo de películas que se precie.
Fuera de su país de orígen, la peli no hizo mucho ruido, pasándose con más pena que gloria por algún que otro festival. Ahora, entre el selecto público mexicano, la cinta fue un auténtico boom, esputando una secuela en 2017, una explotación bajo el nombre de Aztech, suponiendo la consagración de de los responsables de la misma como "jóvenes promesas" (lo cual les vino muy bien para que algunos sacaran por fin adelante sus proyectos de largometraje gracias a esa moderna forma de mendicidad llamada crowdfunding) y el que incluso cierta gente comience a hablar de una "Nueva ola de cine de terror mexicano" como ya ocurriera años atrás, aunque con kilómetros de diferencia en cuanto a calidad, con sus homónimos franceses. Ver para creer.
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