sábado, 2 de enero de 2016

SCARECROW de Emmanuel Itier


Título: Scarecrow
Director: Emmanuel Itier
Año: 2002
Guión: Jason White, Emmanuel Itier y Bill Cunningham
Intérpretes: Tim Young (Lester), Tiffany Shepis (Judy), Roxanna Bina (Stephanie), Belinda Gavin (Rhonda), Richard Elfman (Sheriff), Mark Irvingsen (Granjero Hailey )

Tras el visionado reciente de Leprechaun, y en lo que espero a obtener sus respectivas secuelas, aproveché a añadir a mi lista de pendientes una serie de películas de ese subgénero no escrito de "películas con monstruo estrafalario asesino". lista que ahora afronto con auténtico horror, pues la primera de ellas que me he dignado a visionar ha resultado ser una de las cosas más infames que me he echado a la cara en los últimos tiempos.
En un pueblo de la América profunda un chaval bastante rarillo (y feo como un diablo), carne de bullying de su instituto, pilla a su madre fornicando con un señor con bigote, el cual le persigue por un campo de maíz y acaba asesinándolo por accidente, lo que provocará que, por arte de magia potagia el chaval se reencarne en el cuerpo de un espantapájaros e inicie una venganza contra todos aquellos que le jodieron en vida.
Al igual que la anteriormente mencionada Leprechaun, esta es deudora del espíritu cachondo de esas entregas de Pesadilla en Elm Street donde Freddy Krueger iba soltando coñas antes de cargarse a los chavales, con la salvedad de que mientras que estos dos personajes mencionados tenían carisma, el espantapájaros de esta película es de las cosas más penosas vistas alguna vez en el género de terror, un personaje sin gracia alguna que antes de cargarse a la peña se dedica a dar saltos mortales y piruetas innecesarias y que se tira cincuenta minutos de película sin cometer un sólo asesinato para ,en apenas cinco minutos, esquilmar a prácticamente la mitad de la juventud del pueblo.

Enumerar las cagadas de la mierda que los responsables de esta patraña llaman guión sería un largo ejercicio de paciencia que no me encuentro en condiciones de afrontar, basta decir que hay momentos en el que estoy seguro de que los actores improvisan sus diálogos con catastróficos resultados, obteniendo así perlitas cómo unos críos que se preguntan que "¿Qué diablos es eso?" ante la visión de un cadáver humano o un sheriff que afirma que un hombre con cuatro cortes en la cara es "el peor crimen que ha visto en su vida" a pesar de que dos minutos antes estaba contemplando el cuerpo muerto de un chaval apuñalado en el cuello con una mazorca de maíz. Igualmente, situaciones absurdas a lo largo de la trama tenemos para dar y tomar, pero que no os engañe esto, la peli no es de esas que es tan mala que acaba siendo divertida, sino un coñazo insoportable plagado de planos de campos de maíz, de nubes y de las sucias calles del pueblo para rellenar metraje y llegar a la hora y media justa que dura la cinta, de conversaciones adolescentes absurdas que no acaban nunca y de una primera mitad de la peli innecesariamente larga que podría haberse resumido en diez minutos dejando así sitio para lo que verdaderamente atraería a alguien lo suficientemente inconsciente como para ponerse esto que es ver al espantapájaros cargándose a sus víctimas (ni que decir tiene que el terror y las escenas de tetas brillan por su ausencia mientras que el gore si que hace acto de presencia, pero de una forma tan cutre y chabacana que casi habría sido mejor que no lo hubiera hecho, pues a pesar de haber visto la luz en el 2002, la peli parece todo un slasher zetoso de los 80).  Si tuviera que escoger una escena determinada de la película para el recuerdo me quedaría con esa en la que un enterrador está cagándose en todo porque no hace más que morirse gente mientras al fondo el espantapájaros lo observa escondido detrás de un árbol para luego, tras hacer ambos contacto visual, desaparecer, una secuencia que debería aparecer en la enciclopedia junto a la definición de "meter con calzador".
He hablado antes de actores pero debería haberme referido a ellos cómo esos infraseres que según los créditos interpretan papeles en la película. Todos ellos actúan con una desgana que llega a asustar salvo uno, el protagonista, un tal Tim Murray (que casi fallece durante la película a causa de complicaciones sanitarias relacionadas con la diabetes que padecía), que se maraca una sobreactuación de campeonato tanto con el traje de espantapájaros como sin él y que, cómo he dicho antes es feo a más no poder, hasta el punto de que puedo asegurar que tiene los ojos más horrendos que ha visto el cine desde los tiempos de Marty Feldman. Cómo participante tenemos, en un breve cameo que no he podido ser capaz de identificar, a Anthony C. Ferrante, semi famoso en los círculos más freaks hoy en día por ser el director de la saga de películas de Sharknado, el cual además ejerce aquí las funciones de productor ejecutivo y supervisor de efectos especiales (que ya os digo que supervisar, supervisó poco, porque telita tienen estos), lo que es una muestra más de los círculos de mierda en los que se mueve esta cochambre.

Dirige esta purulencia un tal Emmanuel Itier que aparte de acometer un trabajo completamente negado,casi amateur, en el que hay momentos que la cámara tiembla sin control en los planos cercanos porque el equipo no tiene ni un puto trípode para colocarla (por no hablar de las ralentizaciones que coloca sin venir a cuento o de los planos que repite una y otra vez, por ejemplo, para simular varios disparos sobre un mismo cuerpo, efecto que, obvia decir, queda como el puto culo), tuvo que hacer frente durante el rodaje a las quejas de los vecinos de la localidad en la que está rodada la cinta, pues por lo visto tanto equipo técnico como actores daban más por culo que trabajaban, hasta el punto de que, según se dice, se produjeron asaltos al set por parte de vecinos encolerizados, así cómo también por parte de  un vagabundo que, en su fervor alcohólico, clamaba que los responsables de la película eran pecadores y el espantápajaros en su cruz de madera una mofa a Jesucristo.

Cuando uno junta todos estos datos y se pone a investigar empieza a atar cabos al encontrarse con que esta pestilencia es un producto defecado por parte de la archifamosa compañía The Asylum (responsable de cientos de películas videocluberas de monstruos así cómo de los famosos "mockbusters", clones de películas de gran éxito rodados con cuatro pesetas que se estrenan casi al mismo tiempo que estas con el fin de que algún pardillo acabe picando), que en sus tiempos primigenios ya daba muestras de la puta sirvengonzonería en la que acabaría convirtiéndose con los años.
La cinta costó 250.000 dólares, se rodó en ocho días y está dedicada a Dario Argento (en lo que debe ser el equivalente cinematográfico a que un persona que no conoces en absoluto te escupa en la cara cuando vas andando por la calle tranquilamente). Aun así, debió resultar rentable en el videoclub, pues dió lugar a dos secuelas, Sacarecrow Slayer y Scarecrow Gone Wild, esta ultima lanzada en DVD en España bajo el título de Novatada Sangrienta.

Por si no ha quedado claro, una putísima mierda que no concibo que pueda gustar a nadie en este planeta, y que no merece ni el tiempo que gasta uno en contemplar la asquerosa portada.


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